Jefe, si me mata un dragón, ¿cuenta como accidente laboral? - 84

¿Quién podría ser?

Chowon miró fijamente el rostro de Marius, que parecía llevar todas las preocupaciones del mundo, luego desvió la mirada.

 

—¿Quién sabe?

 

‘¿Estará entre los que están aquí?’

Lanzó la misma mirada a las personas que rodeaban el estudio.

 

—¿Dónde están las pruebas de que el hombre con el que esta mujer se acostó es el duque?

 

Ante eso, la mujer, que estaba a punto de ser acusada de tener un hijo ilegítimo de un padre desconocido, se apresuró a hablar:

 

—P-pero ese hombre era el duque…

—Motte, ¿conoces la cara del duque?

—Sí.

 

Las cejas de Chowon se bajaron ligeramente. Había esperado otra respuesta.

Como no existían las fotos ni la televisión, la mayoría de la gente no conocía el rostro de su propio señor a menos que lo hubieran visto en persona. Además, el jefe había rechazado que le hicieran un retrato, diciendo que lo odiaba. Así que la respuesta de ella no se basaba en un retrato que hubiera visto en el castillo.

 

—Entonces, descríbelo.

 

Pero la mujer que había dicho que lo conocía se quedó en silencio por un buen rato, solo moviendo los ojos, como si tratara de recordar.

 

—…Creo que era guapo.

 

‘No, eso es algo que cualquiera puede decir’

Chowon se quedó sin palabras por un momento, pero pronto se recompuso y le preguntó con más detalles.

 

—¿El color de su cabello?

—Ah… ¿Era negro?

 

Incorrecto.

 

—¿Y sus ojos?

—Grises…

 

Incorrecto.

 

—¿Y alguna cicatriz en su cuerpo?

—Es que… siempre me decía que apagara la luz…

 

En realidad, lo único que Motte había visto del duque era un fugaz encuentro en el baño, justo antes de que una criada la llevara y la encerrara en la torre por orden del ‘duque’.

 

—Entonces, al final, no viste si el hombre con el que te acostaste era el duque o no.

 

Cuando Chowon señaló la verdad, el rostro ya pálido de Motte se puso aún más lívido.

 

—No hay pruebas.

 

Marius, que miraba, estaba tan frustrado que sentía que iba a explotar. ¿Por qué la princesa no le creía y seguía negando la realidad? Sabía que era difícil aceptar la infidelidad de su esposo. Pero su hermano le había dicho que la verdad, como la medicina, era amarga.

¿Qué podía hacer para que la princesa se tragara esa amarga medicina y despertara de su fantasía?

Mientras se frotaba el rostro con brusquedad, Marius, que acababa de encontrar una prueba que la princesa no podría negar, agarró la muñeca de Rothe.

 

—¿Aun así va a defender a ese hombre?

 

Había un trozo de tela blanca atado a la muñeca. La cara de Chowon se puso rígida al ver el bordado familiar que sobresalía de la esquina del nudo.

‘¡Ese es el pañuelo que le hice al jefe!’.

El mismo pañuelo que había perdido el mes pasado.

 

—…¿Dónde conseguiste esto?

—El duque… me lo dio antes de irse.

 

Chowon maldijo por dentro.

‘Fue muy astuto. Pensé que lo había planeado con astucia, pero en realidad, lo hizo con la intención de engañarme. Quería que yo creyera que mi esposo me había sido infiel con el pañuelo que yo le había hecho’

De repente, Chowon olió algo y se inclinó.

‘Coco’

El pañuelo tenía un leve olor a coco.

‘Uf… ¿Con quién se habría visto en secreto?’

Chowon levantó la cabeza con calma y declaró:

 

—Tendremos que interrogarla.

 

‘Pero primero, hablaré con el jefe’

Chowon miró los rostros de las criadas y de Marius, dio sus instrucciones paso a paso.

 

—Irene, ve y llama al señor Walter al estudio. Astrid, vigila a Motte con Señor Walter. El interrogatorio comenzará en una hora en la sala de audiencias. Marius, lleva a Bastian a la sala de audiencias.

—¿A dónde va usted, princesa?

 

Cuando Marius le preguntó mientras ella se dirigía a la puerta, Chowon hizo un gesto a las dos criadas que no habían recibido instrucciones.

 

—A cambiarme. Dorothea y Gisela, síganme.

 

Pero Chowon siguió caminando, pasando por alto el vestidor. Había dejado a Dorothea y a Gisela en el vestidor con la excusa de que prepararan un vestido y una corona. Sus pasos la llevaban a la oficina del duque.

El culpable está sin duda entre el círculo íntimo de ambos.

La prueba: el pañuelo y el aceite de coco. Solo las personas que tenían acceso al dormitorio y al vestidor de la pareja ducal podrían haber obtenido esos objetos. Además, el hecho de que se los pusieran a la falsa amante significa que sabían el significado de esos objetos para ellos.

Y una cosa más. ¿Por qué, después de solo difundir rumores hasta ahora, apareció la mujer hoy?

La gente fuera del castillo no sabía que los dos se iban, solo unos pocos en el castillo lo sabían. Lo habían ocultado a los demás con la excusa de que el duque estaba enfermo.

Si lograban que el barón Fulmes partiera en la expedición hoy, los dos planeaban irse. Por lo tanto, el momento no era una coincidencia. Significaba que era un acto de alguien del círculo íntimo que conocía su itinerario.

‘Pero ¿por qué?’

El plan solo podía tener tres objetivos, sin importar cuánto lo pensara: la reputación de la pareja ducal, la ruptura de su relación o el dinero.

