Felizmente Psicótica - Merry Psycho - Capítulo 235

¡Pío, pío! El canto ruidoso de los pájaros desde la mañana despertó a Seo-ryeong de su ligero sueño. Con el rostro adormilado, se envolvió en la sábana blanca y caminó como un pingüino hacia afuera.

Había regresado a su primera casa de recién casados en la villa hace unos meses. Habían estado de luna de miel por mucho tiempo, viajando solo a centros turísticos, y volvieron a Corea cuando ya estaban cansados de la comida extranjera.

La casa, renovada con una madera impecable, era increíble cada vez que la veía y su corazón se aceleraba. La imagen de un pasado que se había quemado por completo se desvanecía en la memoria.

Con un movimiento familiar, levantó la persiana de la sala y los cerezos rosados se acercaron como una ola.

—Ahora sí es primavera…

En ese momento, la clave de la puerta digital fue tecleada. Seo-ryeong se tambaleó con la incómoda sábana, pero se apresuró hacia la puerta interior. Al poco tiempo, la persona que esperaba abrió la puerta y entró.

—¿Por qué te despertaste tan temprano?

Parecía que había ido a comprar al mercado desde muy temprano, pues llevaba una bolsa de papel en los brazos. Por fuera de la bolsa se asomaban cebollas de verdeo, una baguette y una manzana de un rojo brillante que se veía bastante apetitosa.

Seo-ryeong, que sostenía la parte inferior de la sábana como si fuera una falda, le ofreció la mejilla y de inmediato recibió un beso. Lee Wooshin cubrió sus hombros redondos y expuestos con la sábana y le dio una palmada en el trasero.

—Ve a dormir más.

Ella bostezó y miró a su esposo con una mirada irritada. Sin darse cuenta de que una manzana se caía, Lee Wooshin succionó y soltó sus labios con fuerza. Siempre se sentía indefensa cuando su esposo sonreía y entraba en la cocina.

Seo-ryeong se recostó en el colchón y soltó un “ahhh”, sintiendo el cuerpo adolorido. Fue entonces cuando, mientras miraba apasionadamente a Lee Wooshin, quien organizaba el refrigerador a través de la puerta entreabierta, metió la mano en el cabecero de la cama.

La punta de sus dedos tocaron un objeto pequeño, como una canica. Se colocó el auricular transparente en una oreja, y una luz roja comenzó a parpadear, como si hubiera estado esperando.

Tan pronto como se conectó la comunicación, escuchó la voz de un joven que ya le era muy familiar.

—¡Hola!

La verdad es que, desde que su esposo dejó el Servicio Nacional de Inteligencia, había recibido llamadas de Na Wonchang.

Y con razón, si se quería vivir escondiendo su identidad, ¿no era mejor tener una profesión especializada en ocultarse desde un principio?

Además, el agente encubierto era una condición excelente para ocultar una identidad, como lo había hecho Lee Wooshin.

Casualmente, el Servicio Nacional de Inteligencia, desde el comienzo de la invasión a Ucrania, estaba reclutando nuevos agentes para misiones en el extranjero que hablaran ruso, Seo-ryeong recibió oficialmente la propuesta de reclutamiento.

Mientras estaban de luna de miel, no era una o dos veces las que se le había helado la sangre por comunicarse en secreto con Na Wonchang, pero como resultado, ya solo le quedaba la prueba final.

—¡Un gusto en conocerla! ¡Soy la veterana Na Wonchang, su respaldo provisional! Es un honor para mi familia conocer a la señora, digo, ¡a la agente, en la misma empresa!

Una voz enérgica resonó en sus oídos.

—Se lo digo confidencialmente, pero mi exjefe era una persona muy difícil; era rudo, desagradable, y regañaba a las personas hasta el cansancio por el más mínimo error…

Uh… Seo-ryeong parpadeó.

—¡Me siento tan abrumado y feliz que podría morir ahora sin arrepentimientos! ¡Creo que a esto le llaman ser un fan exitoso! ¿Le molesta el volumen? O tal vez, ¿hay una voz que le guste? ¡Puedo ajustarlo todo!

—…….

Seo-ryeong se mordió el labio con la lengua. «Parece que el que se siente incómodo eres tú… ¿qué hago?».

Mientras miraba a su esposo de reojo, quien empezaba a cortar la cebolla, se rascó la barbilla. Se sentía extraña, como si le hubiera robado el subordinado que había sido el apoyo de Lee Wooshin.

—La razón por la que la agente será enviada con urgencia al lugar es por el paradero de los niños ucranianos secuestrados en Rusia… Los países aliados están compartiendo información, pero no es suficiente, por lo que todos están bajo presión.

Na Wonchang se quejó.

—Además, recientemente se reveló que el ejército ruso está secuestrando niños y vendiéndolos a productores de pornografía.

El rostro de ella se endureció.

—Actualmente, Rusia está adoctrinando a niños ucranianos. El gobierno ruso lidera los secuestros y las adopciones. ¿Ya revisó los documentos que le envié?

—Sí.

A duras penas, ella contuvo su voz temblorosa.

Por desgracia, el gobierno ruso había simplificado el proceso de adopción, lo que provocó que el número de niños ucranianos secuestrados superara los 10,000.

Menos de 400 de esos niños regresaron con vida. Cada vez que Seo-ryeong revisaba los documentos, recordaba su propia infancia y apretaba los puños.

—Por cierto, agente. ¿Ya eligió su nombre clave?

Ante eso, la mirada de Seo-ryeong se dirigió a Lee Wooshin.

Después de cortar rápidamente una cebolla y empezar a saltearla en la sartén, en la oreja de Lee Wooshin también parpadeaba una señal roja. Era un auricular ultrapequeño insertado en lo profundo de su tímpano.

