La Emperatriz que regresó en el tiempo - Capítulo 187

Esas eran las preciadas hojas de té que la Duquesa Rosana, actuando como una madre amorosa, le enviaba solo a Eliana. La duplicidad de la madre, que parecía odiar a Eliana pero al mismo tiempo la trataba como a su propia hija, era algo que Damián no podía entender.

—Ja. ¿Mi madre sigue en contacto con Eliana? ¿Enviándole esas hojas de té?

Damián, recordando a la Duquesa que hacía poco había gritado que Eliana debió haber muerto en lugar de Isabella, escupió esas palabras.

—Como su hijo biológico, te advierto, dile claramente a ella que no se acerque a mi madre.

La madre, que había perdido a su hija biológica, sentía un gran resentimiento hacia Eliana. El odio que sentía por la bastarda se había convertido en una maldición. El estado mental de la madre no era sano. Si Eliana, sin sospecharlo, se encontraba con ella, no se sabía qué podría pasar.

Por ejemplo, podría revelar que es una bastarda y maldecirla para que muera… Sería una tragedia si la débil Eliana se desmayara del shock al enterarse del secreto de su nacimiento. Eliana creía que su madre era su madre biológica y no sabía que era una bastarda, así que el impacto sería enorme.

Damián le había revelado el origen de Eliana al Gran Duque Howard cuando se la llevó. Quería poner a prueba a ese hombre, que parecía tan firme como el hierro. Y por lo que veía, la forma en que ella vivía, el Gran Duque Howard parecía un buen esposo.

En ese momento, Oliver Jiménez estaba al lado del Duque. Por eso, Damián añadió una cosa más.

—Confío en que tú entenderás lo que digo.

Damián refunfuñó para sí mismo. Gran Duque Howard había actuado como si fuera a impedir que Eliana se contactara con su familia, ¿pero ahora permitía que Eliana y su madre se comunicaran? Damián chasqueó la lengua al pensar en la bondadosa Eliana.

Él quería que Eliana se casara y se fuera lo más lejos posible de su familia. Creía que la vida con cualquier hombre sería mejor que la que llevaba en la Casa del Duque Rosana.

Oliver respondió con indiferencia:

—Dígale esas palabras a la Duquesa Rosana. El Gran Duque dice que de ahora en adelante no tiene la menor intención de contactar a nuestra Princesa.

Oliver sacó una pequeña botella de su bolsillo. Era un regalo que la Duquesa Rosana le había enviado recientemente a Eliana, ya que había regresado a la capital. Flint se había encargado de que Eliana no se enterara.

—Si Duquesa Rosana le pregunta el motivo, puede entregarle esto directamente.

—¿Qué es esto?

Damián recibió el frasco y abrió la tapa sin mucho interés. Las hojas de té estaban tan compactas que algunas cayeron al suelo.

—Las hojas que a la Princesa tanto le gustaban, a las que llamaba ‘Melanie’, en realidad son hojas de té narcóticas llamadas ‘Ranemel’.

—¿Qué…? ¿Narcóticas…?

—Como son muy difíciles de cultivar, tienen un sabor excelente. Yo mismo las probé, y puedo decir que es un té de alta calidad.

El té ‘Ranemel’ provenía de una planta que había sido enterrada en el pasado. Y la razón, a pesar de su gran sabor, era por sus efectos secundarios mortales.

—En el pasado, era el ingrediente principal en un té anticonceptivo. ¿Sabe por qué fue erradicado?

—……

—Porque si se consume durante mucho tiempo, causa esterilidad, si es consumido por una mujer embarazada, aumenta el riesgo de aborto espontáneo.

—…….!

Los ojos de Damián se abrieron como platos. Su mano tembló y el frasco de té cayó al suelo.

—Además, es adictivo, por lo que es difícil dejarlo.

Ese fue el hecho que el médico Morgan había descubierto. Eran muy pocas las personas que conocían la existencia de las hojas de ‘Ranemel’. Pero él, siendo un médico de renombre, conocía el té.

El hecho de que ‘Melanie’ fuera en realidad ‘Ranemel’ se descubrió por pura casualidad. Morgan había escuchado de Flint que la Duquesa tenía unas hojas de té que atesoraba y que quería comprar más. Él las probó por curiosidad y se asustó de inmediato.

—¿’Melanie’? ¡Esto es ‘Ranemel’! ¡Son hojas de té narcóticas que causan esterilidad lentamente, tanto en hombres como en mujeres! ¡El útero de la Princesa está débil por culpa de este maldito té! ¿Por cuánto tiempo lo ha estado consumiendo?

Llamaron a Jane de inmediato, quien tuvo que confesar por cuánto tiempo Eliana había consumido el té ‘Melanie’.

