Felizmente Psicótica - Merry Psycho - Capítulo 136

—Ugh…..

No veo nada… Está oscuro…

Por más que parpadeo, no percibo ninguna luz. Un terror familiar hizo que mi corazón cayera y mi espina dorsal se helara.

Sacudí mi cuerpo torpemente entumecido, tratando de entender mi situación de alguna manera. Las esposas tintineaban y todo, desde mis hombros hasta mis dos muñecas, me dolía. Mis extremidades estaban atadas a algo parecido a una silla de madera dura.

—Haa……

Después de todo, un mentiroso. Dijiste que estarías a mi lado cuando abriera los ojos. Al mover mis párpados rápidamente, sentí mis pestañas rozar contra algo rígido. Solo entonces me di cuenta de que no tenía un problema en los ojos, sino que era una simple venda. La respiración que había estado contenida salió.

—Un verdadero estafador…..

—¿Me hablas a mí?

Mi cabeza se levantó de repente. Una voz baja resonó más cerca de lo que pensaba. Un olor a pintura, como si se hubiera aplicado hace poco, vibraba por todas partes.

—¿Estabas… ahí?

—No muevas tanto los brazos, te lastimarás.

—¡Quítame esto de los ojos…!

Grité con rabia. ¿Debí haberle disparado nada más verlo? Pero la oleada de emoción que sentí al encontrarme con Kim Hyun reveló una sinceridad que ni yo conocía.

El arduo viaje en barco. Los entrenamientos aún más agotadores… Así, en el momento en que vi el rostro de Kim Hyun, llegó una inesperada sensación de liberación. Pensé que ahora también podría liberarme del dolor, una alegre sensación de pérdida me invadió. Pero eso no significaba que iba a rendirme sin luchar.

—Dijiste que estarías a mi lado, ¿no estás jugando conmigo…? ¿Vamos a jugar juntos a un viejo juego con los ojos vendados?

—Te desataré.

Creak, junto con el sonido de una vieja silla, sentí una presencia cercana. Él estaba acariciando el dorso de la mano de Seo-ryeong.

—Si escuchas bien a tu esposo.

En ese instante, Seo-ryeong no se contuvo y le dio un fuerte golpe en la frente. Un sonido seco resonó cuando su dura cabeza chocó contra la de él. Seo-ryeong giró la silla y todo su cuerpo para golpearlo.

—…..…!

La endeble silla se hizo añicos, Seo-ryeong sacó las piernas que estaban atadas y pateó la entrepierna de Kim Hyun. Pero inmediatamente le agarraron el tobillo y cayó de bruces sobre la mesa con un golpe seco.

—¡Ugh…!

Un dolor punzante se extendió como una onda por su espalda. Aunque mentalmente sabía que Kim Hyun era un agente del Servicio Nacional de Inteligencia, al forcejear así sentía una sensación extraña e incómoda.

Kim Hyun, chasqueando la lengua con fuerza, la ayudó a levantarse por un instante, pero Seo-ryeong sin dudarlo rodó y cayó debajo de la mesa. La silla que había sido arrojada se rompió con un crujido, y sus brazos y piernas quedaron libres.

Se apresuró a quitarse la venda de los ojos, pero de repente, ¡pum!, un peso pesado la oprimió. Una gran mano presionaba su rostro mientras él montaba sobre su pelvis.

—Cariño, ¿no te das cuenta de la situación?

—¡Ugh…!

—Señorita Seo-ryeong, ha causado un problema mayor de lo que pensaba.

Realmente no podía moverme en absoluto. Unos muslos pesados como el hierro oprimían mi parte inferior del cuerpo, y una mano grande agarraba fuertemente mis muñecas. Pero incluso sin eso, mi cuerpo se había tensado rígidamente ante el familiar apodo.

Mientras ella estaba aturdida, Kim Hyun le puso una pata de la silla rota en la boca a Seo-ryeong como una mordaza.

—Los soldados chinos que la señorita Seo-ryeong barrió…

—¡Ugh…!

—Desde el bozal hasta los gastos médicos y la compensación por daños, hay muchas cosas que resolver. Lo peor es que ellos podrían solicitar la extradición de la señorita Seo-ryeong.

—…….

—Si no la hubiera sacado de allí con anticipación, la habrían fusilado en el lugar o le habrían inyectado un fármaco letal en China. Sus leyes son así de despiadadas. ¿Ahora entiende que casi muere en un lugar extraño por mala suerte?

De alguna manera, sus piernas estaban bien juntas.

—¿Hasta cuándo va a seguir revolcándose como una yegua en celo?

—¡Ugh…!

La saliva goteaba por las comisuras de sus labios abiertos. Su visión era negra, su boca no se cerraba bien y todo su cuerpo estaba atado y oprimido. Una vergüenza extrema hizo que el calor subiera a su cuello. Pero Kim Hyun continuó hablando sin ningún cambio en su tono.

—Si coopera con el interrogatorio, la enviaré a casa temprano.

—……!

—Dependiendo de cómo responda la señorita Seo-ryeong, podría ser acusada de violar la Ley de Seguridad Nacional o podríamos encubrirlo. Así que coopere adecuadamente. Ahora mismo, el Servicio de Inteligencia Nacional está ocupado limpiando el desastre que usted causó.

—¡Mmm….…!

De repente sintió un dolor punzante en la nuca. Cuando torció su cuerpo con una pronunciación torpe, Kim Hyun ejerció aún más peso. Solo entonces se dio cuenta de que este lugar era para ser interrogada por su esposo.

Una mano que entró por debajo de su axila la levantó. La sentó en una silla nueva, luego revisó las esposas de nuevo y, finalmente, levantó la silla de golpe y la dejó caer frente a la mesa como si la estuviera estrellando. Sintió que él se inclinaba hacia adelante, agarrándose a los reposabrazos.

