Hipnotizando a mi cachonda madre - Capítulo 26
El tenue aroma del maquillaje de mamá por la mañana ♡♥~
Con solo respirar su fragancia, mi pecho ya se estremece —mhmm, mhmm— y algo más abajo se tensa.
Mientras mamá conduce despacio hacia la estación del tren, mi mente se llena del recuerdo de su sexo ♡♥~, tan bien abierto ayer por el dildo.
Seguro que ella también evoca esa imagen absurda: tendida, empalada, forzada a gemir…
Pero no fue solo eso.
Mamá sintió el orgasmo obligado, sus caderas —bbrrr— temblaron bajo mis dedos que presionaban —kkgk— el juguete dentro de ella. ¡Qué vergüenza debió sentir!
¡Y solo 38% de afecto!
¿Cómo diablos procesar eso? Mi cabeza es un caos.
Ella se defiende como una fortaleza, pero debo crear otra oportunidad…
Me preocupa su reacción. ¿Podré lograrlo? ¿Me lo permitirá?
Incluso con ese traje formal, ¡es tan sexy…
Aunque lleva la chaqueta puesta, su blusa ajustada delata esos senos generosos ♡♥~.
Ayer los acaricié con la izquierda, disfrutando su elasticidad derretida… pero hoy parecen inalcanzables.
¡Si no fuera mi madre, estrujaría esos pezones hasta deformarlos ♡♥~!
Pero no puedo. ¡Maldita sea!
La frustración me vuelve loco.
Hasta mis muslos piden caricias, pero solo me queda fantasear.
—¿Me dejas aquí?
Ya llegamos a la estación.
—El semáforo está en rojo. Perfecto. Me bajo. Que tengas buen día, mamá. Llegaré a casa como a las 9. Cenaré fuera.
—Bien. Come algo decente y cuídate.
Mamá lo dice alto, mirándome por primera vez.
Hoy su maquillaje parece más intenso: labios rojos ♡♥~, pestañas postizas, una sombra de ojos que hipnotiza.
¡Dios, mamá, estás irresistible!
Los hombres de su oficina no resistirían. La mirarían de reojo, deseando voltearla y clavarles sus erecciones en ese sexo cálido ♡♥~.
¿Sabrá ella lo que piensan? ¿Lo intuye?
¡Otra vez me viene a la mente esa cifra: 1 violación!
¿Qué maldito bastardo hizo eso a mamá? ¿No será que papá la forzó…?
Apenas han pasado unos minutos desde que bajé del coche de mamá, y ya la echo de menos como un loco.
¡Creo que estoy completamente enamorado de ella!
¡La necesito tanto! Quiero tocarla sin miramientos, ¡sin que me vigile!
Quiero hundir mi polla♡♥ en su coño, como hacía papá…
Ni siquiera en el trabajo puedo concentrarme.
¿Qué estará haciendo mamá ahora?
¿Ya habrá llegado a casa?
[Mamá, ¿qué haces? ¿Ya cenaste?]
Las 7:50 PM… Le envío el mensaje casi sin pensar.
Hacía mucho que no le escribía algo personal, fuera del chat familiar.
[Tuve la reunión pendiente de hoy. Terminé hace poco. ¿Tú ya cenaste?]
[Yo comí en el comedor de la empresa. ¿Entonces aún estás en la oficina, mamá?]
[La reunión fue cerca, pero volví para recoger mis cosas.]
[Ah… Entonces, ¿te costaría mucho pasarte a recogerme?]
Le lancé la indirecta. Desde su empresa hasta aquí son 25 minutos… poco probable, pero por si acaso.
Pasó un rato sin respuesta. El «1» de notificación desapareció hace rato…
Se nota que duda. Hasta que, por fin—12 minutos después—llega su mensaje:
[Hijo, ¿no sales a las 9? Si termino aquí, llegaría justo a tiempo~]
¡Vaya! Mamá accede. ¿O es solo lo normal? Pero aun así, ¡el corazón me late fuerte!
Algo anda muy mal conmigo…
[Podría salir a las 8:50 PM si me apuro… ¿Seguro que no te molesta?]
Fingí preocupación mientras le escribía.
[Total, voy de camino. Espérame en el estacionamiento del centro comercial. Te aviso en qué piso estaciono]
¡Mamá dijo que sí! Después de lo de ayer, pensé que le daría vergüenza verme…
Pero parece que su actitud cambió. Esta mañana, cuando me dejó en el metro, era una fortaleza impenetrable.
¿Se habrá relajado con las horas?
¿Habrá pensado en mí aunque sea un poco?
Ayer estuvo tan caliente, tan fuera de sí… No puede ser que no me haya recordado ni una vez.
¡Quizás también sintió mi falta, quizás añoró mis manos!
¡Al final, todo salió perfecto!
Mi corazón ya late *»¡pum-pum, pum-pum!»* de solo imaginármelo.
[¡Vale! Si puedo salir antes, te aviso. Pero como tarde, a las 8:50 estaré en el estacionamiento.]
La hora pasó como un mes. ¡Y al fin, las 8:47! Tres minutos antes de lo acordado.
