La Emperatriz que regresó en el tiempo - Capítulo 167

Enfurecido por los comentarios sarcásticos de Eliana, Valdemar dijo con irritación:

[¿Cómo iba a saber que Marcel sería tan afortunado y tendría una vida tan larga? ¿Sobrevivió al veneno? Creí que moriría]

—Sé honesto. Tu verdadero objetivo no era el séptimo príncipe, sino el segundo príncipe. El hecho de que enviaras asesinos para arruinar la reunión me molesta mucho.

Eliana frunció el ceño después de hablar. Se suponía que eliminaría a Bastian y a Marcel en el camino de regreso, así que ¿por qué tenía que arruinarlo en el norte?

[Gran Duquesa, ese maldito monstruo también me causó mucho daño]

Varios de los mejores asesinos del gremio Astar habían muerto y uno había sido capturado, por lo que Austin estaba a punto de enfermarse. Además, sería un gran problema si Flint se diera cuenta de que el asesino era un miembro del gremio Astar.

Valdemar le sugirió a Astin que se reuniera con Flint, ya que eran amigos, pero Astin se negó.

—¡Es como si Lord Flint fuera a aceptar un trato así! ¡Tenemos que resolver esto de alguna manera, incluso si eso significa convencer a Señora Eliana! ¡Por eso te dije que matáramos a Príncipe Bastian en el camino de regreso! ¿Cómo vas a hacerte responsable, eh?

Valdemar había estado muy estresado por Austin últimamente. Además, el asesino capturado era uno de los allegados de Austin, por lo que ella estaba deprimida.

[Gran duquesa, ¿qué deseas? Dime qué quieres]

Cuando Valdemar usó un tono formal, Eliana también le respondió de la misma manera.

—No sé qué puede hacer un príncipe que ni siquiera pudo encargarse del séptimo príncipe.

[No soy el tipo de hombre que se limpia las manos después de recibir algo a cambio. Creo que la información ya fue recompensada, ya que Marcel estuvo a punto de morir]

Eliana le había dado información sobre la emperatriz de Zacador. Valdemar no lo creyó, pero lo investigó y confirmó que era cierto.

[Las palabras de la Gran Duquesa eran ciertas. No pensé que Su Majestad, la emperatriz, tuviera un pasatiempo así…]

La emperatriz de Zacador dirigía un salón de lectura secreto. Era un pasatiempo tan secreto que los miembros del salón ni siquiera sabían de su existencia.

Los libros que se manejaban en el salón eran novelas románticas. Había incluso novelas sobre el amor entre personas del mismo sexo, lo que sorprendió a Valdemar. Y se maravilló de la inteligencia de Eliana.

[¿Cómo diablos se enteró de eso la Gran Duquesa?]

Eliana solo sonrió sin decir una palabra. No podía decir que había sido miembro de ese salón en su vida anterior.

[Pero, ¿cómo podría usar algo así para eliminar a la emperatriz? Aunque es indigno de una emperatriz del imperio, no es motivo para destituirla]

—Si quería un plan definitivo, debería haber eliminado al séptimo príncipe antes que al segundo.

Eliana se burló, pensando que era un descarado por querer obtener algo a cambio de nada.

—Ocúpese de sus propios asuntos de ahora en adelante. ¿Cómo voy a entrometerme en la competencia por el trono de Zacador siendo una extranjera?

[Qué. Dijiste que me apoyarías, pero eres demasiado cruel]

—Si un futuro emperador no puede superar un obstáculo así por sí solo, ¿Cómo podría hacer grandes cosas?

Parecía que le gustó la palabra «futuro emperador», ya que Valdemar sonrió de oreja a oreja.

[¿Quizás la Gran Duquesa quiere que su esposo sea el emperador? A mí me resulta más fácil tratar con Flint Howard que con la zorra de Hereise Bianteca]

Eliana arqueó una ceja. «¿Cree que mi esposo es un rival fácil?» Sin ocultar su desagrado, dijo:

—El príncipe heredero de Bianteca no es un asunto en el que un príncipe de otro país deba entrometerse. Además, mi esposo no desea ese puesto.

Eliana recordaba la emoción que rodeó los ojos de Flint cuando hablaron del trono. Era una mezcla de ira y rechazo.

[No hay razón para que Flint Howard no pueda ser emperador. Él también es de la familia imperial.]

—El príncipe heredero de Bianteca es Su Alteza Hereise. Mi esposo no tiene ninguna intención de rebelarse, así que no lo mencione.

Valdemar mencionó la muerte del abuelo de Flint con un tono significativo.

[Tal vez el príncipe heredero Hereise muera de repente, como Príncipe Heredero Alphonse]

—No creo. Su Alteza Hereise goza de muy buena salud.

Eliana, que respondió con desinterés, miró la piedra mágica de la bola de cristal. «¿Podría cortar la comunicación si la quito?» La conversación con Valdemar solo le causaba irritación y parecía inútil.

[Te haré una propuesta tentadora, Gran Duquesa]

Eliana iba a tocar la piedra mágica para cortar la comunicación, pero Valdemar dijo algo que la hizo dudar.

[Si dejas ir al asesino, le diré a mi padre que compense la muerte de Isabella Rosana como es debido]

—Primero me pediste que lo matara, ahora que lo deje ir. ¿Acaso es uno de los allegados de Astin?

Valdemar mostró una expresión tonta por un momento. Eliana le había dado justo en el clavo. Ella le respondió con sarcasmo:

—Dígale que pague por haberse metido con el dueño del norte. Lo mantendré en secreto para Flint. Esa es la mayor lealtad que puedo mostrarle.

[Eres muy insensible. A Astin le caes bien.]

—A mí también me cae bien Astin.

Valdemar estaba atónito.

