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Felizmente Psicótica - Merry Psycho - Capítulo 223

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—En esa época, Yuri no sonreía ni lloraba…….

 

dijo Darya, pensativa.

Seo-ryeong pensó que era lógico que Lee Wooshin odiara su cumpleaños mientras escuchaba la pausada historia de Darya.

Maxim Solzhenitsyn debió de haberle torcido algo en la mente a su nieto. El chico, frente a su abuelo, que había purgado a su padre, se sentaba tranquilamente a su mesa para beber té.

La habilidad de ocultar sus verdaderos sentimientos debió haberla aprendido desesperadamente en esos días inciertos, y solo al esconderlos podía respirar.

 

—La enseñanza de Maxim siempre era la misma: para sobrevivir, hay que ser astuto…

 

Quizás tú, llevabas una máscara más pesada que la mía. Yo tenía una, pero tú llevaste incontables toda tu vida, una tras otra…

Viviste acurrucado, sin pensar siquiera en quitártelas. Y al final, perdiste tu verdadero rostro y tus verdaderos sentimientos.

Sí, debiste vivir así…

Y luego, al convertirte en Kim Hyun, me encontraste…

 

—…….

 

Mientras Darya recordaba el pasado, Seo-ryeong endureció y relajó su rostro varias veces.

‘¿Cuánto te esforzaste por romper esa máscara? ¿Cuánto miedo y ansiedad debiste sentir?’

A pesar de eso, sintió una oleada de gratitud por el hecho de que él había reconocido y revelado su sinceridad como el descartado Kim Hyun.

Quiso abrazar al agotado Lee Woo-shin y besarle el ojo herido. Quiso decirle una y otra vez, a modo de consuelo: «Te has esforzado mucho. Es una persona muy fuerte. Es una persona íntegra y amable».

Finalmente, Darya terminó su larga historia y se durmió, como si exhalara su último aliento.

Mientras asimilaba la solitaria vida del chico, sopló una brisa suave. Seo-ryeong acostó a Darya sin dificultad y apoyó la cabeza en el colchón por un momento.

 

‘¡Sonya, mi hija!’

 

Fue entonces cuando un fuerte grito la sobresaltó.

Claramente había un vasto mar que se extendía en un lugar abierto por todas partes. Pero cada vez que la confundida Seo-ryeong parpadeaba, veía copos de nieve caer abundantemente fuera de la ventana.

Además, un hombre desconocido que había aparecido de la nada frotó su cara contra la mejilla de Seo-ryeong, lo que hizo que su expresión se endureciera.

Era un hombre con la cabeza y los hombros llenos de nieve y con sus gruesos lentes empañados.

Con sus pequeñas manos de helecho, ella empujó con fuerza a ese desconocido y torpe.

‘Espera, ¿manos pequeñas?’

Sintiendo una extraña sensación de frío, abrió las palmas de nuevo y vio unas manos increíblemente pequeñas y suaves moviéndose. No solo sus manos, sino también su cuerpo, piernas y dedos de los pies se habían encogido.

Mientras, atónita, dejaba que su mejilla fuera frotada sin poder hacer nada, una mujer entró por la puerta principal y agarró al hombre por el cuello.

 

‘Rigai, no hagas un alboroto y límpiate esos lentes que no puedo ver’

‘No, Zoya, es que he estado trabajando hasta tarde y hace mucho que no veo a mi hija…’

‘Tienes las manos frías. ¿No ves que la niña frunció el ceño? Ya, límpiate los lentes’

‘Entonces, Zoya, ¿me calientas las manos…?’

‘¡Cámbiate de ropa antes de que levante la voz!’

‘Ya la levantaste… Está bien…’

 

Seo-ryeong se quedó sin palabras y los miró aturdida. Los ojos de Rigai estaban bien y Zoya se veía bastante joven. Ella le acarició la cabeza a Sonya, que estaba sentada en la mesa, como si nada, y luego se fue a la habitación con su esposo.

‘¿Es un sueño? Debe ser un sueño’

Con una sensación extraña, Seo-ryeong saltó de la silla y miró por la rendija de la puerta. Los dos se quitaban los abrigos apresuradamente y discutían. Por supuesto, sus voces eran muy bajas, como si temieran que alguien los oyera.

