Jefe, si me mata un dragón, ¿cuenta como accidente laboral? - 77
Me conmovió tanto ver cómo hacía hasta lo impensable para pasar tiempo juntos, que casi se me salieron las lágrimas.
—De verdad, me preocupas. Este es un consejo que te doy como tu superior, de corazón, así que no lo tomes a mal, Chowon…
Cuanto más seguía hablando aquel hombre de pocas palabras, más difícil se me hacía contener la risa.
‘Qué tierno, el jefe…’
Chowon frunció el ceño con fuerza y se mordió los labios.
‘Ay, me estoy volviendo loca.’
Estaba al borde de la locura. Y es que Chowon era una mujer que caía rendida ante un hombre lindo. Cuando sus «amenazas» inofensivas se volvieron interminables, no pude más.
—Oiga…
Chowon le agarró la cara de golpe a su jefe. Sus ojos se abrieron de par en par, como si pensara que iba a besarlo.
‘Ay, de verdad, me estoy volviendo loca.’
‘Nuestro jefe es tan tierno.’ Si dijera eso, mis compañeros de equipo agarrarían una pala y me enterrarían bajo tierra.
—Ejem…
Chowon se aclaró la garganta y forzó una voz seria.
—¿Usted es el jefe del Tercer Equipo de Manejo de Organismos Especiales, Cho Seungjun? Me atrevo a dudar si el gerente o el director no han poseído su cuerpo.
En ese momento, una sonrisa tímida apareció en el rostro de Seungjun. Él también se sentía avergonzado por su actuación.
‘¡Ay, qué tierno se ve así! ¡Me va a dar algo, de verdad!’
Justo cuando Chowon cerró los ojos y estaba a punto de abrirlos de nuevo, algo suave cubrió sus labios.
‘Ah, caí.’
En realidad, ella sabía que él buscaba la oportunidad para besarla y, a propósito, se la dio.
Pero el contacto duró solo un instante. La piel que rozó los labios de Chowon se separó con un «chup», un sonido embarazoso. El calor de esa fricción fugaz se desvaneció de inmediato.
Chowon, que había abierto un poco los ojos, los volvió a cerrar. Una mirada tan intensa como sus labios la estaba observando. Sintió que esa mirada aguda había descubierto sus verdaderas intenciones.
Aunque quería que él se alejara cuando se acercaba, en el momento en que se separaba, la nostalgia la invadía de golpe.
—Ahh…
Tenía razón. Él la había descubierto, y por eso, volvió a cubrir sus labios. Un sabor intenso a vino de alta calidad invadió su boca, justo cuando Chowon entreabrió la suya para tomar aire.
Pronto, el sonido de sus lenguas rozándose se hizo más fuerte. El canto de los grillos se fue desvaneciendo. Hasta olvidó dónde se encontraban.
Sin darse cuenta, una de sus grandes manos se había posado en la nuca de Chowon. La simple sensación de sus gruesos dedos deslizándose por su cabello bien peinado le provocó un suspiro de deseo.
—Ahhh…
Aunque solo estaba sentada, su respiración se aceleró como si hubiera corrido. Al notarlo, él retiró la lengua. Como para expresar su pesar, le dio dos pequeños besos en la comisura de sus labios.
Con los labios aún juntos, la mirada de él se elevó hacia el cielo nocturno.
—Hoy no caerá una estrella fugaz, ¿verdad?
En ese instante, la voz de Marius resonó en la cabeza de Chowon.
—Dicen que si te besas bajo una estrella fugaz, alcanzarás el amor eterno.
Había escuchado eso una noche, en el balcón, durante un banquete.
—Ojalá en este momento cayera una estrella fugaz.
Cuando Marius le dijo esas palabras tan significativas, a Chowon se le vino a la mente, de forma inesperada, el hombre que la miraba justo en ese momento. Incluso tuvo un pensamiento ridículo: que quería escuchar esas palabras en la voz indiferente, pero apasionada de su jefe.
¿Se habría cumplido su deseo de ese entonces?
‘…No puede ser. No creo que llegue a ser amor.’
Chowon se reprochó a sí misma por tener esperanzas inútiles y desvió la mirada hacia el cielo nocturno. Cuando sus labios se separaron, la mano que rodeaba su cintura la rozó, como si le pidiera que volviera.
—Las estrellas fugaces no caen así nomás. La lluvia de meteoros Gemínidas es en invierno… ¿Ah, también hay Gemínidas aquí?
‘Qué molesto, intenta arruinar el ambiente que él mismo había creado, desviando la conversación’
Seungjun dejó escapar una risita burlona hacia la nuca de Chowon y volvió a mirar el cielo.
—Aun así, si las vemos todas las noches, seguro cae una.
—¿Todas las noches?
Solo entonces Chowon volvió a mirarlo con sus grandes ojos.
—¿Qué clase de jefe hace cenas de equipo todas las noches? Esto, si lo denuncio a Recursos Humanos…
—Hong Chowon.
—¿Sí?
—Si tanto odias las cenas, vamos a trabajar horas extras.
—Ay… Cena de equipo y luego horas extras, de verdad que ya es demasiado…
—¿Lo hacemos aquí, si no quieres?
—……
‘¿Será que esta mujer lo está considerando en serio?’
La mirada, que al principio se había agitado de sorpresa, comenzó a recorrer el balcón. Solo cuando se detuvo en la puerta, negó con la cabeza. Había recordado que al otro lado de esa puerta, en la sala de estar, estaban esperando las sirvientas.
‘Qué… ¿De verdad lo estaba pensando en serio?’
Seungjun se levantó conteniendo la risa. Mientras guiaba a Chowon a la habitación, se detuvo de pronto. Su rostro sonriente reflejado en la ventana no parecía el suyo.