Me detuve rápido en el baño, tomé el ascensor y bajé al tercer sótano, donde mamá me esperaba.
Ahí estaba: su auto blanco destacaba entre los demás.
A través de la ventana ligeramente polarizada, su rostro —de facciones perfectas— capturó mi mirada al instante.
Llevaba una chaqueta, pero bajo la blusa blanca que asomaba, se adivinaba el contorno firme de sus pechos.
¡Esos mismos pechos que acaricié sin pudor ayer!
¿Por qué ese momento ya parece tan lejano?
Además… ni siquiera hemos compartido un beso profundo estando sobrios. ¡Ugh!
Claro, ¿qué tiene de normal besar así a tu propia madre? ¡Es un tabú!
Pero si quiero hacerla mi mujer, debo ser valiente…
Abrí la puerta del copiloto y me dejé caer —plof— en el asiento.
—Terminé antes de lo esperado.
—Me apuré y acabé rápido. ¿Seguro que no estás cansada? Ni siquiera cenaste…
—Comí un sándwich. No pasa nada. Necesito adelgazar un poco.
¿Adelgazar?
¡Pero si está perfecta así!
Sus curvas son tan firmes que, incluso con un poco más de peso, no se ven flácidas… solo más voluptuosas, más sexys.
—Mamá, estás perfecta como estás. ¿Para qué quieres perder peso?
—Ay, hijo. Es solo apariencia. Tengo rollitos que quiero eliminar.
Su voz se hizo más baja.
«Rollitos». Algo cruzó por su mente…
¿Será que me está pensando?
Después de todo, yo he visto cada rincón de su cuerpo.
¡Y jamás noté ningún rollito!
Solo hablar de esto con ella ya me resulta… estimulante.
Mamá encendió el auto y salió del estacionamiento.
La carretera estaba oscura a esta hora.
Bajo las luces de las farolas y los neones de la ciudad, el perfil de mamá era simplemente irreal.
¡Y pensar que la tumbé boca abajo, le lamí hasta el final y la hice llegar al clímax!
Por más que lo repaso, no me lo creo.
¿Y ella? ¿También lo recuerda?
Esta oportunidad es demasiado buena para desperdiciarla.
Necesito tocarla más, sentirla… subir ese «nivel de afinidad» a como dé lugar.
‘¡Lo intente o no, aquí vamos!’
Si esa cifra ya casi se duplicó de la noche a la mañana, solo queda insistir con la hipnosis.
Mientras ella conduce, saco mi móvil y abro disimuladamente la app.
Cambio la foto preestablecida de mamá por otra de la misma época.
No puedo reutilizar la misma imagen… qué le vamos a hacer.
En solo 20 minutos (sin tráfico), llegamos al garaje de nuestro edificio.
¡Pum-pum! ¡Bum-bum!
El corazón me golpea el pecho.
‘Tiene que funcionar…’
La app ya está activa.
Si logro hipnotizarla, aunque sea un poco, podré tocar su cuerpo aquí mismo.
Ahora mismo, lo que más deseo es amasarle esos pechos…
Y aunque lleva pantalones, no puedo evitar fijarme en sus muslos tan firmes.
Quiero apretarlos sin límites, incluso sobre la tela.
¿Funcionará?
La planta -1 está llena a esta hora. Mamá baja a la -2.
¡Sí!
El estacionamiento de la -2 está desierto.
Mamá estaciona en un rincón apartado, entre columnas.
‘¿Ella también querrá algo? No, no puede ser…’
Casi no hay coches. Ni un alma. Es perfecto.
—¡Ah! Casi lo olvido… ¿Te acuerdas de esa foto que iba a enviarte?
Le pregunto casualmente, midiendo su reacción.
—Ah… esa foto…
Mamá se desabrochó el cinturón y asintió con la cabeza.
—Bueno… Podrías enviármela ahora.
Su mirada rozó mi teléfono, como si sospechara algo.
—Mamá, ¿qué te parece esta foto? A mí me gusta cómo saliste aquí.
Por fin, deslicé la pantalla hacia la imagen que había preparado en la app de hipnosis y acerqué el móvil a sus ojos.
Mamá lo miró fijamente.
Su expresión se volvió tensa, incómoda…
Ella lo sabe. Tiene que sentirlo.
Aun así, no apartaba la vista de la pantalla.
—Oh, esta… no está mal.
—A mí me encanta. Es la que mejor te capta.
Mantuve el teléfono frente a sus ojos, hipnótico como un péndulo.
—Te enviaré varias por chat: esta, la del otro día, las que salieron bien…
Mamá asintió lentamente.
Sus pupilas, húmedas y grandes, parpadearon…
¡Algo está funcionando!
De pronto, una notificación parpadeó en la parte superior de la pantalla.
Retiré el móvil y deslicé el dedo para leerla:
<< Hipnosis activada >>
¡Boom!
¡Dios…! ¡Funcionó!
¡Joder…! Mamá… ♡♥ ¡Ahora podré tocarte toda! ¡Esos pechos… esos muslos…! ♡♥
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