—Cuando estaba en la Casa del Duque de Rosana… la Duquesa le enviaba el té con regularidad. Recuerdo que a la Princesa le gustaba mucho.

—¿Aún se lo sigue enviando?

—No, Gran Duque. Duquesa Rosana no tiene contacto con la Princesa.

Flint decidió no revelarle la verdad del té a Eliana. Ya que el té no podía conseguirse bajo el nombre de ‘Melanie’, nunca volvería a beberlo.

Flint le ordenó a Jane en secreto que se deshiciera del té.

—Pero, Gran Duque, la Princesa considera que ese té ‘Melanie’ es… una reliquia de Señorita Isabella. Se sentirá muy triste si desaparece.

Al final, Flint reemplazó el ‘Melanie’ con otro té de sabor similar. Y les ordenó a todos que guardaran el secreto.

—La madre le estaba dando a su hija un té que era veneno. ¿Qué tan impactada se sentiría si se enterara? Nunca le digas la verdad. A veces hay verdades que es mejor no saber.

Flint sabía que Eliana quería tener un hijo. Oliver recordó la culpa que había en el rostro de Flint en ese momento y habló con firmeza:

—Incluso si no comparten una sola gota de sangre, ¿la Duquesa no sentía ni un poco de afecto? ¿Cómo pudo hacerle algo tan terrible a la Princesa?

Flint mantuvo el secreto. Eliana ya no tenía contacto con la Casa del Duque Rosana. Pero cuando le enviaron el té de nuevo, él se enfureció. Por eso, quiso advertir a Damián Rosana.

—El Gran Duque está muy furioso. Él mantuvo la verdad en secreto por el bienestar de la Princesa, así que el Joven Duque debe cuidar bien lo que dice.

El rostro de Damián se llenó de conmoción y horror. Él también sabía que la Duquesa solo le daba el té ‘Melanie’ a Eliana. Él mismo lo había bebido unas cuantas veces, cuando Eliana le daba.

—Ay… madre…

Ante el lamento de Damián, Oliver le preguntó con agudeza:

—¿O es la voluntad de Duque Rosana?

Que la Duquesa Rosana le enviara un regalo así a Eliana después de tanto tiempo sin comunicarse podría ser una artimaña del Duque Rosana. Pero Damián soltó una risa hueca y gritó:

—¡Mi padre está loco como para darle esto a Eliana! ¡Él es quien la quería convertir en la mejor esposa de Bianteca para venderla!

Damián apretó los dientes y preguntó:

—¿Mi madre le estuvo enviando este té a Eliana todo este tiempo?

—Afortunadamente, la Duquesa Rosana no ha tenido contacto con la Princesa. Lo que recibió fue hace poco. Fue un regalo que le envió en conmemoración de su regreso a la capital.

En la vida anterior, la Duquesa le enviaba el té ‘Melanie’ a Eliana hasta el día de su muerte. Nadie sospechaba que las hojas que venían de su hogar fueran peligrosas. Eliana se fue de este mundo sin saber la verdad. Y ahora tampoco la sabía.

—Nuestra Princesa, gracias a la consideración del Gran Duque, no sabe nada. Así que el joven Duque debe tener cuidado con lo que dice y hace.

Oliver le advirtió de nuevo y se dio la vuelta. Damián lo agarró y le preguntó desesperado:

—¿Por casualidad, Eliana se volvió estéril? ¿Acaso el Gran Duque Howard está planeando divorciarse? ¿Por eso me lo está diciendo con antelación? ¡Dile claramente al Gran Duque Howard que si la iba a abandonar, preferiría que la matara!

‘Como si fuera a hacer eso’. Flint no era el tipo de hombre que pediría el divorcio solo porque su esposa fuera estéril. Oliver le respondió con disgusto:

—Como si fuera a pasar. En el futuro, solo un hijo del vientre de la Princesa de Howard será el sucesor del Gran Duque.

La fertilidad de Eliana estaba intacta. El diagnóstico de Morgan era seguro. Pero Oliver estaba seguro de que incluso si Eliana se hubiera vuelto estéril, Flint no se divorciaría de ella. Flint Howard era un hombre que preferiría que su linaje se extinguiera antes que abandonar a la mujer que amaba.

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Verónica, como dama de compañía de la Duquesa, andaba de arriba para abajo en la alta sociedad. Cumplía con su papel de informante. Mientras tanto, el debut oficial de Jane en la alta sociedad estaba planeado para la gran fiesta que se celebraría en la Casa de Gran Duque Howard.

—¿El debut en la alta sociedad no se hace en el baile de debutantes del palacio imperial? El tiempo para eso ya pasó.