Antes, sus días eran aburridos y sin sentido. Hacía tanto tiempo que había dejado de esperar algo del mañana en su rutina monótona, que ya no lo recordaba.
Pero ahora, cada día se sentía precioso y anhelaba el siguiente. Una mujer con un nombre colorido estaba tiñendo de mil colores su vida monocromática.
En ese momento, solo el hecho de tener a Chowon a su lado debería ser suficiente para estar agradecido. Pero la codicia humana no tiene límites.
—Hoy no caerá una estrella fugaz, ¿verdad?
Desear algo como el amor eterno.
Sabiendo que no podría durar para siempre.
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Incluso en el extremo norte del reino, llegó un verano caluroso. Para un coreano, un verano sin el canto de las cigarras resultaba extraño.
Seungjun lanzó una mirada penetrante a la ventana de su oficina, que estaba abierta de par en par. La brisa que esperaba no entraba, solo el murmullo de las conversaciones de los que disfrutaban del sol en el jardín.
Toc.
Cuando cerró la ventana de golpe, Walter, que estaba sentado de lado en el sillón, frunció el ceño. Pero al ver la expresión aún más sombría de su superior, no se quejó y se abanicó.
—Pensé que al venir aquí no habría un calor tan insoportable…
—Solo tenemos que aguantar unos días.
—Por cierto, parece que el joven príncipe no pudo aguantar ni esos pocos días y perdió la cabeza.
Cuando la conversación giró de repente hacia Marius, Seungjun levantó la vista y entrecerró los ojos. Walter, al ver que había logrado captar su atención, comenzó a contar con entusiasmo el chisme más reciente.
—Fue al pueblo por la mañana y desde entonces ha estado buscando por todo el castillo como un loco. Dice que busca a una mujer.
A Seungjun le había parecido sospechosa la desaparición de la sirvienta Lotte, así que hacía tiempo que había puesto a Walter a vigilar a Marius. Seungjun le prestó atención no por un chisme sin valor, sino porque era un informe importante.
—¿Se le habrá escapado su amante?
Seungjun soltó una risa burlona. Si su amante se iba a escapar, ¿por qué huiría al castillo de su amante?
—¿Quizás la mujer que está buscando es…
Aunque Seungjun no dijo el nombre de la mujer, Walter asintió. En ese momento, Seungjun dejó el cuaderno que tenía en la mano sobre el escritorio y se cruzó de brazos.
Pensó de nuevo en el rumor que Walter le había contado unos días atrás: que el duque había escondido en el castillo a la bella Lotte de la aldea de Armut para hacerla su amante.
‘He estado esperando su próximo movimiento, y al final es solo un rumor…’
Nadie había visto a Lotte en el castillo ese día, pero se había corrido un rumor desagradable. O el rumor se originó en la aldea de Armut, donde se decía que Lotte había sido llamada a ser sirvienta en el castillo del duque, o fue esparcido por la misma persona que la trajo. Una de dos.
Los rumores no tienen ni cabeza ni cola.
Averiguar la fuente era una tarea prácticamente imposible.
‘¿Qué es lo que busca, exactamente?’
Adulterio, secuestro y encarcelamiento de una mujer casada, y hasta el asesinato de una familia entera. Un rumor con todos esos elementos tan nefastos podría tener varios objetivos.
Uno: arruinar la reputación del duque entre la gente.
Dos: que llegara a oídos de la realeza y así reducir la influencia del Duque en la corte.
Pero, ¿tenía realmente alguna influencia en la corte un Duque de origen plebeyo, que ya le caía mal al rey por haber hecho su trabajo?
También podría ser obra del rey, que sentía celos. Pero esa hipótesis parecía un poco exagerada. No encajaba del todo con la idea de que el rey solo lo vigilaba por si se hacía demasiado poderoso.
El rey seguramente estaba sentado cómodamente en su lujoso trono, escuchando cada uno de sus movimientos. A través de Bastian, que era un miembro de una de las familias más cercanas a la realeza y el hijo de la persona de mayor confianza del rey. Era evidente, solo con ver la frecuencia con la que su sirviente cabalgaba hacia la capital.
‘¿Es un doble agente, o qué?’
Era de esperarse, desde que la familia Castel le asignó a alguien con tanta facilidad. Pero en ese entonces, él no sabía nada sobre cómo manejar un territorio, y necesitaba a alguien que se encargara de este lugar, así que no tenía otra opción.
En cualquier caso, el rey, que lo vigilaba a través de Bastian, sabría que él no estaba tramando ninguna tontería como una traición.
Entonces, el tercer objetivo de este rumor malicioso: que llegara a oídos de la princesa y arruinara su matrimonio.
Solo había una persona que querría eso.
Además, su padre no había alardeado de que su hijo no solo era bueno para escuchar chismes, sino también para inventarlos? La estrategia de esparcir y usar rumores es bastante común.
Seungjun descruzó los brazos y volteó el cuaderno que había dejado boca abajo. Si ahora está buscando a Lotte y revisando todo el castillo, él esperaría mientras hace su trabajo, y el tipo seguramente se presentará para causar algún problema. Tenía la esperanza de que eso le diera una pista para atrapar al culpable.
—Por cierto……
Justo cuando Seungjun había terminado de pensar y se disponía a volver a trabajar, Walter comenzó a hablar. Lo había estado observando en silencio, como si estuviera esperando el momento adecuado para decir algo importante.
—¿Qué pasa?
—Es que… ¿tal vez…?
—Estoy ocupado, hable rápido.
Walter estiró la comisura de sus labios con una expresión de hastío, se inclinó hacia adelante y bajó la voz.
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