Jefe, si me mata un dragón, ¿cuenta como accidente laboral? - 70
—¡Ah!
El fuerte pilar de carne se clavó en su interior, que estaba apretado. Una oleada de placer le recorrió el cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, por la sensación de calor que le raspaba las profundidades.
El pervertido de su superior ya no decía nada. Ya no le hacía peticiones y solo sostenía a Chowon con fuerza, moviendo sus caderas. Ahora, era ella quien se había vuelto la suplicante.
—Ah…
Un suspiro salió de la boca de Chowon, que era sacudida sin piedad por el ritmo cada vez más rápido de las caderas de Seungjun. Esta vez, el significado era un poco diferente. La luz azul del amanecer se había convertido en un brillante sol, por la ventana se escuchaba el ajetreo de los sirvientes que pasaban.
‘En serio, no sé qué demonios estamos haciendo tan temprano por la mañana’
Chowon era inconsistente. Aunque la mano de Seungjun ya se había alejado, los dedos de Chowon seguían enterrados en la montaña. Seungjun, que la miraba con ojos divertidos mientras sus dedos se movían descaradamente bajo la carne, soltó una risita.
—En serio, parece que no lo eres, pero sí lo eres.
‘Hablando de hipócritas, mi señor’
—Ah… Chowon, ¿sabes que tu apodo en la empresa es ‘Princesa de hielo’?
Chowon, que casi se ahoga por los golpes que recibía en lo más profundo de su ser, solo pudo asentir con la cabeza.
—¿Quién más sabe que esta Princesa de Hielo es en realidad una mujer tan traviesa?
Chowon negó con la cabeza y se puso un dedo en los labios, como si fuera un secreto de los dos. Una sonrisa de victoria se extendió por el rostro de Seungjun.
‘Espero ser el único que lo sepa por el resto de mi vida’
Apretó la cintura de Chowon con más fuerza.
—¡Ah!
El movimiento de sus caderas se hizo más rápido, los dedos enterrados en su carne también se aceleraron.
—¡Ay! No te detengas.
—¿Por qué no lo haría?
Una mano caliente agarró sus pechos, que se sacudían sin control con cada embestida. En ese instante, su interior apretó con fuerza el pene que se clavaba en lo más profundo de ella. Un intenso placer la asfixió de inmediato.
—¡Ah, ah! ¡Ugh!
Seungjun no tuvo más remedio que taparle la boca a Chowon, que gemía y temblaba de placer. Por alguna razón, el pasillo de afuera estaba ruidoso. Al parecer, Chowon también lo escuchó, sus ojos ansiosos se dirigieron hacia la puerta.
—Solo mírame a mí.
Pero todavía no había terminado.
Él golpeó con fuerza la montaña enterrada en su cuerpo, sus ojos desesperados se clavaron en el rostro de él. Esto significaba que otro clímax estaba cerca. Su cabeza cayó de nuevo sobre la almohada. Por el contrario, los glúteos de Chowon se elevaban, Seungjun la sujetó con fuerza y le dio una estocada fuerte con su pene.
—¡Ah…! Ugh, uhg…
Los gemidos reprimidos volvieron a chocar contra su palma, las lágrimas rodaron por sus ojos, llenos de placer.
En el momento en que su interior, que se aferraba con fuerza al pilar de carne, se contrajo, Seungjun se metió por completo, con sus huesos pélvicos pegados a los de ella. Su cuerpo roció un líquido viscoso al tocar la carne blanda que se encontraba al final del vientre de la mujer.
—Ah… me voy a volver loco.
Esperando a que los temblores se detuvieran, movió lentamente sus caderas. Cuando los gemidos disminuyeron, él quitó la mano que le tapaba la boca.
El sonido de sus respiraciones agitadas llenó el lugar que los gemidos habían dejado. Seungjun abrazó el cuerpo empapado de sudor y mezcló su respiración con la de ella. Cuando sus labios se separaron, Chowon susurró con voz cansada:
—Ah, en serio… No es que yo sea una pervertida. Es que usted lo hace muy bien.
—Si no te gusta, puedo intentar hacerlo menos bien.
—¿Cuándo dije que no me gustaba?
‘Qué adorable’
Seungjun volvió a juntar sus labios, que tenían una sonrisa. Tan pronto como sus labios se unieron, se separaron con un «chuic» porque Chowon había sacudido la cabeza.
‘Es adorable, pero también molesta’
Justo cuando estaba a punto de besarla con fuerza para que no se separara, sus labios se abrieron y soltó algo inesperado:
—Ah, señor.
—Luego.
—Feliz cumpleaños.
Él levantó los párpados y la miró a sus ojos verde claro.
—……. ¿Cómo sabías que hoy es mi cumpleaños?
—Fue hace como un mes, ¿no? Su cumpleaños fue hace poco.
—Aun así, ¿cómo te acuerdas…?
En este mundo en el que las redes sociales les recuerdan a todos los cumpleaños, la mayoría de la gente incluso se olvida del cumpleaños de sus familiares. ¿Quién se acordaría del cumpleaños de su superior?
—Ah, es que…
Las mejillas de Chowon se pusieron rojas.
‘¿Será que le gusto?’
Seungjun, que se estaba adelantando a sí mismo, casi se ahogó con la siguiente respuesta de Chowon, que se salió de sus expectativas.
—La fecha……
Él pareció entender la respuesta que ella le dio. Sus labios se torcieron y soltó un suspiro de resignación. Chowon evitó su mirada y se aclaró la garganta sin motivo alguno.