—Los agentes Ki Tae-min y Jin Ho-je se han movilizado primero a la Franja de Gaza en Palestina. Entregaron suministros de emergencia al hospital Al-Quds, y a partir de hoy, empezarán con la protección y vigilancia de los pacientes jóvenes.

Lee Wooshin echó un vistazo sigiloso al dormitorio cerrado y continuó:

—Entendido. Sigue informando sobre la situación.

Las cebollas desprendían un olor dulce mientras se doraban. Él activó el extractor de la estufa de inducción y ajustó el fuego con habilidad. Lee Wooshin se había retirado estrictamente del campo.

—Maldición, me olvidé la sal.

Ahora, solo se ocupaba de la gestión de la empresa o de la dirección de operaciones, y prácticamente no salía al campo.

Por el momento, su máxima prioridad era reclutar personas talentosas y, sobre todo, su luna de miel.

A pesar de eso, la empresa, que solo tenía cuatro miembros, creció rápidamente en pocos meses, lo suficiente como para operar cinco equipos especiales.

El número de soldados que se retiraban temprano del servicio seguiría aumentando, y a Lee Wooshin no le importaba ir a buscarlos y reclutarlos, sin importar su nacionalidad.

Tenía la intención de emplear a personas de diversas procedencias, nacionalidades y razas, como la Legión Extranjera de Francia.

—Dile a los chicos que se cuiden. Que no pasen hambre porque el dinero sobra.

Actualmente, Yooze Company se había infiltrado en Israel para ayudar a los niños. La noticia de que la oficina de la ONU en Israel estaba corrupta fue un hecho particularmente impactante.

Mientras la organización internacional que debía ayudar al mundo no cumplía su función, Lee Wooshin cambió todos sus criterios de negocio para centrarse en «los niños», con el fin de no repetir el pecado de Solzhenitsyn.

El dinero ya era abundante. Por lo tanto, aceptaba encargos centrándose en qué lugar del mundo era mejor para que los niños vivieran, en lugar de ser una empresa influenciada por intereses políticos. En particular, no dudaba en enviar a sus equipos para ayudar a los niños que sufrían por guerras o conflictos civiles.

Guerra entre Israel y Hamás.

En una situación en la que el cuarenta por ciento de las víctimas son niños, los hospitales están cerrando uno tras otro.

No hay policía en los hospitales, ni ejército, ni nada. Los hospitales se quedan sin combustible, las medicinas se agotan, y los edificios son atacados. Por eso, Yooze Company se fue a ese lugar.

—Hur Channa, cuelga. Se te está quemando la cebolla.

Lee Wooshin miró el dormitorio, donde su esposa estaba profundamente dormida, y una sonrisa se dibujó en sus labios. Nunca había soñado ni pensado en un futuro como este. Era una vida nueva que no había experimentado, pero se sentía como si todo estuviera en su lugar.

El simple hecho de que su esposa estuviera durmiendo allí adentro.

—Por cierto, el nombre clave de su esposo era Mascaras. Se lo pusieron así porque tenía varias caras…

Seo-ryeong, que se había quitado la manta y ya se había vestido, interrumpió a Na Wonchang antes de que su parloteo se alargara.

—Ya elegí mi nombre clave.

—¿Ah? ¿Es Búho?

Se había enterado de que su nombre en clave era “Búho” al engatusar a Lee Wooshin.

¿Qué había dicho? Un ave de ojos grandes y hermosos que cruza la oscuridad. Era un significado tan vergonzoso que le costaba decirlo.

Sin embargo, su esposo, que quería que ese apodo fuera solo de ellos, no se lo dijo hasta el final. Todavía le gustaba llamarla “mi búho, mi búho”, mientras la besaba en los ojos o la abrazaba con fuerza. Su nombre en clave se había convertido en un apodo cariñoso que a menudo salía durante el sexo. Seo-ryeong, por su parte, se sentía un poco incómoda con ese apodo secreto. Así que…

—No, es Yani.

—¿Perdón?

—Me llamaré Yani.

Era el nombre de la madre de Lee Wooshin. Al pronunciarlo, sintió que su corazón daba un gran salto. Era un nombre desconocido, pero le gustó mucho. También le agradaba el hecho de ser la madre de alguien.

—Voy a ir a trabajar sin problemas por una vez.

Seo-ryeong, mientras arreglaba la cama, miró los cuadros colgados en la pared.

La primera foto de bodas de Kim Hyeon y Búho.

La foto de bodas de Lee Wooshin y Han Seoryeong con vestidos negros.

Y…

Una foto en un paraíso, riendo con sus rostros juntos bajo un horizonte deslumbrante.

Ya no había más cuadros vacíos.

Ahora colgaría fotos que transmitieran todas las estaciones: primavera, verano, otoño e invierno.

Abrió la puerta del dormitorio y miró a Lee Wooshin, que se esforzaba frente al fuego. Una sonrisa se escapó de sus labios.

Estoy engañando a mi esposo.

Pero pronto me descubrirá.

—Seo-ryeong, ¿en qué piensas ahora?

De repente, él frunció el ceño y preguntó. “No pensaba en nada en particular”, le respondió ella, y su mirada curiosa recorrió de nuevo su rostro. Ante esa mirada, que de repente se había vuelto más perspicaz, Seo-ryeong tuvo que esforzarse para mantener la compostura. ¡Su intuición era demasiado rápida!

Su corazón comenzó a latir descontroladamente. El sol primaveral se filtraba sobre su rostro, que alzaba los hombros descaradamente. Era un día cualquiera en su pacífico hogar de recién casados.

—Fin.

Asure: Fin de la historia principal, gracias por seguirme hasta acá, pasen buen martes