En el jardin de Mayo - EEJDM - Capítulo 94
Más que nada, le costaba horrores aceptar el hecho de que el Duque tuviera una amante desde hacía tanto tiempo. ¿Cuál había sido la razón por la que lo eligió a él como su escándalo, en primer lugar? Vanessa soltó una risa seca.
Ahora solo le quedaba aceptar que su vida, y su hijo, eran un estorbo en medio de una pareja perfecta.
Vanessa dejó escapar un suspiro cansado. De nada servía dejarse llevar más por las emociones. De todas formas, era una relación que pronto terminaría. Subiría así como estaba, empacaría sus cosas de inmediato y se iría al campo…
‘Al campo.’
Una suposición que antes era tan obvia ahora le resultaba extraña. ¿Podría criar al hijo ilegítimo del Duque como un plebeyo en Ingram?
¿Y si, por casualidad, el niño descubriera la verdad sobre su padre en el futuro? ¿Si se lamentara de su condición, envidiara al legítimo joven Duque, hijo de la Duquesa, y osara desear lo que no podía tener?
‘Como los bastardos que a menudo veía en San Luis.’
En medio de sus pensamientos revueltos, sus pasos se detuvieron de repente. La puerta de un restaurante cercano se abrió, y un vapor caliente junto con el olor a comida recién hecha le golpeó la cara.
‘Ah.’
La idea de que tenía que aguantar como fuera le invadió la mente por un instante, pero la reacción de su cuerpo fue más rápida. Una punzante sensación de náusea le oprimió la garganta. Se inclinó hacia adelante, tapándose la boca con la mano.
La vista se le nubló y un mareo intenso la invadió. Justo cuando estaba a punto de tambalearse y caer al suelo, un hombre que venía corriendo desde el lado del hotel la agarró del brazo con fuerza, jadeando.
—¡Vanessa!
A través de su visión borrosa por las lágrimas, vio un cabello rojizo.
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Blair Fabian Winchester había llegado al ‘Hotel Chester’ solo por Rosalyn. Después de distanciarse de Vanessa, Rosalyn se había deprimido mucho, y después de apenas superar sus emociones y levantarse de la cama, buscaba desesperadamente a alguien a quien prodigar su amistad como una recompensa. Y Hailey Morton resultó ser la persona adecuada en el momento justo.
Dos años mayor, intereses que encajaban bastante bien y una apariencia bastante bonita. En menos de diez días, Rosalyn se había sumergido por completo en esta nueva amistad y anhelaba a Hailey, deseando acompañarla a todos lados.
—Blair. No te quedes ahí estorbando a la gente y ven para acá.
Ante el llamado de Rosalyn, él no ocultó su cansancio. La señorita Hailey Morton de hoy se había ofrecido gustosamente a ser el centro de atención de los reporteros. Como una novia feliz que había formalizado una relación de años, la mujer de la que se rumoreaba que se hospedaba en el último piso del ‘Hotel Chester’ con el Duque actuaba como si fuera ella misma.
Desde su perspectiva, que sospechaba la verdad, esa escena le resultaba bastante cómica, pero no dijo nada por su hermana. Solo que el itinerario era molesto, Cissy Bronte, quien le había insistido en que la llevara a los grandes almacenes, se estaba retrasando sin falta, la espera era terriblemente aburrida.
Blair, apoyado en una columna de la entrada del hotel, miraba la calle con fastidio. Solo esperaba que el coche con Cissy Bronte llegara lo antes posible. Y gracias a eso, pudo reconocerla antes que nadie.
—……
Ella, Vanessa. La puerta se abrió y la mitad del cuerpo de la mujer se asomó fuera del coche. En ese instante, la calle, que había sido sombría y aburrida, recuperó el color de golpe. Blair observó a Vanessa, olvidándose incluso de respirar.
Estaba aún más demacrada que la última vez que la vio. Sus pasos eran vacilantes, y la punta de su nariz y sus párpados estaban enrojecidos. Como esa expresión que solía poner a menudo cuando se esforzaba por contener emociones y lágrimas difíciles de soportar.
Su largo cabello dorado ondeaba ligeramente con la brisa cálida. Gotas de sudor seco en su nuca, sus labios mordisqueados, sus orejas blancas y pequeñas, y sus dedos apretados con fuerza.
Cada uno de esos pequeños movimientos le cortaba la respiración. Verla directamente lo afectó aún más profundamente. La comprensión de que las últimas semanas, que había creído soportar estoicamente, en realidad habían sido un infierno, llegó de esa manera.
No sabía cómo había sobrevivido hasta ahora. Cómo había podido ignorarla tan completamente, después de haber construido tantos lazos durante tanto tiempo.
—¿Blair?
Rosalyn, que estaba del brazo de Hailey Morton, lo llamó con desconfianza. Se disculpó con su amiga y se acercó de inmediato. Sintió que lo miraba con cierta lástima, pero no tenía cabeza para preocuparse por eso.
—¿Qué demonios estás mirando para estar tan ido?
Rosalyn frunció el ceño ante el rostro pálido y tenso de su hermano. Solo cuando giró la cabeza siguiendo su mirada, se dio cuenta de la situación. A su lado, oyó una respiración superficial e inmediata.
