Jefe, si me mata un dragón, ¿cuenta como accidente laboral? - 90

‘¿Qué diablos está pasando…?’

Chowon se mordió el pulgar y luego se agarró la cabeza con las manos. Al paso que iba, no le quedarían ni uñas ni cabello.

Mientras ella caminaba de un lado a otro frente a la ventana de la oficina, Bastian, Astrid y Walter la observaban en silencio, intercambiando de vez en cuando miradas de inquietud. El dueño de esa oficina estaba atado como una bestia en su dormitorio.

‘¿Qué es esto? Se supone que es una novela erótica casual y normal, ¿verdad? ¿De dónde salió el nudo de repente?’

Empezó a arrepentirse de haberse emocionado tanto y haber comprado novelas con el “nudo”. Al experimentarlo en persona, no le parecía nada emocionante.

‘Ay…’

Chowon, que caminaba sin control, se detuvo en seco con el rostro contraído. Le dolía la entrepierna. Al recordar la noche anterior, se dio cuenta de que tenía una suerte increíble de que solo le doliera en lugar de estar rasgada.

El “nudo” era tal como lo había leído en los libros. Después de eyacular, la hinchazón no se desvanecía, así que era imposible sacarlo.

¿Qué podía pasarle a manos de una bestia que había perdido la razón? Quiso llamar a alguien para que la ayudara, pero no podía hacerlo con su miembro aún dentro de ella.

Lo único que Chowon pudo hacer fue intentar mover el cuerpo corpulento que yacía sobre ella después de eyacular. Pero no fue fácil calmar a una bestia irracional. Él pensó que ella intentaría escapar de nuevo y la abrazó con tanta fuerza que casi la aplasta, sin soltarla. Y para colmo, gruñía con furia.

—¡Ay, no! Por favor, suéltame. ¿A dónde voy a ir si estamos pegados de abajo?

Después de discutir un rato, se volteó y se acurrucó en su pecho, y él se volvió dócil de repente. Pero Chowon no pudo quedarse quieta y se retorcía por todo el cuerpo, soltando chillidos.

—¡Agh! ¡Ay, qué es esto, ah!

Al voltearse, el bulto pesado se giró bruscamente, raspando la membrana de su vagina y aplastando su punto G. Vio estrellas ante sus ojos. Como era de esperarse, perdió el control y gemía, empapando el espacio entre sus piernas y la cama.

Después de eso, se quedó dormida, tratando de calmar al hombre —o a la bestia— que no paraba de tocarle y lamerle la oreja y el cuello. Se despertó en la penumbra del amanecer y, para su sorpresa, aún tenía esa masa de carne blanda dentro de ella. Había pasado la noche con su miembro insertado.

La sensación pesada, como si estuviera tapada, había desaparecido, así que retiró su cintura y vio cómo una mezcla de semen y lubricación, que se había acumulado en su vientre durante la noche, se derramaba de forma asquerosa.

‘En serio, en toda mi vida me ha tocado pasar por tantas cosas…’

Pensó que con el tiempo su jefe de equipo volvería a la normalidad, pero por la mañana no era diferente de la noche anterior. Incluso mostró agresividad como una bestia, por lo que, además de encerrarlo en el dormitorio, tuvieron que encadenarlo.

‘¿Qué hago ahora?’

La única persona en la que podía confiar y apoyarse cuando sucedían cosas tan ridículas había perdido la razón… Estaba desesperada.

—¿Qué fue lo que lo dejó así?

Un “nudo”, o sea, mostraba características de un cánido. Pero incluso con todo el conocimiento que tenía Chowon, no existía ninguna enfermedad que hiciera que un humano se comportara como un perro. Claro, existía la rabia, pero nunca había oído que la base del miembro de una persona con rabia se hinchara.

Quizá, ya que es un mundo con magia, ¿se habrá convertido en una criatura especial? ¿O tal vez lo afectó una maldición o algo así?

—Tal vez…

Chowon estaba a punto de preguntarles a las personas que estaban ahí cuando Bastien se atrevió a hablar con cautela.

—Puede que lo haya mordido un hombre lobo mientras cazaba en la montaña…

De vez en cuando, los hombres lobo aparecían en la montaña donde se encontraba el castillo. Como infectaban a los humanos al morderlos, la guardia salía a cazarlos.

—Que yo recuerde, no sucedió nada de eso.

Walter negó con la cabeza con firmeza.

—Además, la última cacería fue hace más de un mes, así que no tiene sentido.

Si se hubiera infectado por la mordedura de un hombre lobo, la enfermedad se habría manifestado cuando hubo luna llena hace un mes.

—Y ¿desde cuándo un hombre lobo no le crece pelaje y tiene extremidades con forma humana?

—Es cierto. Es la primera vez que oigo de alguien que solo pierde la razón, pero mantiene su forma humana.

Además de perder la razón, también había desarrollado un fenómeno fisiológico extraño, pero Chowon se quedó en silencio.

—¿Quizás el grado de exposición al veneno fue menor?

Bastian, que estaba reflexionando sobre la pregunta de Astrid, volvió a hablar.

—En caso de que, solo en caso de que, sea un hombre lobo.

Su voz se volvió más grave, y se notaba la tensión.

—Es un objetivo que debe ser eliminado, sin importar su posición.

—¿Qué?

—El templo considera a los hombres lobo seres profanos. Si no se les elimina a toda costa, se considera que se desobedece la voluntad de Dios, y serán juzgados por el templo. Los nobles no son la excepción. Y los de la realeza, por supuesto que tampoco.

Solo entonces, Chowon se dio cuenta de la gravedad de la situación, y la sangre se le fue de la cara al instante.

—Nadie debe hablar de esto.

