Jefe, si me mata un dragón, ¿cuenta como accidente laboral? - 89

—Señorita Hong Chowon, parece que está bien preparada para el trabajo.

Un dedo se hundió en su feminidad y un sonido húmedo, crudo y ruidoso, se hizo oír. Chowon desvió la mirada y respondió como si no estuviera avergonzada.

—Hmpf, todo es… gracias… a su excelente guía, jefe de equipo.

Seungjun se rio de nuevo en voz baja. Le parecía adorable que no se dejara ganar.

—¿Qué prefiere?

Preguntó, separando los labios que había pegado suavemente. Con la mano le palpó la entrepierna mojada, como si fuera una referencia para que tomara una decisión. Cuando sus dedos presionaron el clítoris y el punto G al mismo tiempo, Chowon mordió su labio inferior y susurró.

—No hay tiempo…

El tiempo era una excusa barata. La sangre se le había acumulado donde su dedo índice estaba insertado y sentía que iba a estallar. Solo quería sentir algo más profundo, algo más grueso. Solo deseaba que su parte inferior, que se sentía tan vacía, se llenara por completo de su verga y que el calor que sentía dentro estallara de una vez.

En realidad, Seungjun sentía lo mismo. Sin esperar a que Chowon terminara de responder, introdujo su miembro, que se había levantado ansiosamente, sin pensarlo dos veces.

—Ah… Mmm…

La piel interior ya estaba extremadamente excitada y estrecha. Acababa de meter la punta, pero la sensación de presión en la entrada era inmensa. A pesar de que la lubricación goteaba abundantemente, su verga se abría paso con dificultad a través de la piel apretada, hasta que de repente se detuvo a la mitad, sin poder entrar más.

—Ah… Es tan estrecho…

Seungjun se quejó con un gemido apasionado mientras frotaba superficialmente su miembro en el interior, como para relajarla. Era porque la mujer debajo de él no paraba de retorcer sus caderas.

Ya no necesitaba preguntar para saber que no era un forcejeo para evitarlo por dolor. Al ver sus movimientos para recibirlo más profundamente, ya sentía un placer punzante que le recorría toda la espalda.

—Señorita Chowon, hmpf, más despacio…

Le besó la mejilla como para calmarla, pero al final no pudo contener la excitación y le agarró la mejilla empapada de saliva. Hundió su lengua profundamente en sus labios entreabiertos sin ninguna resistencia y la exploró.

Justo en el momento en que sus labios succionaron su lengua, como si la boca de abajo succionara su verga y se lo tragara por completo, casi perdió la razón. Apretó la cintura de Chowon con ambas manos, conteniendo a duras penas sus ganas de arremeter contra ella, y se movió suavemente.

—Ah, ah…

La mano que tenía sobre su hombro cayó sobre la cama. El cuerpo de Chowon ya se había derretido por el placer y estaba flácido, pero la piel de su interior lo apretaba con fuerza. La sensación de que su piel caliente y pegajosa se apegara a cada punto sensible de su verga era extasiante.

Sentía que en cualquier momento se olvidaría de quién era y se convertiría en una bestia, solo movido por la lujuria.

Hace un momento, los dos fingían ser profesionales y se hablaban, pero en algún punto se quedaron en silencio. Solo se escuchaban gemidos apasionados, respiraciones agitadas y el áspero chirrido de la cama sin parar.

—Ah, ah… mmm…

La punta roma y el miembro, con sus venas marcadas, rasparon la parte sensible de su vientre de manera delicada, pero también brutal. Cada vez que lo hacía, Chowon se quejaba, incapaz de soportar el intenso estímulo, y clavaba las uñas en el hombro del hombre que la había convertido en una esclava del placer.

La sensación familiar de clímax crecía dentro de ella. Un poco más y podría alcanzar ese placer de volar entre las nubes.

