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Jefe, si me mata un dragón, ¿cuenta como accidente laboral? - 141

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Si bien podía entender el sentimiento, no podía evitar sentirse herida.

‘Es nuestro hijo y ni siquiera lo ha abrazado apropiadamente ni le ha demostrado afecto…’

¿Y eso es todo? Ella nunca lo había visto dirigirle la palabra al bebé. Jamás lo había llamado por su nombre. Incluso cuando le preguntaba a Chowon sobre el niño, solo se refería a él como ‘el bebé’, nunca como Noah.

Chowon se quedó mirando la puerta firmemente cerrada con resentimiento, como si fuera la representación del corazón sellado de Seungjun, se acostó cubriéndose con la colcha cuando escuchó sus pasos.

Como hacía todas las noches, él se subió a la cama y abrazó a Chowon, que estaba acostada dándole la espalda. También como todos los días, le preguntó sobre su jornada con la misma voz cariñosa que cuando no había bebé entre ellos.

 

—¿Hay alguna respuesta a la convocatoria para magos?

 

Era un tema demasiado formal para preguntarle a su esposa en la cama. Claro que Seungjun no sacaba un tema aburrido por ser despistado. Más bien al contrario. Al principio, cuando él le preguntaba qué había hecho hoy, ella solo hablaba de Noah, por lo que ahora él elegía un tema que no tuviera nada que ver con el niño.

 

—La respuesta ha sido mejor de lo que esperaba. Cinco magos del palacio ya han enviado su solicitud, adjuntando incluso cartas de recomendación de la Academia.

—¿Magos del palacio? ¿Vendrán a un lugar tan peligroso, dejando sus puestos cómodos?

—Parece que la situación por allí está volviéndose preocupante y quieren evitarla.

 

El derramamiento de sangre en la capital aún no había cesado. Además, después de que los magos que participaron en la elaboración de la pócima que le dieron a Lavanda tuvieran finales horribles, los magos del palacio parecían estar al acecho de cualquier oportunidad para escapar antes de que les cayera encima un problema innecesario.

 

—La gamba recoge las migajas mientras las ballenas luchan.

 

Chowon comenzó a reír por el inesperado chiste. Seungjun no desaprovechó el momento en que el ambiente se hizo más amigable y la hizo girar para que se miraran a la cara.

 

—Aunque puede que nos pongan pretextos diciendo que les quitamos personal.

—Eso sí sería muy mezquino, después de que les levantamos la maldición…

 

Pero dada la reciente e inusual conducta de Lavanda, parecía mejor ser cautelosos.

 

—No vamos a contratar a todos los magos del palacio. Solo a uno o dos que sean buenos en la medicina.

—¿No pensabas contratar solo a uno?

 

Seungjun se sorprendió bastante, ya que pensaba que un mago sería suficiente en el castillo, puesto que no era el palacio real.

 

—Originalmente sí, pero hay algo que me gustaría intentar.

—¿Qué cosa?

—Me gustaría intentar crear una vacuna.

 

Chowon le explicó apasionadamente su plan al todavía sorprendido Seungjun. Había muchas personas, especialmente niños, que morían por enfermedades prevenibles aquí debido a la falta de vacunas, y ella quería evitarlo.

Chowon conocía el principio de las vacunas, pero no exactamente el proceso para hacerlas. Los magos de este lugar, aunque no sabían que las enfermedades podían prevenirse con vacunas, tenían habilidades y magia que Chowon no tenía. Si unían sus fuerzas, tal vez podrían desarrollar una vacuna.

Por supuesto, la razón por la que Chowon se había embarcado en esto era Noah.

 

—Sarampión, viruela, polio… Me da miedo llevar a Noah a conocer gente o a que toque el césped del patio sin haberle puesto vacunas contra estas cosas.

 

Al final, Chowon logró una vez más vincular el tema que Seungjun había introducido estratégicamente con la historia de Noah.