Las únicas personas que conocían el estado actual de Seungjun eran sus sirvientas más cercanas, las doncellas de Chowon, los hermanos de la familia Castel y algunos de la guardia real.

—No puede ser un hombre lobo.

Con el repentino lucidez, Chowon salió de la oficina de prisa y les dio una orden contundente a las tres personas.

—Que nadie hable de esto hasta que yo encuentre la causa y la solución. ¿Entendido?

—No debe ser un hombre lobo. No, no puede ser.

Sus labios, que repetían palabras sin convicción, temblaban. Chowon se quedó todo el día encerrada en la biblioteca del castillo. Sobre el escritorio, había una pila de libros revueltos, más alta que su cabeza.

El hombre lobo que Chowon conocía era un ser que volvía a ser humano cuando la luna llena se iba. Con un poco de esperanza, revisó los libros a fondo y descubrió que…

Los hombres lobo se transforman en las noches de luna llena, y dependiendo de la especie, algunos vuelven a su forma humana cuando la luna se pone, mientras que otros no lo hacen ni siquiera durante el día.

—Ay… en serio…

Chowon se frotó la frente con los ojos secos y cerrados. No importaba si los tenía cerrados o abiertos, todo era oscuridad.

No había forma de revertir a una persona que se había convertido en un hombre lobo…

La última frase que vio antes de cerrar los ojos fue aún más sombría.

‘Por favor, que no sea un hombre lobo.’

Incluso después de que el sol pasara del mediodía, continuó buscando en libros de medicina y de criaturas antiguas, pero no encontró nada útil. Chowon gimió con la cabeza pegada al escritorio y se dirigió al dormitorio con pasos cansados.

—Jefe…

En cuanto entró y cerró la puerta, un sonido de cadenas llenó el dormitorio. El hombre, que estaba acostado en la cama con sus extremidades atadas por cadenas, se levantó. Era cierto lo que los guardias le habían dicho: que él había intentado morder a cualquiera que se le acercara. De inmediato, sus colmillos afilados aparecieron y un gruñido feroz se escapó por entre sus dientes.

Justo cuando estaba a punto de llorar por la frustración, el gruñido se detuvo de golpe. Chowon, con los ojos abiertos, ladeó la cabeza. El hombre, que momentos antes parecía que la iba a morder, había cambiado de repente. Como si la hubiera reconocido, su rostro se sonrojó y se esforzó por acercarse a ella.

‘Así se va a romper la cadena.’

Chowon, sintiendo que no la atacaría, se acercó lentamente, paso a paso.

‘¿De verdad será un hombre lobo?’

De pie frente a la cama, Chowon miró entre las piernas de Seungjun y ladeó la cabeza. Su pinga estaba erecta, como si fuera a romper los calzoncillos.

En ese momento, recordó algo que había leído en un libro.

Los hombres lobo también tienen el instinto de los lobos, que solo se excitan con su propia hembra.

La apariencia del jefe de equipo era exactamente así. Un lobo que se vuelve manso solo frente a su hembra, y que solo se excita con ella.

Se sentó con cuidado en el borde de la cama, y él se acercó de inmediato, la abrazó por la cintura y hundió su nariz en el hueco de su cuello. Chowon, que había planeado escapar rápidamente si él la atrapaba de forma violenta, decidió observar en silencio por ahora.

¿Estará confirmando si ella es su hembra? Olfateó el aroma de todo su cuerpo. Pronto, su respiración se volvió agitada. Por detrás, algo duro la presionaba en la cintura como si la estuviera apurando.

‘No vine para esto. Bueno, sí tengo que hacerlo hoy, pero ¿cómo voy a acostarme con él en este estado? El nudo otra vez…’

—¡Ah!

Se descuidó porque él se estaba portando dócil. La mano que la abrazaba por la cintura la jaló bruscamente hacia la cama. “¿Será que usé una cadena demasiado larga?”. Él se volteó hábilmente y se subió sobre Chowon, y empezó a levantarle la falda a toda prisa.

—Ah, mmm, jefe. Esto no es lo que quiero. No vine para esto.

Temiendo que los guardias entraran si gritaba, Chowon bajó la voz e intentó detenerlo. Pero él no era alguien a quien se le pudiera enfrentar con la fuerza. Y como había perdido la razón, no había manera de detenerlo.

Se comporta como una bestia, pero sus manos las usa con la habilidad de un humano. La ropa interior de Chowon fue arrancada de inmediato y arrojada al suelo, haciendo inútil la resistencia. Con sus manos palpaba su feminidad, que ni siquiera estaba mojada, como si buscara un lugar para entrar, y sus ojos estaban más calientes que nunca.

—¡Agh!

En el momento en que su mano tocó la entrada, que estaba hinchada por la noche anterior, un dolor punzante y agudo le subió.

Antes de que pudiera reaccionar, el cuerpo corpulento de él la aplastó. Su mano, que había estado tocándola, ya no estaba. Se escuchó el sonido de la ropa interior bajándose, como si estuviera buscando algo para meter en el cuerpo de Chowon. Parecía que iba a meter su miembro duro y áspero en su parte íntima, que ni siquiera estaba mojada.

Chowon, que estaba inmóvil y aplastada, gimió y tanteó la mesita de noche junto a la cama, y luego suspiró. “Maldita Dorothea”. Estaba tan molesta después de lo que pasó que había guardado el aceite de coco.

¿La va a penetrar así? Siente que se va a rasgar de verdad.

La mirada de Chowon, que suspiraba, se detuvo en una botella que estaba en el lugar donde solía estar el aceite de coco. Era una botella de vino que no se habían terminado de beber la noche anterior. Como las doncellas no habían tenido tiempo de limpiar la habitación ese día, debió quedarse ahí.

‘¡Aja!’

Con una idea brillante en mente, Chowon agarró la botella.