—Ah, solo un poco más…

Jadeaba tanto que no podía decir la palabra “rápido”. Pero sus muslos, envueltos alrededor de su cintura, y la piel de su interior, que temblaba, fueron una pista suficiente, y los movimientos de la cintura de Seungjun se encendieron. Justo en el momento en que su ardiente miembro se abrió paso con fuerza a través de su piel, que se había hinchado por la excitación, y se clavó en la cima…

—¡Aaah!

Chowon, que había perdido la cabeza por un clímax abrumador, ni siquiera se dio cuenta de que había soltado un grito agudo.

—Ja… ja…

—Señorita Chowon, ¿está bien…?

Chowon tardó un rato en jadear y respirar con dificultad antes de responder.

—Yo, ja, estoy bien… puede continuar…

Lo que tenía enterrado en el vientre seguía duro. Como el interior estaba demasiado empapado, no podía saber si él había eyaculado o no, pero no le importaba. Solo quería volver a sentir ese clímax otra vez esa noche, siempre y cuando sus cuerpos se lo permitieran.

Pero por alguna razón, Seungjun no daba señales de moverse. Ahora que lo pensaba, no había dicho una palabra desde que el diálogo se había detenido hace un rato.

—¿Jefe de equipo?

En lugar de una respuesta, solo se escuchaba una respiración agitada. ¿También el jefe de equipo estaba sin aliento? Pero era extraño que su respiración sonara cada vez más como el gruñido de una bestia.

Chowon, que había mantenido los ojos cerrados hasta ahora, los abrió y se detuvo. Antes de cerrar los ojos durante el clímax, la habitación estaba a oscuras.

¿Se habrán dispersado las nubes oscuras que cubrieron el cielo todo el día? La luz azulada de la luna llena iluminaba la cama.

En el centro, el rostro del hombre que la miraba se hizo claramente visible. En ese instante, su respiración se detuvo.

—¡Ja!

A la luz de la luna llena, un par de ojos de color amarillo brillante relucían. ¿Por qué no eran marrones, sino de ese color? Un miedo instintivo la invadió, y se le erizaron todos los vellos del cuerpo ante esa mirada fiera que le recordaba a una bestia salvaje.

—… ¿Jefe de equipo?

Esta vez, en lugar de una respuesta, un bajo gruñido se escapó entre unos colmillos afilados. En ese momento, en que sus colmillos con forma de gancho, que no se veían en un humano sino en una bestia salvaje, capturaron su mirada, solo un pensamiento cruzó por la mente de Chowon:

Corre.

Tranquila. Por favor, tranquila. Estaba en el momento en que, sin apartar la mirada de los ojos de la bestia, intentaba con cuidado levantar el cuerpo que estaba flácido sobre la cama. En cuanto sus miembros, que estaban unidos, se separaron con un ¡crack!, el gruñido se volvió más fuerte. En el momento en que se detuvo, una mano grande agarró bruscamente su cintura.

—¡No!

Chowon olvidó su promesa de mantener la calma y gritó. Quería escapar de las garras de la mano que la sujetaba con fuerza, pero antes de que pudiera resistirse, su cintura fue arrastrada hacia abajo de un solo tirón.

—¡Ugh!

¡Plop!

sus huesos pélvicos chocaron bruscamente. La punta de su miembro la apuñaló con fuerza en lo más profundo de su ser, y le faltó el aliento.

Un placer acompañado de dolor le atravesó el cuerpo entero. Que su cuerpo se inclinara hacia atrás y temblara fue un error que Chowon no pudo evitar. Por eso, el hombre se abalanzó y le mordió el pezón, que se balanceaba y sobresalía.

—¡Ah, no!

A diferencia de cuando recién comenzaban el coito, Chowon se esforzó por quitar la cabeza del hombre que le succionaba el pecho. Pero él no solo no se movía, sino que también le agarró con una mano el otro pecho, como si fuera a romperlo. Durante toda la brutal exploración de su cuerpo, el movimiento de su cadera se volvió más y más violento.

—¡Suéltame, mmm, suéltame!

