Hipnotizando a mi cachonda madre - Capítulo 48
—¡Ay! Pero qué le pasa a este chico. ¿Por qué me vas a llevar tú al baño?
—¿Y cómo vas a ir si no puedes caminar?
—¡Voy a ir sola!
Mamá hizo un puchero y frunció el ceño.
—¡Qué pesado eres!
Ignoré las palabras de mamá y, a grandes zancadas, abrí la puerta del baño del salón y entré.
Caminé hacia la parte delantera del inodoro y mamá se retorció, esforzándose por que la bajara.
—¡Ya está! ¡Bájame y tú sal rápido!
—Vale, pero date prisa en orinar.
—¡No voy a poder si no te vas! ¡Que me urge!
—¡Vale! Llama cuando termines de hacer pis.
Entorné la puerta del baño y esperé pegado a ella.
—Cierra la puerta del baño, por favor.
—No pasa nada. ¡Date prisa en orinar!
Ahora me sale con bastante naturalidad decirle a mamá que orine.
Y ella también lo acepta con naturalidad sin darse cuenta.
Quizás sea por la experiencia de la otra vez en el paseo junto al río, que ahora me siento mucho más cómodo tratando a mamá.
—¡Que cierres la puerta rápido!
Mamá gritó con furia.
—¡Vale! ¡Menuda genio!
Cerré un poco más la puerta.
No se veía el interior, pero se oían casi todos los ruidos.
—¡¿Por qué has dejado eso abierto?! ¡Que la cierres rápido! ¡Por favor!
—¡Ya está bien así! ¡Si tanto te molesta, ven tú y ciérrala!
Yo también estaba un poco irritado y me puse terco.
—¡¿De verdad le vas a hacer esto a tu madre?! ¡Te vas a enterar!
—Vale, vale. ¡Pues castígame o pégame, pero primero haz tus necesidades!
—De verdad que no puedo contigo.
Mamá siguió refunfuñando hasta el final.
Poco después, como esperaba, empezó a oírse débilmente el sonido del pis de mamá: ‘chorrito~ chorrito~♡~’.
El sonido de mamá orinando me parecía tan dulce y excitante.
¡Estoy loco! ¡Que me emocione tanto el sonido de mamá orinando!
Poco después, mamá debió relajarse o quizás tenía mucha prisa…
El sonido de un chorro grueso de orina continuó sin cesar: ‘¡charrr~ churrr~♡♥~!’.
‘¡Debió aguantar mucho!’
¡Qué hermoso y seductor puede ser el sonido de mamá orinando!
Al imaginar de dónde♥~fluía esa orina, una punzada de excitación irresistible me invadió.
Mi entrepierna ya estaba erecta más de la mitad, empujando con fuerza el pantalón.
Quisiera decir: ‘¡Cuando termines de orinar, te lameré bien el ♥agujerito♥!’, pero… hasta ahí no llego.
¡Algún día llegará ese día!
El sonido grueso de la orina se calmó y el silencio invadió el baño.
Después de ese sonido tan agitado y excitante, me sentía tan vacío que pasé varios días así.
El sonido erótico de mamá orinando, que tanto quería seguir escuchando, se detuvo, se oyó el sonido de arrancar papel higiénico: ‘¡zhiik~!’, el sonido de la falda de mamá al moverse: ‘¡susurr~!’.
—¿Ya has terminado de hacer pis?
Apenas pude reprimir el deseo de entrar y, con valentía, le hablé a mamá.
—Ay~, no puedo hacer mis necesidades tranquila por tu culpa… De verdad que es duro.
Parece que mamá estaba bastante tensa.
Su suspiro sonó realmente pesado.
—¿Estás tan tensa porque estoy aquí?
—¡Ay~, por qué me hace pasar este mal rato, de verdad!
—Si ya has terminado de hacer pis, voy a entrar.
—¡Ay! ¡Todavía no! ¡De verdad que no tiene remedio!
Me importó poco que mamá se enfadara, no pude aguantar más y entré en el baño.