 

‘¡Hoy me llamaron de la escuela…! ¡Me dijeron que sacó cero en matemáticas!’

‘Ah….. Mm…..’

‘¿Lo ves? ¿No te dije que debíamos contratarle un tutor? Como estamos muy ocupados, no le hemos prestado suficiente atención a su educación. Si no entiende las matemáticas básicas ahora, nunca las entenderá. ¿De qué sirve que tú seas un genio? ¡Si nuestra hija sacó cero en matemáticas!’

‘Tranquilízate, Zoya. En cambio, nuestra hija es muy ágil. ¿Qué tal si la ponemos en ballet? Aprender ballet en Moscú tiene muchas ventajas…’

‘No. Sonya es tan linda que quién sabe qué bastardo pondrá sus ojos en ella’

‘¡Zoya, shh, shhh!’

 

Rygai le hizo una seña con el dedo a Zoya, mirando de reojo hacia la puerta.

 

«No sé. Tú te harás cargo de que estudie. ¿Investigar el cerebro mientras trabajas hasta tarde, como si no hubiera un mañana? Eso es realmente inútil. Inútil. Nuestra hija ni siquiera sabe sumar y restar, ¡así que olvídate de investigar!»

 

Seo-ryeong se sintió extrañamente culpable, a pesar de que no era ella quien había sacado un cero.

 

‘Pero no me gusta estudiar’

 

Sonya enrolló sus pequeños dedos del pie. La niña volvió a la mesa, después de ver a la pareja discutiendo con seriedad, con las frentes juntas.

La casa estaba llena de plantas verdes y de fotos de familia que irradiaban felicidad. Mientras las miraba con ojos extraños, la pareja salió de la habitación, dándose codazos, y se acercó a Sonya.

Rigai fue el primero en notar el libro de cuentos en la mesa.

 

‘¿’El cuento del príncipe Iván y el pájaro de fuego’? ¿Nuestra hija ya lee libros?’

‘¿Por qué hablas de esa manera? Al menos nuestra hija aprendió el alfabeto cirílico rápido’

 

Rigai dobló las comisuras de sus ojos a pesar de la crítica, Zoya no podía quitar la vista del rostro de su marido, que parecía conmovido a pesar de su descontento.

La palma de su mano le picaba y se sentía incómoda. Seo-ryeong deseaba despertarse pronto de este sueño ridículo.

En ese momento, los labios de Sonya se abrieron por sí solos. La voz, lejos de sonar como la de Seo-ryeong, era clara y resonante, como la de una verdadera niña.

 

‘Es una historia sobre Príncipe Iván’

 

Cuando la recatada Sonya empezó a hablar, dos pares de ojos se volvieron hacia ella. La expresión de Rigai se iluminó de nuevo y, con un aire de alegría, dijo:

 

‘Papá también tiene un amigo que se llama Iván. ¡Este libro es un regalo de él!’

 

Zoya se quedó mirando fijamente los labios de Sonya, que se movían dulcemente.

 

‘Príncipe Iván era una persona honesta, valiente y que ayudaba a los demás’

‘Hija, ¿sabes la palabra ‘honestidad’?’

 

—……

 

Sonya se sintió avergonzada. Cuando la niña cerró la boca tímidamente, Zoya le lanzó una mirada fría a su marido.

‘Una madre fría y orientada a los logros, un padre que se conmueve y se intimida fácilmente’

Sonya, la niña que crecía normalmente entre los dos. Seo-ryeong intentó cerrar el libro de cuentos, pero sus brazos no se movieron.

En ese momento, ¡bang, bang, bang! La puerta principal se sacudió, Rygai, mirando su reloj, se apresuró.

 

‘Zoya, ¿qué hacemos? ¡Parece que ya llegaron!’

 

Zoya suspiró, caminó rígidamente por el pasillo y abrió la puerta principal. Una mujer con una sonrisa adorable y un hombre apuesto, cada uno agarrando el hombro de un muchacho, la saludaron con un «¡Hola!».