‘¿Es esa la expresión de una mujer a la que le cae bien Astin?’

[Con las habilidades de la Gran Duquesa, puedes traer cualquier cadáver y fingir la muerte del asesino. ¿Acaso no es común que los asesinos capturados se suiciden?]

—¿Es el hermano de Astin? ¿Qué clase de gremio acoge a asesinos que fracasan en su misión?

[…….]

—Dígale claramente a Astin. Con ese corazón blando, no puede dirigir un gremio tan grande, es un estorbo para sus subordinados.

Como líder de gremio, Austin era fría. Le había pedido a Valdemar que lo eliminara en secreto para que Flint no se enterara. Pero Valdemar pensó en la deprimida Austin y quiso devolver al asesino con vida.

[¿No puedes complacerme, pensando que te estoy haciendo un gran favor para cuando me convierta en el futuro emperador de Zacador?]

—¿Cómo sabría si se va a convertir en emperador o no? No apuesto.

‘¡Hace un momento dijiste que me convertiría en emperador!’

Valdemar dijo con frustración.

[Entonces, dime lo que quieres]

—Eres muy insolente para ser tú quien me pide un favor. ¿Puedo cortar la comunicación rompiendo la piedra mágica?

Eliana se detuvo mientras buscaba un cuchillo en su ropa. «¿A dónde fue?» Solo entonces se dio cuenta. Se le había perdido cuando forcejeó con Marcel en el jardín.

[Maldita sea. De acuerdo. Le suplicaré a mi padre que compense de manera justa la muerte de la princesa consorte del séptimo príncipe.]

—¿Quién no puede rogarle? Olvídelo. Hablaré con Príncipe Bastian.

Eliana miró a Valdemar en la bola de cristal. «¿Qué harás si te dice que no la aceptará?»

—Y la princesa consorte del séptimo príncipe… No se celebró la misa de bodas, y el séptimo príncipe dijo que no tuvieron su noche de bodas. Ese matrimonio nunca fue válido.

[Ese lunático… Uf, está bien. Me aseguraré de que borren a tu hermana del linaje imperial]

—Dígame su plan en detalle. Primero, ¿cómo compensará la muerte de Isabella Rosana?

Valdemar preguntó con seriedad.

[¿Qué deseas?]

—Quiero que sea en forma de territorio. Britannia sería lo mejor.

Eliana insinuó su deseo, pero, en contra de sus expectativas, Valdemar no se alteró al escuchar el nombre «Britannia». En cambio, respondió con calma.

[Britannia lo obtendrás después de que yo me siente en el trono. Es un asunto delicado y difícil de tocar ahora]

—Suena a que me lo negará más tarde.

[No. Te lo prometo en mi nombre. No entiendo por qué todos se pelean por esa isla. El dinero que se gasta en Britannia es una pérdida]

Eliana entrecerró los ojos para ver qué tramaba, pero se rindió porque era difícil a través de la bola de cristal.

[Por ahora, te daré una compensación generosa en forma de dinero. A nivel nacional]

—Confío en que un futuro emperador no me engañará.

Después de eso, Eliana le preguntó con curiosidad cómo convencería a Emperador Alexander, dejando a Valdemar completamente agotado.

Cuando cortó la comunicación, Valdemar parecía muy cansado. Quiso satisfacer una última curiosidad.

[Por cierto, Gran Duquesa, ¿por qué quiere tanto la muerte de Marcel? Escuché que Marcel arriesgó su vida para salvarla durante el ataque de los monstruos]

Pero Eliana respondió rompiendo la piedra mágica. La comunicación se cortó de inmediato, y Eliana llamó a Max para entregarle la bola de cristal.

—Hmm, tendré que echar a Bastian primero. Es inútil.

Valdemar lanzó una campaña para desprestigiar a Bastian, mientras que Eliana se llevó una gran compensación de Zacador. Los dos obtuvieron resultados satisfactorios.

Si Valdemar cumplía su promesa, Eliana le daría un plan para asesinar a la emperatriz.

—Jane, quiero ver el acta de la reunión con la delegación de Zacador. Tráeme una copia para uso interno.

A la orden de Eliana, Jane le trajo el diario de la reunión de inmediato. El diario interno estaba lleno de notas, sin omitir ni una sola broma.

Eliana tomó una pluma y comenzó a hacer una copia. Imitó la caligrafía del cronista para que no se descubriera su letra. La caligrafía rápida y la imitación de la escritura eran las especialidades de Eliana. En su vida anterior, había usado esta habilidad para crear conflictos con cartas.

Eliana siguió escribiendo con la pluma hasta el amanecer. Y la copia fue entregada a Lina. Valdemar usaría el contenido de ese documento para obtener los resultados que quería.

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Después de asegurarse de que Flint estaba dormido, Eliana salió de la habitación en silencio. Max, que la esperaba, la guio discretamente al sótano.

No se encontraron con ningún sirviente en el camino a la mazmorra. Jane y Max ya se habían encargado de eso. Eliana echó un vistazo al guardia, que estaba profundamente dormido, y se acercó a una reja de hierro.

Cuando Eliana le dijo a Austin, a través de Max, que «dejaría escapar al asesino», Austin le proporcionó un cadáver de aspecto similar al del asesino. También le compartió a Eliana un plan para que no hubiera problemas más adelante.

El asesino, que ya estaba listo para escapar, intentó ocultar su rostro. Pero Eliana extendió la mano y le quitó la capucha.

—Ya nos conocemos, ¿verdad?

Aunque la brutal tortura le había hecho perder todo su atractivo, Eliana reconoció a la persona. El asesino dejó escapar un profundo suspiro.

—Jane, ven y saluda. ¿Lo recuerdas?

Ante las palabras de Eliana, Jane abrió mucho los ojos y gritó.