Hoy era 9 de junio. O en otras palabras, 6/9.
Hacía un mes, un 9 de junio, estaban en la oficina y los miembros del equipo se habían reunido para cantarle el feliz cumpleaños a su superior.
‘El buda de piedra llegó en un día pervertido’
Todavía recordaba vívidamente cuando se rió a carcajadas porque un demonio pervertido le había susurrado esas palabras.
—Hong Chowon, ¿qué clase de pensamientos inapropiados tenías sobre el cumpleaños de otra persona?
Chowon sonrió como si no hubiera pensado nada vergonzoso y se hizo la tonta.
—Lo importante es que me acordé de su cumpleaños. Feliz cumpleaños.
—Vaya, qué ridículo. Entonces, ¿no hay regalo de cumpleaños?
—Pero nos arrestarían.
—No estamos en Corea, así que no se aplica.
En ese momento, Seungjun recordó algo y se quedó sin palabras.
—¿Y esto?
—Es que hoy es mi cumpleaños.
—¿Y por qué me das un regalo en tu cumpleaños?
—Uh… para celebrarlo todos juntos…
—Te arrestarían.
Seungjun recordó vívidamente cuando una mujer que era una nueva recluta le ofreció un regalo que ella había recibido por su cumpleaños, él le había dicho, con aire de burla, que eso no se podía por las leyes.
Lo que sea que haya pasado fue en una época en la que su equipo tuvo muchos problemas, por lo que su humor era terrible.
De todos modos, fue el karma por haber hablado de más. Soltó un largo suspiro y se frotó bruscamente la cara. Chowon, por el contrario, dudó.
—No es que no haya preparado nada por eso, no soy tan mezquina.
Chowon humedeció sus labios. No podía decir que no había ningún resentimiento de esa época. Así que su respuesta fue una verdad a medias.
—Tenía miedo de que si le daba algo, a usted no le gustaría…
Esta era la otra mitad de la verdad. Aunque ahora era más tranquilo, el viejo líder de equipo, Jo Seungjun, parecía ser una persona que no dudaría en rechazar algo si no le gustaba.
—Además, usted no parece necesitar nada. De todos modos, tiene el almacén lleno de monedas de oro…
—Entonces, me puedes dar algo que no se pueda comprar con dinero.
—¿Eh? ¿Cómo qué?
Chowon inclinó la cabeza, una de las comisuras de los labios de Seungjun se levantó de manera astuta. Solo una.
—Un 69.
—¿Qué?
—Si es 9 de junio, ¿no deberíamos hacerlo?
Sus ojos se redondearon. Los de ella temblaron como si hubiera un terremoto.
Seungjun intentó contener la risa. Su rostro de desconcierto era adorable. Ver a la mujer, que había sido tan valiente, tan avergonzada, le daban ganas de burlarse más de ella.
—¿Por qué? Está en ese libro que atesoras en tu caja de tesoros.
—No, no es una caja de tesoros. Y tampoco lo atesoro.
Al verla negar con la cabeza, la otra comisura de los labios de Seungjun también se levantó.
—Chowon, ¿no hemos dormido juntos como cien veces hasta ahora?
Decir el número en voz alta hizo que ella abriera los ojos una vez más, como si le impactara que habían estado en la cama todos los días durante tres meses.
—¿Y en serio no hemos probado ni la mitad de las posiciones del libro? Ya que lo mencionamos, hagamos una hoy.
—Ah, eso es demasiado pervertido…
Chowon se movió incómoda. En ese momento, un ruido húmedo salió de sus cuerpos, que seguían entrelazados. Estaba tan avergonzada que hasta sus orejas se pusieron rojas.
Claro, era una mujer pasiva en la cama, así que era normal que lo llamara pervertido.
—Ya se lo hice con la mano. ¿No cuenta eso?
Al ver que las comisuras de sus ojos temblaban, Seungjun soltó una risita. En primer lugar, él ni siquiera tenía la intención de hacerlo, ella había caído ingenuamente… Si ella hubiera aceptado de buena gana, él se habría sorprendido.
—Es una broma.
Un largo suspiro de alivio salió de los labios de Chowon.
—Además, ¿quién le da a otra persona como regalo un encuentro sexual que hacemos todos los días?
Seungjun no notó que los labios de Chowon se habían entristecido. Él le acarició las mejillas con sus labios y luego se movió lentamente hacia la oreja.
—El regalo que yo quiero es…
Le susurró al oído, lamiendo suavemente el pabellón de su oreja con la punta de la lengua y abrazándola mientras temblaba.
—Que en vez de ‘Jefe’…
Estaba a punto de pedirle que lo llamara por su nombre, como la noche anterior.
—Ah…
Alguien tocó la puerta. ¿Quién sería tan desconsiderado tan temprano en la mañana? Seungjun soltó un fuerte suspiro y se aclaró la garganta.
—¿Qué pasa?
—Duque, ¿se encuentra bien?
Al escuchar la voz de Walter desde el otro lado de la puerta, Chowon se encogió, incómoda. Seungjun le dio un beso suave, se levantó y la cubrió con la manta.
Sin ocultar su molestia, él, que solo llevaba una bata sobre su cuerpo desnudo, agarró el pomo de la puerta.
—¿Qué demonios pasa a esta hora…?
En el momento en que vio el rostro de Walter a través de la puerta entreabierta, Seungjun se quedó sin palabras.
Madara Info
Madara stands as a beacon for those desiring to craft a captivating online comic and manga reading platform on WordPress
For custom work request, please send email to wpstylish(at)gmail(dot)com