La Emperatriz que regresó en el tiempo - Capítulo 202
—¿Por qué? ¡Por supuesto que se preocupaba por ti! ¡Te veía como a su gemela! Él quería protegerte, pero simplemente no pudo desafiar a su padre.
Eliana apretó los dientes y dijo:
—Eso es solo una excusa cobarde. Él nunca… ¡Nunca detuvo a mi padre!
—Damián quería que te casaras y te fueras de la casa. Pensaba que cualquier hombre sería mejor que su padre…
Eliana bebió de su taza de té. No podía creerlo. Cerró los ojos con fuerza y los volvió a abrir. La ira que tenía en el rostro se disipó poco a poco.
—Lilliana, basta con esa historia. No me parece un buen tema para ponernos al día.
—Pero…
Lilliana nunca pensó que Eliana no sabría la verdad. Quería que ella dejara de malinterpretar a Damián. Pero sentía una fuerte hostilidad de parte de Eliana hacia él.
—¿De verdad quieres defender tanto a un hombre con el que ya no estás? Además, ¿qué sabes de Damián si solo eras su pareja sexual?
—¡No era su pareja sexual! ¡Éramos serios!
Eliana se burló ante el grito de Lilliana.
—Aunque lo fueses, era una relación inapropiada. Lo de ‘serios’ es lo más absurdo. ¿Todavía lo ves, por casualidad?
—¡Claro que no!
—Es bueno que tú y Damián tengan algo de cordura. ¿Qué hubieras hecho si hubieras tenido un hijo de Damián?
Al oír la palabra ‘hijo’, los ojos de Lilliana se llenaron de lágrimas. Eliana se sintió incómoda al verla llorar.
—¿Lilly…?
—Snif… ¡Si hubiera tenido un hijo, no sería tan horrible!
Lilliana empezó a sollozar. Eliana se olvidó de su ira y se quedó perpleja.
Lilliana gimió por un buen rato. Se secó las lágrimas con el pañuelo que Eliana le ofreció y por fin llegó al punto principal.
—Me dijeron que tú sabes muchos chismes de la alta sociedad…
—¿Yo?
—¡Tienes a Verónica Heirn! Sé que ella es tu informante.
Lilliana se sonó la nariz en el pañuelo. Luego, con los labios temblorosos, preguntó:
—¿De verdad el príncipe heredero Hereise tiene una amante?
—¿Qué? ¿De verdad te crees ese chisme?
Ahora Lilliana empezó a llorar a mares. ‘¡¿Cómo se supone que debo encontrar a la amante del príncipe Hereise que está embarazada de su hijo?!’.
Eliana se sintió muy incómoda con Lilliana, que lloraba desconsoladamente frente a ella. Por lo general, era Lilliana quien consolaba a Eliana cuando a ella se le salían las lágrimas. Lo contrario era muy raro.
—Espera, Lilly. No llores y cuéntamelo con calma. ¿De verdad crees que el príncipe heredero tiene una amante?
Lilliana asintió y, con voz entrecortada por el llanto, le contó lo que le había dicho su sirviente.
Eliana la escuchó en silencio y luego se tocó la barbilla y dijo:
—Verónica no me cuenta todos los chismes de la alta sociedad. Le preguntaré por separado y te diré.
—¡Ahora! ¡No puedes llamarla ahora y preguntarle? ¡A mí no me importa!
Lilliana estaba tan desesperada que no le importó mostrar su rostro arruinado por el llanto.
Poco después, Verónica, que había sido llamada por Eliana, entró a la sala de visitas. Se sobresaltó al ver la cara de Lilliana.
‘¿Será que Su Alteza la hizo llorar…?’. ‘¿Venganza contra su vieja amiga?’.
Eliana suspiró ante la mirada sospechosa de Verónica y le dijo:
—Yo no la hice llorar. Más bien, ¿hay algún chisme sobre el príncipe heredero y una mujer?
Verónica frunció el ceño como si estuviera pensando profundamente y luego dijo:
—No, nada en absoluto. Todas las jóvenes con las que el príncipe heredero ha salido ya se casaron.
—¿Ni uno solo?
—No. El único rumor sobre el príncipe heredero es que se ha vuelto muy cercano a Su Majestad la emperatriz. Va al palacio de la emperatriz y, a veces, Su Majestad también va al palacio del príncipe.