Si se trataba de su círculo íntimo, ninguno era pobre, así que el dinero no era el motivo. Además, si quisieran obtener dinero con la excusa de un hijo ilegítimo, ¿no sería más fácil aparecer cuando el duque estuviera fuera y quedarse en un castillo vacío?

¿Y la reputación? ¿Harían algo tan complicado por eso? Bastaría con difundir rumores y dejarlo así.

Entonces, ¿qué queda?

 

—Como si alguien hubiera decidido deliberadamente enemistarnos.

 

‘Sí, parece que es así’

Como dijo el jefe, el sospechoso más probable es Marius. Sin embargo, por lo que ella había visto en los últimos años, él era la persona menos probable para ser el culpable.

‘Él es muy impaciente’

Hoy mismo, tan pronto como encontró a la mujer, la arrastró hasta Chowon y se alteró. ¿Un chico así planearía algo y tendría paciencia durante meses?

‘Es ridículo’

Aunque Marius era ingenioso, sus planes eran muy superficiales.

‘Entonces, ¿quién?’

El rostro de Chowon, tan oscuro como el pasillo donde la lluvia golpeaba las ventanas, se fue iluminando con cada paso.

 

—La princesa tenía un prometido, pero como no podía tener un heredero, rompieron el compromiso.

 

Chowon, que de repente recordó el rumor que no era del todo infundado, también recordó algo que Seungjun le había dicho una vez en la cama.

 

—Estaba pensando en inventar información falsa y dársela a nuestros vasallos. Podría ser una pista para encontrar al culpable.

 

‘Vaya, yo lo hice primero’.

Sin saberlo, Chowon le había contado a alguien una información que solo ella sabía en este mundo: la razón por la que se había roto su compromiso en la realidad. Y esa persona la difundió, sin saber que era una historia que solo ella conocía.

‘Pensé que era solo una chismosa, pero…’

Sin embargo, su comportamiento habitual no parecía ser el de una chismosa. Sin duda, difundió el rumor con un propósito claro.

Es decir, la ruptura de la relación de la pareja ducal.

‘Pero ¿por qué?’

Había encontrado al sospechoso y el objetivo, pero faltaba el motivo, que era esencial para el crimen.

Mientras buscaba en toda la información que conocía, Chowon de repente recordó algo que Marius le había dicho.

 

—Es un hijo ilegítimo, nacido de un amorío.

 

‘Hijo ilegítimo’

Y la mujer en la misma situación que Chowon, divorciada por la llamada ‘enfermedad de la familia real’.

La lluvia se detuvo de repente. Al igual que las nubes se alejaban del cielo, una sonrisa segura de sí misma reemplazó las nubes del rostro de Chowon.

 

—Ahora creo que lo sé todo.

 

‘Dorothea’

 

—Uf… ¿Por qué es tan torpe?

 

Quizás el plan tenía muchas fallas porque no sabían que los dos no eran de este mundo, que se conocían y entendían sus personalidades.

‘El problema es que tengo la corazonada, pero me falta la prueba…’

Chowon sacó de su manga lo que había escondido. Una letra garabateada se veía claramente en el trozo de pergamino.

‘La tengo. La caligrafía de la culpable’

Una sonrisa segura de sí misma volvió a dibujarse en el rostro de Chowon.

 

 

 

 

 

 

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—Sir Marius.

 

Marius, que estaba merodeando por el pasillo tratando de calmarse, volteó la cabeza al escuchar que lo llamaban. La que apareció en la esquina fue la criada de la princesa, Dorothea.

Por un momento, pensó que la princesa lo estaba buscando, pero no era así. La criada se acercó con un rostro preocupado y se paró frente a él.

 

—¿Se encuentra bien? Parece muy enojado.

—Para serle honesto, no estoy nada bien.

—Para serle honesta, yo me siento igual.

 

Marius, que pensó que estaba solo, se detuvo en seco.

 

—Estoy preocupada por la princesa. Me da miedo que la engañen, que caiga en la trampa del duque. Puede sonar irrespetuoso, pero es una persona muy ingenua.

 

Él no tenía forma de saber que Dorothea simplemente estaba repitiendo como un loro las palabras que él mismo había dicho en algún momento.

 

—Sí, por eso yo también estoy preocupado.

—Yo tuve una experiencia similar. Mi esposo tenía una amante y un hijo ilegítimo a mis espaldas. No podía creer que el hombre que me amaba hubiera hecho algo así, lo negué, pero mientras lo hacía, lo perdí todo a manos de esa mujer.

 

Marius, que había escuchado ese rumor, mostró una expresión de vergüenza.

 

—No sé cómo consolarla.

—Estoy bien. Fue hace mucho tiempo. Pero pensar que la princesa podría pasar por el mismo dolor me quita el sueño.

 

‘De alegría’

Dorothea bajó las comisuras de sus labios, que querían curvarse hacia arriba, inclinó la cabeza, fingiendo tristeza.

 

—Si la princesa se engaña a sí misma pensando que esa mujer es una farsante, quizás se sienta tranquila por ahora, pero en el futuro, seguirán apareciendo otras ‘Motte’. Quizás el duque también esté buscando eso.

—Ay… No había pensado en eso…

 

Dorothea se acercó a Marius, que se frotaba el rostro con las manos, le susurró:

 

—Debe dejar claro la infidelidad del duque con esta oportunidad. La única persona que puede proteger a la princesa es usted, señor Marius.

 

Su voz sonó como el silbido de una serpiente, pero Marius no se dio cuenta.