Tenía la entrepierna tan erecta que me costaba caminar.
Si mamá se fijara un poco en mis pantalones, se daría cuenta enseguida de mi estado…
Aunque quién sabe, quizás ya lo haya visto de reojo…
Entré a grandes zancadas y mamá cerró las rodillas rápidamente, cubriéndose el bajo vientre con las dos manos.
—¡Pero qué te pasa, de verdad! ¡Te he dicho que salgas!
—¡Que yo también tengo ganas de orinar! ¡Si mamá no sale rápido, yo tampoco podré hacer mis cosas!
—¡Pero si tienes el baño en tu habitación!
—Tengo que llevar a mamá a su habitación para que pueda orinar cómoda. ¡Por eso te digo que no me hiciste caso antes y por eso estamos así!
Alcé la voz y culpé a mamá.
—¡Ay~, quién querría estar así!
—En fin, abrázame. Te llevaré a tu habitación.
—¡Ay! ¡Pero si todavía no me he vestido bien!
—Pues vístete rápido. ¿Todavía no te has puesto la braga?
Pregunté a propósito, de forma directa.
—Mira qué forma de hablar. ¿Por qué será así?
Mamá puso una cara de niña enfurruñada.
—Yo te las pondré.
—¡Estás loco! ¡Apártate!
Intenté acercarme y me golpeó la mano con un ‘¡paf!’, gritándome.
—¡Pues vístete la braga rápido!
Yo tampoco me quedé callado.
Era la primera vez en mi vida que era tan insolente con mamá…
Y eso me excitaba de una forma extraña.
Mamá levantó el trasero apresuradamente y se puso la braga por dentro de la falda.
—¿Ya está?
Como antes en el recibidor, cuando levanté a mamá de golpe, me incliné, metí la mano izquierda por detrás de sus rodillas y la rodeé por la cintura con la derecha, levantándola de golpe.
—¡Ay! ¡Más despacio, por favor!
—¡Te estoy llevando despacio porque te duele la pierna!
Abracé a mamá con fuerza y salí del baño, abriendo a duras penas la puerta de su habitación.
En ese momento sonó el timbre de la puerta principal: ‘¡ding-dong~!’ y oí la voz de mi hermana: ‘¡Ya llegué!’.
¡Maldita sea!
¡Esta tía siempre aparece en el momento crucial para fastidiar! ¡Qué mala suerte!
—¿Qué pasa?
Mi hermana entró en el salón, nos vio a mamá y a mí y preguntó en voz alta con cara de sorpresa.
—¡Mi-hye, bienvenida!
Mamá recibió a mi hermana con mucho entusiasmo.
—¿Puedes ayudarme?
Mamá le pidió ayuda a mi hermana.
‘¡Mira esta!’
—¿Mamá, por qué? ¿Qué te pasa?
Mi hermana me miró con los ojos muy abiertos y me preguntó.
—No es nada. Se torció el tobillo y estoy intentando tumbarla en la cama. ¿No lo ves?
—¿No? ¿Por qué? ¿Te lo torciste mucho? Si es grave, tienes que ir al hospital. A urgencias, aunque sea…
—No es para tanto. Se le hinchó un poco el tobillo, pero creo que se le pasará después de descansar un día.
Respondí con indiferencia.
—Aun así, mamá, tienes que agradecerle a tu hijo. Siempre te da problemas, pero para esto sí que sirve.
‘¡Esta mendiga no sabe lo que siento!’
—¡Chan-ho podría ayudar! Yo estoy cansada, me voy a duchar y a dormir.
Mi hermana, como si nada, cogió una bolsa de la compra grande, no sé qué habría comprado, se fue corriendo a su habitación.
‘Pensé que mi hermana sospecharía, ¡pero qué va!’
¡Claro, no se puede imaginar que tengo pensamientos impuros sobre mamá!