Eliana casi escupe el té que estaba bebiendo.
—¿Qué? ¿El príncipe heredero va al palacio de la emperatriz?
Hereise ni siquiera se atrevía a respirar cerca del palacio de la emperatriz, a menos que quisiera molestarla. ¿Acaso no había aparecido con cara de pocos amigos en la fiesta de té del palacio de la emperatriz?
—Sí. Incluso la emperatriz lo visita a menudo en su palacio. Se dice que los dos se han vuelto mucho más cercanos.
—Es verdad. Yo también me sorprendí al principio.
Después de Verónica, Lilliana también estuvo de acuerdo. Eliana se sobrepuso a la sorpresa y se puso a pensar.
—El primer rumor que se extendió fue… ¿que ‘una sirvienta había quedado embarazada del príncipe heredero’?
—Así es, Su Alteza. Pero ahora ya no se escucha.
—Eso significa que hay una mujer que va al dormitorio del príncipe. Pero hay pocas sirvientas en el palacio del príncipe y si de verdad hubiera quedado embarazada, se habrían dado cuenta de inmediato. Además, si una sirvienta fuera al dormitorio del príncipe, los sirvientes lo sabrían de primera mano. Tampoco te habrían dicho algo así, Lilly.
Lilliana asintió ante la deducción de Eliana. Ella también había revisado a las sirvientas del palacio del príncipe heredero, pero no había encontrado nada. No había ni una sola sirvienta con el cabello rubio platinado.
—Entonces podría ser una sirvienta del palacio del emperador o del palacio de la emperatriz.
Los ojos de Lilliana se abrieron de par en par ante el murmullo de Eliana. Eliana le explicó con calma:
—El lugar al que más va el príncipe es el palacio del emperador y, hace poco, empezó a ir al palacio de la emperatriz. Entonces, hay que buscar en esos dos lugares.
—…¿Cómo no se me ocurrió?
—Claro, si no es una sirvienta, todo es inútil. Busca a una sirvienta que haya desaparecido o haya dejado su trabajo recientemente.
Lilliana asintió con los labios temblorosos. Entonces, Eliana pensó por un momento y dijo:
—Si es una sirvienta del palacio de la emperatriz, es posible que siga trabajando ahí.
—¿Por qué?
—Piénsalo. Una sirvienta del palacio de la emperatriz es alguien de la emperatriz. Si esa mujer queda embarazada del príncipe heredero, podría empujarte a un lado y convertirse en la princesa heredera. ¿Crees que la emperatriz dejaría pasar esa oportunidad de oro?
Emperatriz Beatrice era una persona que podía planear muchas cosas solo con que una de sus mujeres quedara embarazada del hijo de Hereise.
Eliana no dijo nada más, pero la cara de Lilliana se endureció. Eliana se llevó tranquilamente la taza de té a la boca.
De repente, Verónica dijo con horror:
—E-entonces, si algo le pasara al príncipe heredero… ¿Ese niño en el vientre de la sirvienta se convertiría en el único nieto imperial…?
Un escalofriante silencio se apoderó de la sala de visitas.
⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅
Flint regresó a casa tan pronto como se puso el sol. Había rechazado la invitación de Hereise de cenar juntos. Quería cenar con Eliana después de mucho tiempo.
Tan pronto como cruzó la puerta principal, Flint le preguntó a Gilbert, por costumbre, el paradero de Eliana.
Parecía que ella había reanudado su vida social desde el día anterior. Por lo tanto, era poco probable que estuviera en casa a esa hora.
—Su Alteza no salió hoy. En cambio, la señorita Jane asistió en su lugar.
El rostro de Flint se iluminó un poco al escuchar a Gilbert.
—Sería bueno cenar juntos después de tanto tiempo.
—Les diré que se preparen. Lord George dice que Su Alteza se ha sentido muy cansada últimamente.
George, a su manera, estaba dando a entender que la duquesa estaba embarazada, pero ni Gilbert ni Flint lo entendieron.
—Tendré que llamar a un médico para que la examine. Dile al chef que preste más atención a la comida. Ah, ¿se está tomando bien la medicina?
Eliana había estado tomando la medicina que Morgan le había recetado. Pero la había dejado tan pronto como supo que estaba embarazada.