 

—Hoy hizo bastante calor y lo llevé al patio. Vio una mariposa por primera vez y estaba tan asombrado que abrió los ojos como si fueran caramelos redondos de rey…

 

La conversación siempre fluía de esta manera. Si Seungjun hablaba de trabajo y mencionaba a Bastian, Chowon hablaba de lo que Astrid, la esposa de Bastian, había dicho sobre Noah.

Entonces, Seungjun, que la escuchaba en silencio, siempre usaba su último recurso.

 

—Ah, y también vio un perrito…

—No dejes que toque perros.

—Eso ya lo sé, jp…

 

Él cubrió sus labios con los suyos. Mientras Chowon se distraía al recibir su lengua, la mano que le rodeaba la cintura subió por su cuerpo y desató el cordón de su ropa interior. La mano que separó la abertura sin dudar y agarró su pecho estaba caliente.

 

—Jut…

 

A medida que sus gruesos dedos rodaban y masajeaban suavemente la suave carne, como si la estuvieran ablandando, Chowon dejó escapar un gemido exaltado entre los labios unidos. Pronto, unas gotitas de líquido blanco lechoso se acumularon en la punta del pezón engrosado, y finalmente rodaron por el abrupto acantilado rojo, mojando el dorso de la mano bronceada.

La lengua que arañaba el interior de la boca de Chowon se retiró y lamió el dulce jugo de leche, desde el surco entre los tendones del dorso de su mano hasta el pezón hinchado. Un par de carnes húmedas mordieron de golpe la punta del pecho que había comenzado a gotear leche, y luego la succionaron profundamente en la cálida boca.

 

—Ah, uung…

 

Este hombre succionaba la leche como un bebé, pero su forma de actuar distaba mucho de ser infantil. Chowon no pudo contener un movimiento de piernas al sentir la extraña sensación de cómo la leche era succionada con fuerza. Sintió que sus mejillas se encendían al instante. Chowon miró a Seungjun con ojos avergonzados.

‘No creo que sea necesario hacerlo…’

Y es que ya no sufría de mastitis.

Nunca imaginó que la vez que le pidió ayuda a él por vergüenza a pedirle ayuda a Evelin, la nodriza de Noah, terminaría de esta manera. Al principio, él le deshacía los nudos de forma normal con las manos y le extraía la leche acumulada, pero cuando eso no funcionó, comenzó a extraerla con la boca. En aquel entonces, parecía no estar muy convencido de beber la leche materna, pero en algún momento comenzó a disfrutarlo y ahora la “prevención de la mastitis” se había convertido en una mera excusa.

‘Parece que no lo haría, pero es muy fogoso.’

La punta de sus dedos romos masajeaba la carne suavemente, empujando toda la leche restante hacia el pezón. Solo separó su boca después de lamer con la lengua hasta la última gota que se había acumulado en la punta del pecho.

 

—Hoy no es mucha.

 

Esto se debía a que el bebé estaba creciendo rápidamente estos días y la cantidad que comía había aumentado. Chowon sentía que tendría que tener provisiones permanentes para dos personas.

‘No será que el dicho de los adultos de que si te casas tendrás un hijo mayor se refería a esto, ¿verdad?’

Sus labios humedecidos bajaron por el cuerpo de Chowon. El camisón fue empujado hacia arriba y se enrolló como un cinturón bajo su pecho.

Seungjun tenía el rostro hambriento, como si lo más delicioso del mundo estuviera escondido detrás de la tela blanca con forma de triángulo. Tan pronto como la tela fue despojada, revelando la carne gruesa y blanca, él le dio un gran mordisco.

Sus labios se fruncieron y se deslizaron entre los labios vaginales, mordiendo el montículo redondeado. Cada vez que sus labios apretaban y rozaban ese punto sensorial, donde se concentraban innumerables nervios, Chowon no podía superar el placer sofocante y jadeaba.