Este no es el jefe de equipo. El jefe de equipo nunca haría algo tan salvaje.

El hombre que la estaba poseyendo, a excepción de los colmillos y los ojos, tenía la apariencia de Seungjun, pero definitivamente no era él. Era solo una bestia que había perdido la razón y se unía a ella por instinto.

Cada vez que Chowon se retorcía e intentaba alejarlo para escapar, una advertencia de la bestia resonaba en voz baja a través de sus afilados dientes. No importaba cuánto se esforzara, solo lograba alejarlo un poco, sacar su miembro un centímetro. Eso era todo. Inmediatamente era agarrada de nuevo y embestida violentamente.

—¡Ah!

Al final, se volteó boca abajo debido a su resistencia, y él se subió a ella como un perro, metiendo su miembro. Cada vez que su miembro duro se movía salvajemente dentro de ella, un placer agudo le subía hasta la cabeza.

Sujetada por sus manos fuertes, Chowon también se quedó flácida sobre la cama, con el trasero levantado como un perro, y gemía. Completamente indefensa ante el coito agresivo, al final perdió el control. Inconscientemente, se corrió una y otra vez mientras era poseída por una bestia con forma humana, empapando las sábanas.

—Ay… Ya no, mmm, no puedo más, ¡aaaah!

Ya no le quedaban fuerzas, pero se corrió y se corrió de nuevo. La parte baja del vientre le dolía y los muslos le temblaban. Sentía que su cuerpo iba a romperse. Chowon reunió la poca fuerza que le quedaba y extendió su mano temblorosa hacia atrás para tocar su pecho, que estaba resbaladizo por el sudor.

—Ja… por favor, apártate.

Fue sorprendente que se detuviera tan pronto como se lo pidió. “¿Por qué de repente me está escuchando?”. Justo cuando se lo preguntó, sintió algo extraño en su entrada.

—¡Agh!

Sintió una presión en la parte inferior, y luego una leve apertura. No podía ser, pero sentía que el miembro se hacía más grande. Incluso sintió la desagradable sensación de que la estaban sellando como con un tapón.

“Espera. ¿Será esto un nudo?”

Antes de llegar a este lugar, Chowon no podía contener su impulso una semana antes de su período, y solía comprar solo las novelas en las que en los comentarios decían: “Esto no es una novela romántica, es porno”.

Un término que aprendió de esas novelas tan reconfortantes, el nudo. Es un fenómeno fisiológico que ocurre en los cánidos durante el delicioso, donde la base de la polla se hincha para tapar el órgano reproductor de la hembra, impidiendo que reciba la semilla de otros machos y asegurando que conciba a sus crías.

Es un elemento esencial en las obras eróticas con hombres lobo, y es la razón por la que, cuando una lectora, emocionada, va a leer una y en los comentarios ve “No tiene nudo ㅠㅠ”, se decepciona y vuelve a la página anterior. Y eso es exactamente lo que ella estaba experimentando en este momento.

—¡No! ¡Sácalo! ¡Ahora!

Pero era demasiado tarde. La base de la polla, que estaba enterrada por completo en su entrada, ya se había hinchado y no saldría, por mucho que ella apretara con la parte baja de su cuerpo.

—¡Agh, es demasiado, grande…!

Ya era un miembro difícil de manejar, y ahora se había hinchado como una pelota. Era un tamaño que Chowon no podía soportar.

—¡Mmm, para!

Se retorció, pero solo consiguió que él la embistiera con más fuerza. El hombre detrás de ella, al parecer disfrutando de cómo Chowon se esforzaba desesperadamente por apretarlo, gruñó en su garganta.

—¡Aaaah!

Debido a que él la sacudió salvajemente sin salir, Chowon volvió a perder el control y empapó la cama. Al mismo tiempo, un líquido espeso se derramó en lo más profundo de su vientre, proveniente de la punta del miembro.

—¡Aaaah! ¡Qué está pasando de verdad!

Otro grito resonó en la habitación iluminada por la luz de la luna llena.