Como Gilbert parecía no saber, Flint continuó preguntando:
—Estaba tomando una medicina para fortalecer su cuerpo… ¿Ya se le terminaron los ingredientes?
—Lo verificaré.
—No, le preguntaré directamente. ¿Dónde está Lia?
Flint tenía la intención de cenar con Eliana y aconsejarle que se fuera al norte. Sin embargo, no pudo cenar con ella.
—Su Alteza está profundamente dormida.
Esas fueron las palabras que le dijo Verónica a Flint tan pronto como entró al comedor.
—Aun así, debería comer algo. Está durmiendo demasiado.
Verónica sentía picazón en la lengua. ‘En realidad, ¡Su Alteza está cansada porque está embarazada!’.
Pero no podía decirlo. Era tarea de Eliana anunciar la existencia del bebé primero.
—Comió un bocadillo ligero antes de comenzar su trabajo, así que está bien.
—¿Puede un bocadillo compararse con una cena?
Verónica puso una cara incómoda. ‘¿Acaso la hará despertar a la fuerza?’. Afortunadamente, Flint no le pidió que la despertara, ni tampoco la despertó él mismo.
—Envía la cena en cuanto Lia se despierte.
—Sí, Su Alteza.
—…Espera.
Flint llamó a Verónica, que se estaba dando la vuelta. Él movió los labios y preguntó con cuidado:
—Sé sincera conmigo.
—…¿?
—¿Lia me está evitando por casualidad?
‘¿Estará muy enojada por la pelea que tuvimos? ¿Será que me comporté demasiado a la antigua? ¿Acaso de verdad se creyó que la castigaría?’. El rostro de Flint se oscureció.
Verónica, con una fuerza sobrehumana, se contuvo de reír. Pero no pudo ocultar la risa que asomaba en su voz.
—Su Alteza está realmente dormida. Y no está enojada en absoluto. Al contrario, estaba preocupada de que usted pudiera estar enojado.
—Entiendo. Lo que te pregunté… manténlo en secreto.
—Sí, guardaré silencio.
Verónica inclinó la cabeza y salió del comedor.
Tan pronto como cerró la puerta, se rio a carcajadas. Cuando le dijo que no estaba enojada, el rostro del hombre se llenó de alivio.
—Qué coincidencia, ambos pensaron lo mismo. Se estaban preocupando de que el otro estuviera enojado.
Ante el murmullo de Verónica, la sirvienta preguntó, confundida:
—¿Se pelearon los dos?
—Sí. Pero creo que ya lo resolvieron.
Ante las palabras de Verónica, la sirvienta dijo con una cara llena de emoción:
—¡Es el poder del amor! Se dice que las peleas de pareja son como cortar el agua con un cuchillo.
⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅
Apenas Eliana se despertó, informó que quería comer.
Verónica, siguiendo las órdenes de Flint, le pidió a las sirvientas que trajeran la comida. También les recordó que no se olvidaran de su propio bocadillo.
—¿Cree que la princesa Lilliana podrá encontrar a la amante del príncipe heredero?
Verónica preguntó mientras masticaba una magdalena que le trajeron de bocadillo. Eliana respondió, distraída:
—Sería mejor si no la encuentra. Significaría que la amante del príncipe heredero no está embarazada.
—Pero la amante podría no ser una sirvienta. Podría ser una criada…
—Si la criada del palacio imperial tiene un estatus bajo, no podría amenazar el lugar de Lilliana. Quizá ya se encargaron de ella. Para ser honesta, ¿crees que Su Majestad el emperador se quedaría de brazos cruzados si supiera de su existencia?
Verónica asintió con la cabeza, de acuerdo. Jane, que no entendía la conversación, ladeaba la cabeza una y otra vez. Eliana le dijo:
—Verónicaa te contará los detalles más tarde. Lilliana me visitó hace un rato.
—¿Ah, la princesa Sanders?
—Sí.
—¿Se reconciliaron?
—Algo así…
‘No sería malo tener a la futura emperatriz en deuda’, pensó Eliana mientras bebía de su vaso de agua. Después de dejar el vaso, abrió la boca y dijo:
—Jane…
—¿Sí, Su Alteza?
—Cuando estabas en la familia de Duque Rosana…….
Madara Info
Madara stands as a beacon for those desiring to craft a captivating online comic and manga reading platform on WordPress
For custom work request, please send email to wpstylish(at)gmail(dot)com