—¿Tenía la intención de sembrar la discordia entre las naciones, crear tensión y dañar la paz y la seguridad regionales?

Él le quitó la pata de la silla que le había puesto en la boca, como si le pidiera que respondiera. El Kim Hyun de ahora era tan ajeno a ella como un extraño, lejos del esposo que recordaba. Seo-ryeong se lamió el diente frontal dolorido una vez con la lengua.

—¿Tiene sentido que yo responda?

—Puso al país en una situación difícil, así que, por supuesto, tenemos que verificarlo. Además, espero estar equivocado.

—Entonces, lo siento.

—…….

—Todo fue planeado. Usted, el Servicio de Inteligencia Nacional, probablemente esperaban que todo se fuera al carajo.

Seo-ryeong respondió con sarcasmo.

—Pero viendo que recién ahora vienen a arrestarme, supongo que lo hice bien.

—…….

—No puede imaginar lo desesperante que fue todo este tiempo.

Cuando sonrió con una despreocupación impropia, la voz de Kim Hyun se volvió aún más fría.

—Todavía solo tiene aire en los pulmones.

—……!

—¿Será porque siempre te lo he hecho todo? No te das cuenta de la situación en la que estás ahora, ¿verdad? Si tan solo te acusan de recibir órdenes del Norte, se acabó para ti, Seo-ryeong. Si cualquier rata lo filtra mal a la prensa… intento de deserción al Norte, terrorismo en la conferencia de criptografía post-cuántica, secuestro del viceministro, y ahora esto.

Él presionó con su uña el labio inferior de Seo-ryeong, causando un dolor punzante.

—No podrás volver a jugar así conmigo.

—…….

Su rostro se endureció. Lo que le vino a la mente con esas palabras no fue Kim Hyun…

Al recobrar el sentido, Seo-ryeong pensó en el rastreador GPS. La razón por la que le mordió la cara con tanta violencia no fue solo porque quería quitárselo rápidamente, sino más bien para colocar el rastreador detrás de una cortina de humo ruidosa.

Pero incluso si lo pegaba en su ropa o zapatos, un agente probablemente lo desecharía rápidamente, y trató de pegarlo cerca de su cuello, pero no podía distinguir dónde comenzaba y dónde terminaba la máscara falsa.

Para ella, que solo tenía una oportunidad, tenía que pegarlo en algo que no cambiara, incluso si Kim Hyun se disfrazaba.

A partir de aquí, todo era una apuesta. Cuando le dio un golpe en la frente y lo derribó, despegó la película redonda que había escondido dentro de su manga y la pegó en el calcetín de Kim Hyun. Fue un instante en el que se le ocurrió la idea de que, incluso si se cambiaba los zapatos rápidamente, ¿también se cambiaría los calcetines?

Entonces, ahora solo quedaba la persecución real. Tenía que terminar este interrogatorio rápidamente para poder rastrear su escondite o su ruta. Sus manos temblaban ante el deseo de contactar a Channa de inmediato. Solo quería salir de aquí y verificarlo lo antes posible.

—A partir de ahora, el Servicio Nacional de Inteligencia negará cualquier solicitud que llegue. Para eso, la señorita Seo-ryeong tiene que quedarse quieta, sin causar ningún problema.

—…….

—Es simple. Es un acuerdo para no plantear objeciones incluso si se siente vigilada por un tiempo. Si firma aquí, la liberaré de inmediato.

Todavía no podía ver nada, y la voz suave era la misma de antes, pero su corazón solo se congelaba.

Un portapapeles con documentos fue presentado frente a la mesa, y se escuchó el sonido de una tapa de bolígrafo abriéndose. Cuando Seo-ryeong giró la cabeza con desdén, él de repente le agarró la barbilla y la levantó. Parecía como si estuviera haciendo contacto visual.

—¿No te gusta? ¿No te gustan mis condiciones?

—…….

—Entonces, ¿deberíamos reconciliarnos? ¿Podemos ser un matrimonio de fin de semana?

Cuando él habló como si estuviera negociando, Seo-ryeong apretó los dientes en silencio. Hijo de puta… un rastro de algo que no era Kim Hyun. De nuevo, sintió fuertemente que este hombre era algo creado. Incluso si le quitara esa máscara, aparecería un rostro que ella no conocía. En el momento de enfrentar la realidad, Kim Hyun desaparecería como una burbuja.

—Antes… deseaba que Hyun regresara, incluso si mis ojos volvían a quedar ciegos. Así que no me importó mi vida incluso cuando hice cosas locas varias veces. Pero últimamente, siento que es un poco valiosa.

—…….

—Dame el bolígrafo.

Ella murmuró sin temblar.

—Pensaré que es el sello de divorcio que no pudimos poner en ese entonces.

Ahora tenía que seguirle la corriente lo más posible y salir de aquí rápidamente. A diferencia de su rostro inexpresivo, su mente giraba sin cesar como las manecillas de un reloj apresurado.

Solo pensar en el rastreador GPS hacía que su corazón latiera con fuerza y su boca se secara. Ella agitó sus brazos como si pidiera que la liberaran rápidamente.

—No haré nada peligroso de nuevo, incluso si no nos reconciliamos.

—…….

—De hecho, tengo un novio.

En ese instante, la respiración que sentía justo al lado se detuvo bruscamente, y la silla fue arrastrada con un chirrido. Su cuello, que había perdido el equilibrio, se sacudió como si fuera a romperse. Al mismo tiempo, la venda que presionaba sus sienes se levantó con una facilidad decepcionante.

—¿Quién más aparte de mí?