Más bien, parece que piensa que estoy actuando como un hijo ejemplar…
—¿Ves? Hasta mi hermana da por hecho que te ayudo. ¡Agradece un poco! ¿Y qué tiene de malo esto? Ayudar a mamá a orinar, que se ha torcido el tobillo, llevarla a la cama… ¡¿Por qué te pones tan quisquillosa?!
—¡No, nadie te ha pedido que hagas tanto!
—¡Pues qué quieres que haga! ¡No digas tonterías y haz lo que te digo! ¿Has oído a tu hermana? ¡Dice que estoy actuando como un hijo!
—Eso…, eso… ¡Ya puedo hacerlo sola!
Mamá siguió siendo quisquillosa hasta el final.
Ignoré a mamá, entré en su habitación y la senté en el borde de la cama.
—¡Quítate el vestido y túmbate cómoda, te daré un masaje en el tobillo!
—¡De verdad que no! ¡Estoy bien!
—¡Que me hagas caso!
A propósito, fui directo para doblegar la resistencia de mamá.
Bajé la cremallera de la espalda de mamá mientras estaba sentada y bajé las líneas de los hombros.
—Puedo quitármelo yo sola, ¡así que ya puedes salir!
—¡Te digo que te ayudaré! ¡Hazme caso, deja de ser terca! ¡Date prisa en ponerte la bolsa de hielo en el tobillo para que baje la hinchazón, o no podrás ir a trabajar y tendrás que quedarte en la cama durante días!
El vestido de mamá que ya le había quitado una vez…
Con confianza, bajé la cremallera hasta la cintura con un ‘¡Ziiiip~!’
Como la última vez, apareció claramente el sujetador negro que tanto le gustaba a mamá.
—De verdad, qué vergüenza…
—¡Qué vergüenza ni qué! Tu hijo te está ayudando. Túmbate primero. Yo te lo quitaré de abajo.
—También tengo que lavarme los dientes.
—¡Vale! ¡Quítate este vestido estorboso y ponte el pijama!
Como la presioné con firmeza, la voz de mamá, que siempre respondía, se debilitó un poco.
—Vale, yo me quitaré el resto, así que tú ve al tendedero del balcón y tráeme el pijama.
Mamá agarró con fuerza la cintura del vestido y se resistió con firmeza.
—Lo puse a secar ayer, así que estará seco.
—Vale. Te lo traeré.
Salí de la habitación y fui al balcón del salón. Allí estaban tendidos la ropa interior y el pijama de mamá.
Pero, ¿por qué la ropa interior de mamá, que hasta ahora había visto sin pensar, me parece tan sexy?
Es como un redescubrimiento de mamá.
Ahora que lo veo, la braga y el sujetador son tan finos que se transparentan, los adornos de encaje son llamativos, ¡también hay una braga y un sujetador de malla que parecen ropa interior pervertida y que son completamente transparentes!
¡Maldita sea! ¿Para qué cabrón quería verse tan provocativa?
Mientras buscaba el pijama, me llamó la atención un camisón morado.
¡Tengo que decirle que se ponga eso!
A propósito, elegí el camisón y unas bragas y un sujetador finos de nailon transparente y los llevé a la habitación de mamá.
—¡No! ¡Te pedí que me trajeras el pijama, ¿por qué me traes esto?!
—El pijama todavía no está completamente seco. ¡Estamos en casa, puedes ponerte esto cómodamente! ¡Siempre te lo pones otras veces!
—¡Pero te dije que era porque hacía calor en pleno verano!
—¡Pero si todavía hace calor! ¡En fin, póntelo rápido! Y cámbiate también la braga y el sujetador si quieres.
—Ay~, de verdad que no me haces caso. ¡Vale! En fin, me cambiaré de ropa, ¡así que sal!
—¡Cámbiate rápido, que no voy a mirar!
Yo también me puse un poco terco.
—¡Voy a cambiarme también la ropa interior! ¡Sal rápido!
Madara Info
Madara stands as a beacon for those desiring to craft a captivating online comic and manga reading platform on WordPress
For custom work request, please send email to wpstylish(at)gmail(dot)com