 

—Uung… Jaa, despacio…

 

Ella se retorció y el montículo que sus labios sujetaban se soltó con un sonido de succión. Pero sin darle tiempo a que cesara el espasmo en sus muslos, la afilada punta de su lengua se hundió en su carne, buscando el montículo oculto. En el instante en que su lengua cubrió por completo el punto todavía palpitante y lo empujó hacia arriba, una sensación de placer como un relámpago la atravesó por completo.

 

—¡Jauts, es, estás… intentando matarme de un, jut, ataque al corazón?

 

El aliento burlón era caliente. El juego de su lengua, como si estuviera lamiendo un helado, derritió el cuerpo de Chowon poco a poco.

 

—¡Auj!

 

Finalmente, cuando sus dedos incluso se hundieron en su interior, su cuerpo, que se había vuelto aún más sensible después de dar a luz, no pudo resistir. Chowon se estremeció y pronto se desplomó. Toda la tensión acumulada por lidiar con el bebé durante todo el día se disipó de golpe, y sintió que se derretiría por completo.

Chowon, que recuperaba el aliento y disfrutaba de las secuelas del clímax, bajó la mirada al escuchar un crujido entre sus piernas. Seungjun se estaba quitando la túnica.

Parecía que ya se había quitado la ropa interior, pues su miembro bronceado se alzaba con la cabeza en alto. Chowon extendió la mano hacia abajo, agarró la columna caliente de carne y la movió suavemente hacia arriba y hacia abajo. Seungjun frunció el ceño en lugar de disfrutar.

 

—Esta noche solo hasta aquí.

 

Lo había esperado desde el momento en que él puso sus manos sobre ella.

Él apartó la mano de Chowon con firmeza. Porque lo que él quería era hacer el amor, no simplemente liberar su deseo.

 

—¿Solo esta noche?

 

Lo decía como si fuera solo por hoy, pero Chowon era así siempre.

 

—¿Qué excusa va a poner hoy?

—……

—Si tiene otra razón para no querer hacerlo, dígalo con honestidad, no la esconda.

 

Como Chowon seguía sin responder, Seungjun suspiró profundamente y preguntó:

 

—¿Está molesta porque soy indiferente con el bebé?

 

Era cierto que estaba molesta. Pero esa no era la razón por la que Chowon había estado rechazando las relaciones hasta ahora.

 

—…¿Y si me embarazo de nuevo?

 

Era un mito que no se podía quedar embarazada mientras se amamantaba. Aunque era raro, había casos en los que la ovulación ocurría sin menstruación, y de hecho, había bastantes personas que tenían un segundo hijo con solo un año de diferencia, sin haberlo planeado. De hecho, Chowon había nacido así.

 

—Si era eso, debiste haberlo dicho enseguida…

 

Seungjun inmediatamente bajó el dobladillo del camisón de Chowon. Al darse cuenta, no era de extrañar que Chowon lo evitara todas las noches. Aquí, el único método anticonceptivo fiable era la abstinencia.

Anhelaba cumplir las condiciones del final y marcharse de este lugar antes de que llegara una crisis y un caos inesperados. Pero no podía obligar a Chowon.

Mientras recogía la ropa que se había quitado, lanzó una pregunta que surgió de forma natural.

 

—Entonces, ¿cuándo crees que sería un buen momento para tener otro bebé?

 

Pero nunca imaginó que esa pregunta sería la semilla de una pelea.

 

—Uh… En… ¿diez años?

—¿Qué?

 

Seungjun, que había pensado en unos dos o tres años, se quedó desconcertado.

 

—Diez años suena mucho, pero aquí solo tenemos veintipocos, así que en diez años solo tendremos treinta y pocos…

—No me refiero a eso. ¿No vamos a volver a casa? ¿Te parecieron difíciles cuatro años y quieres vivir aquí diez años más?

—…¿Diez años es muy poco, al menos veinte?

—Chowon, ¿estás en tus cabales…?

 

No había necesidad de preguntar. Era obvio que esa mujer no estaba en sus cabales.


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