Verónica le resolvió la duda a Jane.

—Los hijos de las familias nobles de alto rango debutan de forma individual en las grandes fiestas que sus propias familias organizan, así como esta. Debutar en grupo en el palacio imperial no tiene el mismo impacto.

Además, para Jane, que era adoptada, era mejor debutar en el círculo de Eliana, en lugar de ser juzgada por todos los nobles en el palacio imperial. Verónica sentía un poco de envidia. Ella también había debutado en el baile de debutantes del palacio imperial, junto con muchos otros caballeros y damas.

La verdad es que solo eso requería una gran cantidad de dinero. Si un noble de otra región quería debutar, necesitaba, además de los gastos de estadía, los contactos para obtener una invitación para el baile de debutantes. Si no los tenía, debía sobornar a alguien para obtener una, lo que sumaba aún más gastos.

Por eso, en la alta sociedad de la capital, solo los nobles ricos de otras regiones podían debutar. Eliza, por ejemplo, aunque era la hija de la histórica Casa de Pailin, no había podido debutar en la alta sociedad de la capital porque no tenían cómo cubrir los gastos. La Casa del Conde de Pailin era pobre a pesar de su reputación.

Verónica le dio una palmada en el hombro a Jane y le dijo:

—Ya que también se ha invitado a los caballeros y damas que perdieron su debut, no te preocupes. Por supuesto, como tu chaperona será la Duquesa y la fiesta será en la Casa del Gran Duque Howard, tú serás la protagonista.

La gran fiesta en la Casa del Gran Duque Howard sería como un segundo baile de debutantes. Muchos nobles ya habían manifestado su interés. Incluso el Príncipe Heredero y la Emperatriz confirmaron que no se lo perderían.

Tan pronto como se repartieron las invitaciones, el Duque de Rosana se marchó a la capital para preguntar por la salud de su esposa, quien se había ido a su hogar de soltera para recuperarse. Su actitud parecía la de un esposo devoto, pero Eliana soltó una risita.

Y en ese momento, Eliana y Flint habían entrado al palacio. El propósito inicial de su viaje a la capital era debido a una llamada de Emperador Leopoldo. Sin embargo, debido al deterioro de la salud del Emperador, la audiencia se les había concedido hasta ahora.

Emperador Leopoldo, quien había estado sufriendo por el asunto con el Conde Bedford, lucía bastante bien. Ni Eliana ni Flint le preguntaron sobre su salud.

—¿Han estado bien? Me alegra ver que lucen tan saludables.

Ante las amables palabras del Emperador, Eliana respondió con un tono elegante:

—Gracias a la benevolencia de Su Majestad, hemos estado muy bien. Escuché que la Familia Imperial tendrá una gran dicha. Mis más sinceras felicitaciones por adelantado.

—Ja, ja, ja. Gracias. El hijo de este anciano finalmente tendrá una esposa. Acabo de enviar un enviado al papado.

—Deseo que el Príncipe Heredero reciba a la Princesa Heredera en un día sagrado y que la gloria del Imperio perdure para siempre.

—Gracias.

Después de los saludos, surgió el tema principal.

—Zacador ha dicho que pronto enviarán una delegación junto con el pago de la compensación. Gracias a la Duquesa, este anciano salvó la cara.

Ante el elogio del Emperador, Eliana no fue modesta

.’Debe haber visto el informe, pero me molesta que no elogie a Flint’

Eliana sonrió y respondió:

—Gracias a que mi esposo me protegió de los monstruos y los asesinos, pude completar la gran tarea que Su Majestad me encomendó. Si no fuera por Flint, probablemente yo habría muerto ese día.

La mirada de Emperador Leopoldo se posó en Flint. Como el ambiente era bueno, el Emperador dijo de buena gana:

—Así es, Flint. Tú también hiciste un buen trabajo. Si Príncipe Bastian hubiera muerto en Bianteca, en lugar de una compensación, Zacador me hubiera causado problemas.

Flint se inclinó en lugar de responder. Como era un hombre de pocas palabras, el Emperador desvió la mirada y le dijo a Eliana:

—Entre los artículos de la compensación de Zacador hay telas. Te regalaré una parte.

—Estoy conmovida por la benevolencia de Su Majestad.

Eliana, que agradeció de forma educada, añadió:

—Entonces, ¿puedo usar esa tela para hacer el sudario de Príncipe Pavelsika?

Los ojos azules del Emperador se fijaron en Eliana. Eliana, al decir que haría el sudario de Pavel, cuyo funeral ya se había celebrado, le estaba haciendo una especie de reclamo. ‘¿Por qué no reaccionó ante la noticia de la muerte de Pavel?’