Jefe, si me mata un dragón, ¿cuenta como accidente laboral? - 30

Su rostro volvió a arder con ese pensamiento vergonzoso, pero Seungjun le quitó las manos que cubrían su cara una por una.

—Si es por la reunión de oración, dije que no podías ir esta mañana, así que está bien.

—Ah, gra…

—Princesa, Duque. El desayuno está listo.

—Gracias. Nosotros nos encargamos de la comida, así que pueden retirarse.

Al escuchar a Seungjun, las sirvientas hicieron una reverencia y salieron. Solo entonces Chowon se incorporó perezosamente en la cama. Buscando algo para vestirse, descubrió una camisa que una de las sirvientas parecía haber doblado cuidadosamente al pie de la cama y la alcanzó.

Los suaves rayos del sol de la mañana se derramaban en la habitación. Una mujer con una mano cubriéndose el pecho y nada debajo, extendiendo la mano hacia el pie de la cama. Seungjun la miró fijamente, y su boca se secó.

‘¿Debería quedarme en la cama hoy?’

Para eso, tenía demasiado que hacer. Seungjun no necesitaba ni títulos ni feudos, solo a Chowon. Deseó que el rey, que le había dado una carga tan inútil, sufriera de disfunción eréctil.

Apartando su mirada de arrepentimiento, él también se levantó lentamente y tomó la túnica y la ropa interior que estaban a sus pies. Chowon, que ya se había puesto la bata, estaba sentada en el sofá frente a la chimenea, poniendo una cucharada de miel en su té de menta.

Seungjun se acercó por detrás del sofá, tomó su taza de té y la bebió de un trago, luego puso una mano en el hombro de Chowon.

—Nos vemos al almuerzo.

—¿Oh? ¿No vas a comer?

—Tengo una reunión.

Esto era solo para que Chowon comiera tranquila sola. Él comenzó a ponerse el abrigo que estaba colgado en el sofá.

—¡Ah, aun así!… Espere un momento.

Chowon partió rápidamente un pan blanco y le untó mantequilla y miel en un lado.

—Coma al menos esto.

Seungjun miró fijamente el pan blanco y el rostro de Chowon, tan blanco como el pan.

Anoche, en el momento en que se dio cuenta de que Chowon no sentía nada por otro hombre, comprendió algo, y las emociones que había intentado sofocar toda la madrugada mientras miraba el rostro dormido de Chowon, intentaron asomarse de nuevo con solo un trozo de pan.

‘¿Me gusta Chowon?’

Esa inesperada revelación no lo dejó dormir hasta tarde en la madrugada.

Pensó que solo era la humillación de ser rechazado en la cama. Pero resultó ser la humillación de sentirse rechazado fuera de la cama.

Aliviarse porque ella no sentía nada por otro hombre no significaba que sintiera algo por él.

Era obvio por las bromas que ella le había hecho durante el acto anoche. A esta mujer solo le gustaba acostarse con él; no le gustaba él.

Pero, ¿qué tenía este trozo de pan para que deseara que este matrimonio falso no fuera falso?

‘No te engañes. Chowon solo te está mostrando amabilidad.’

Apartó la mirada de la mujer que le ofrecía el pan, o más bien, de su amable subordinada, y soltó con esfuerzo y brusquedad:

—No tengo intenciones.

Ahora que lo importante era sobrevivir, no tenía tiempo para dejarse llevar por sentimientos románticos. Se reprendió a sí mismo por ser patético y salió corriendo.

Mientras tanto, Chowon miraba la puerta firmemente cerrada con el rostro enrojecido.

‘¿Qué le pasa?’

En la cama era ardiente, pero tan pronto como salió, volvió a convertirse en un frío ángel de la muerte. ¿Bipolar? ¿O es que no le gustaba porque no era arroz? De todos modos, ¿no fue demasiado grosero después de que ella se tomó la molestia de prepararle algo?

—Tch…

—Crunch.

le dio un gran mordisco al pan.

—Qué rico está.

⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅

—Princesa, parece que por fin se reconcilió con el Duque.

Eveline, mientras ponía la ropa que Chowon se había quitado en el cesto de la ropa sucia, insinuó algo. No quería decir que estaba feliz por la reconciliación, sino que se refería a las vergonzosas pruebas de la misma. Chowon, sentada en la bañera, frunció el ceño al mirar las marcas rojas por todo su cuerpo.

—En cambio, peleé con una chinche.

Marisa, que sujetaba firmemente la toalla enrollada en la cabeza de la princesa, soltó una risita.

—Pero yo nunca he peleado con el Duque, ¿sabes?

—¿De verdad? Ayer durmieron bien separados como extraños, pero hoy los vi abrazados como si fueran uno solo, así que yo pensé…

Por favor, haz como si no vieras nada, por favor. Chowon fulminó con la mirada a Eveline por su aguda observación.

—Esta mañana, el Duque de verdad la trató a usted como a una muñeca de porcelana, Princesa.

Marisa sonrió dulcemente, con las mejillas sonrojadas.

—Así es. Cuando fui a despertarla para la hora de la oración, el Duque la abrazó fuerte y me dijo que no la despertara, que le dijera que hoy no podía ir. Parecía una gata madre abrazando a su gatito.

¿Por qué usaría una comparación tan inapropiada? Chowon frunció el ceño hacia la espalda de Eveline, que revolvía la chimenea.

—El Duque es realmente tierno.

Marisa, sentada junto a la bañera, juntó sus manos junto a sus mejillas y puso una expresión como si estuviera soñando un sueño extasiante.