Rigai se apresuró a salir corriendo y les dio un alegre abrazo, diciendo: «¡Iván, Yani, bienvenidos! ¿No tienen mucho frío?». Las miradas de los adultos que sonreían ampliamente se dirigieron hacia abajo.

 

—……

 

El muchacho no se molestó en ocultar su expresión de aburrimiento. Aun así, sus ojos, que parecían penetrar hasta la mente de la persona, eran extremadamente directos e intensos. Quizás era por ese iris que brillaba débilmente.

 

‘Rigai, mira a nuestro hijo. ¿Ha crecido mucho, verdad?’

 

Iván y Yani rieron de forma juguetona y le alborotaron el pelo al muchacho. Los ojos del chico, que parecían aburridos, se posaron en Sonya, que estaba escondida detrás del faldón de Zoya. Sonya se sintió extrañamente avergonzada y apretó las puntas de sus dedos. Seo-ryeong sintió que iba a llorar.

 

‘Sonya, saluda. Es tu ‘oppa’, tu hermano mayor. Tu ‘oppa’ Yuri’

‘…Oh, hola. Hola…’

 

El chico, que se había quedado quieto mirando a la niña, parpadeó una y otra vez y de repente se agachó para quedar a su altura.

Parecía molesto, pero… en ese momento, Seo-ryeong notó que sus ojos se curvaban, como en una pintura.

 

—Es la primera vez que te veo desde que eras un bebé. Has crecido mucho.

—Ya casi voy a cumplir diez años……

 

Sonya frunció el labio sin motivo.

El chico le preguntó con voz dulce:

 

—Ah, ¿así que ya eres toda una mujercita?

 

mientras se quitaba la bufanda.

Cuando entró a la casa con el viento frío, de repente Seo-ryeong volvió a la realidad.

‘Tengo que salir por esa puerta. Solo así…’

La nostalgia era tan intensa que le dolía el pecho. Pero como ese lugar era tan cálido y seguro, Seo-ryeong se demoró sin darse cuenta.

Quería enseñarle a Yuri, que estaba mirando las flores en la maceta, su habitación que recibía mucha luz solar, y también quería preguntarle qué tal le iba en la secundaria. Sin embargo…

 

—…….

 

Sonya se dio la vuelta fríamente y giró el pomo de la puerta. El lugar al que tenía que ir no era uno tan feliz.

Apretó los dientes y abrió la gruesa puerta con todas sus fuerzas, pero alguien le dio unas suaves palmaditas en el hombro.

Seo-ryeong se sobresaltó y miró hacia atrás. Era Joo Seolheon, que sin expresión alguna unió sus manos y la ayudó a abrir la puerta.

 

—Tú puedes hacerlo. Sigue tu amor hasta el final.

 

Una tenue sonrisa apareció en sus ojos.

 

—Entre todos nosotros, tú eres la única que puede hacerlo. ¿Verdad, mi niña?

—¡Hic!

 

Seo-ryeong abrió los ojos de repente.

Parpadeó una, dos veces, con un tenue rastro de somnolencia, pero la tercera vez que abrió los párpados, ya estaba completamente despierta.

Su cuerpo se sentía extrañamente ligero, su mente estaba clara y su estado de ánimo no era malo. Seo-ryeong se levantó de la cama con agilidad y, pasando junto a Darya que dormía profundamente, miró el horizonte donde el sol ya empezaba a salir.

 

—……

 

Fue un sueño muy extraño. No podía explicarlo, pero sentía como si una fuerza capaz de sostener a una persona se hubiera acumulado en su corazón como un pozo.

Los viejos sentimientos de culpa se habían limpiado y su corazón latía con fuerza. Se enfrentó al amanecer que teñía todo su rostro de rojo y volvió a contemplar la pacífica aldea.

Detrás del logro de alguien que ha salido corriendo, siempre hay un tallo de hierba pisoteado. Yuri. Mi querido niño.

 

—Primero, el celular.

 

Tenía que recuperar las pertenencias que no pudo traer a la isla. Era un día con un buen presentimiento, como si estuviera a punto de recibir una buena noticia.

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