—……
La respiración temblorosa de su hermana sonaba entrecortada. Era obvio. Todavía estaban atrapados en la habitación aguamarina de su madre. Aquella noche, el día en que escucharon la verdad.
La idea de que hubiera algún hecho oculto más era casi una esperanza vana. La última vez que lograron comunicarse por teléfono, el Marqués de Winchester evitó darle una respuesta definitiva a pesar de sus súplicas desesperadas.
—…En su momento guardé las cartas que Loise escribió.
Eso era todo lo que había podido arrancarle a su padre con dificultad. Ese tono como un suspiro, como si se arrepintiera de haberlo dicho justo después de pronunciarlo.
—¿Cartas?
—No es nada, no te preocupes. Volvamos.
La sensación de que se le escapaba algo. Una terrible impotencia volvió a oprimirle los hombros.
Mientras tanto, Vanessa se acercaba lentamente. De vez en cuando se detenía para suspirar y luego miraba fijamente al vacío. Parecía no tener ni idea de que Rosalyn y él estaban cerca. Y al momento siguiente…
—¡Vanessa!
Su cuerpo inestable se tambaleó como si fuera a desplomarse en cualquier momento. Blair corrió hacia ella sin pensarlo dos veces. Justo a tiempo, agarró el antebrazo de Vanessa.
Vanessa se quedó rígida por un momento, como si no entendiera lo que le había pasado. Su voz, al susurrar incrédula, sonaba dulce.
—…¿Blair?
Blair tragó saliva lentamente. Vanessa, con los ojos húmedos y parpadeantes, era terriblemente hermosa. Un escalofrío incluso le recorrió la espalda ante su rostro pálido y lastimero.
—Ya, suéltame.
Ante su voz temblorosa e insegura, su agarre se hizo aún más firme. Sintió un impulso repentino de abrazar ese cuerpo frágil y consolarla sin reservas. Llevarse a Vanessa de allí, a un lugar donde nadie pudiera hacerle daño.
—Blair.
En el momento en que la codicia le llenó los oídos hasta ensordecerlo, el llanto de su madre resonó como un acúfeno. El agua helada cayó sobre su cabeza acalorada en un instante. El cálculo de que esa mujer, siendo pariente de Wyatt, era una relación que nunca podría concretarse, llegó demasiado tarde.
Blair soltó lentamente a Vanessa, que forcejeaba. Rosalyn, que los observaba con rostro pálido, se acercó y le habló apresuradamente a la figura que se acercaba.
—Lady Haley, un momento…
—Está bien, Rosalyn.
La voz de Hailey Morton era extrañamente alegre. La mujer, después de golpear ligeramente el brazo de él que le bloqueaba el paso para abrirse camino, se enfrentó a Vanessa con una postura erguida.
Vanessa tenía el rostro pálido y demacrado, como una persona acorralada. En el instante en que Blair, sin querer, dirigió su mirada a la mano blanca que cubría su vientre bajo de forma refleja.
—Encantada de conocerla, Lady Vanessa.
Haley Morton esbozó una sonrisa tan exageradamente radiante que resultaba inquietante. Apartó con determinación la mano de Vanessa de su vientre y la tomó con ambas manos, apretándola con fuerza.
—Creo que tenemos algunas cosas de qué hablar, ¿verdad?
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Vanessa miró ansiosamente por la ventana hasta que subió al carruaje de Hailey Morton y la puerta se cerró con un golpe seco.
Los secuaces del Duque que la vigilaban y seguían mantuvieron la distancia obedientemente, pero los reporteros que habían olfateado la primicia fueron persistentes. Solo cuando varios cocheros se apresuraron a expulsar a los reporteros más allá de una cierta distancia, cesó el alboroto.
Haley Morton se aseguró de que todo el alboroto cesara y luego corrió las cortinas para cubrir la ventana. Ante el rostro pálido de Vanessa, Hailey preguntó con una sonrisa elegante:
—¿Estás preocupada? ¿De que hayan descubierto tu identidad?
—…Un poco. Había muchos reporteros.
—No te preocupes. Ni uno solo de esos pertenece a un periódico que no reciba dinero de los Morton. Tengo cierto poder sobre qué artículos publican y con qué tono.
—……
—Aunque, Theodore lo sabrá. Al menos le informarán que viajamos en el mismo carruaje—
Theodore. Su actitud al mencionar el nombre del Duque con tanta naturalidad revelaba incluso confianza. Como correspondía a la posición de amante de mucho tiempo del Duque.
Vanessa evitó la mirada directa de los penetrantes ojos marrones de Hailey. En medio de una intensa ansiedad, se llevó la mano al vientre bajo por costumbre. Hailey Morton, que había observado su mano desesperada por un momento, sonrió y dijo:
—Parece que estás embarazada.
—……
—¿Es hijo de mi prometido?
Una oleada de miseria la oprimió hasta ahogarla.
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Eliz_2000
Gracias por el capítulo, Asure. Está de infarto!
Merry
Waaaaaa increíbles episodios
Muchas gracias Asure!