—Incluso a nosotras, que solo somos sirvientas, nos da las gracias…

Al ver esa expresión, a Chowon le dio un ataque de picardía.

—Ay, no me digas que no estás sintiendo algo por el Duque, ¿verdad? ¡La Duquesa está aquí, vivita y coleando!

Marisa se sobresaltó, abrió mucho los ojos y agitó las manos.

—¡Princesa, cómo cree! Yo, ¿atreverme con el Duque…? No, yo solo…

—Lo sé, lo sé. Solo estaba bromeando.

Chowon golpeó la mano de Marisa con su mano mojada y se rio. Comparada con Eveline, que parecía una anciana prematura que lo había vivido todo, la ingenua Marisa era divertida de molestar.

—¿El Duque no tendrá un hermano soltero, Princesa? Si no está en edad, podría esperar…

Chowon soltó una carcajada ante el comentario despreocupado de Eveline.

—Que yo sepa, no tiene.

Las sirvientas suspiraron con tristeza, como si la tierra se hundiera. En la realidad, el que era un hombre guapo de exhibición con un cartel de «No tocar» en la frente, aquí se había convertido en el candidato número uno para esposo del reino.

‘Ahora que lo pienso, ¿el Jefe tenía hermanos en la realidad?’

Chowon, que inconscientemente repasaba las relaciones fraternales de Seungjun, se sobresaltó al recordar un rumor que había escuchado en Qing.

‘No debo mencionar a la familia, ni siquiera de pasada.’

⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅

Astrid agitó el abanico de seda que sostenía en la mano, observando a las mujeres reunidas en medio del desolado invernadero de vidrio. No hacía particularmente calor. A diferencia de su tierra natal, la región de Rodel, donde las ventiscas golpeaban incluso a principios de abril, un invernadero no servía de nada sin una estufa.

Astrid simplemente se sentía sofocada.

—¿Es verdad que Princesa Freesia luchó y venció a un ladrón tan grande como un oso pardo?

Una muchacha rubia sentada en el centro de un largo sofá de terciopelo hizo brillar sus ojos esmeralda llenos de curiosidad. A primera vista, parecía la más joven de todas las damas de honor reunidas allí.

—Irene, ¿cómo podría ser eso?

—¿Puede una mujer luchar y vencer a un hombre?

Las jóvenes nobles sentadas en otros sofás negaron con la cabeza, como si fuera absurdo.

—Seguro es un rumor que se esparce a propósito para que la princesa destaque.

Una muchacha de cabello negro soltó esas palabras con un tono frío, e inclinó su taza de té con el meñique levantado.

‘Esa niña sigue igual.’

Astrid observó a la muchacha por un momento y luego curvó las comisuras de sus labios. Al igual que Irene, era la hija de la familia de caballeros de más baja nobleza, pero siempre era tan altiva. Era una muchacha enigmática, que se comportaba con arrogancia sin importar el estatus, no se sabía si era por tener mucho coraje o por ser inmadura.

—¿Qué bueno podría haber en inventar una historia de que una princesa, que debe ser elegante, mató a un ladrón?

Astrid asintió ante las palabras tranquilas y lógicas de la mujer de cabello castaño sentada a su lado.

‘¿Era Dorotea?’

Era una mujer que no había visto mucho en la alta sociedad. Recordaba que decían que era sobrina de Barón Telpes, se rumoreaba que se había casado lejos, pero que había regresado de repente y había ingresado a un convento.

—Conozco bien a Lord Marius de la Casa Castel…

Con un tono de presunción, Astrid sonrió amargamente y tomó su taza de té. Era Katarina de la familia Fullmes, la más rica de la región de Rodel. Katarina agitaba continuamente su llamativo abanico de seda con una mano adornada con un enorme anillo de diamante rosa.

—Le pregunté y me dijo que era verdad. ¿Dijeron que la princesa mató al ladrón de un solo golpe?

—Ugh…

Irene hizo una mueca ante la horrible noticia y dejó su taza de té sobre la mesa.

‘¿Cómo será ella?’

Astrid se humedeció los labios secos con té de lavanda y se sumió en sus pensamientos. Si es capaz de matar a un ladrón, ¿será de constitución robusta? Los rumores callejeros decían que era una princesa revoltosa, tan inservible que ni siquiera la querrían los siervos. Parecía que no era una joven irresponsable, sino una princesa a la que el reino había abandonado por otras razones.

‘Quizás sea algo bueno…’

Si fuera una princesa débil y demasiado ignorante del mundo, esa zorra de Katarina podría engañarla fácilmente y conseguir el puesto de jefa de damas de honor.

‘No puedo seguir viviendo así.’

Era el cuarto año desde la muerte repentina de su esposo. En otras palabras, era el cuarto año desde que su hija, que entonces solo tenía un año, y ella habían caído en desgracia. Esperar pacientemente a que sus suegros le encontraran un nuevo matrimonio adecuado era una tortura. Así que tenía que encontrar su propio camino para sobrevivir.

‘Ah, ya llegaron.’

Astrid dejó apresuradamente su taza de té cuando dos sirvientas con elegantes uniformes de sirvienta abrieron de par en par la puerta del invernadero y entraron.

—¡Llega la honorable Princesa Freesia, hija legítima de la noble Casa Real Trodel y Duquesa Rodel!

Al grito del ayuda de cámara, las mujeres sentadas en el sofá se levantaron al unísono, Astrid se arrodilló en señal de respeto, pero sin querer, inclinó la cabeza.

‘¿Es una muchacha que aún no ha perdido la grasa de bebé?’