Batalla de Divorcio - BATDIV - Capítulo 207
Los ojos de Daisy cayeron al asimilar sus palabras. Ella entendía mejor que nadie la ley más importante de CLEAN: los traidores deben morir, sin excepciones.
—Lucharás contra personas que solían ser tus amigos, tus compañeros de equipo.
El silencio se extendió entre ellos.
—Para sobrevivir, tendrás que romper tu promesa de no volver a matar. ¿De verdad puedes hacerlo, Izzy?
Él recordaba su promesa sagrada con dolorosa claridad. La idea de esas manos gentiles quitando vidas de nuevo le provocaba un fuerte dolor en el pecho. Pero, más que eso, un terror puro lo invadió al pensar en que ella pudiera resultar herida. El miedo de perderla consumía cada uno de sus pensamientos.
Si la dejaba pelear y algo le sucedía, si desaparecía como humo frente a sus ojos, jamás se lo perdonaría. Una parte de él quería desesperadamente encerrarla en un lugar seguro donde nadie pudiera encontrarla.
—No quiero que vuelvas a tener sangre en las manos.
—Max.
—¿Sí?
—Estoy lista.
Su voz era tan firme como la piedra, su mirada inquebrantable mientras lo miraba a los ojos.
—¿Qué?
Sus ojos se abrieron de par en par, sorprendido por la calma y la seguridad de ella.
—Claro que estoy lista. Mis creencias son importantes para mí, pero no lo son más que proteger a la gente que amo. Además, solo puedes mantener tus principios si te mantienes con vida. Todavía soy una recién casada, no tengo planes de morir una muerte sin sentido. Si crees que soy solo una idealista terca, no me conoces en absoluto.
Sus palabras seguras tranquilizaron las manos temblorosas de él y sus pensamientos acelerados.
—Pero querías ir al cielo algún día. ¿De verdad estás de acuerdo con renunciar a eso?
—¿Al cielo?
Ante la preocupada pregunta, se miraron y de repente se echaron a reír juntos.
—Ya he matado a demasiadas personas para evitar el infierno. ¿Unos cuantos más realmente cambiarán algo?
Alzándose de puntillas, ella presionó sus labios contra los de él y susurró suavemente:
—Vayamos juntos al infierno, entonces. Contigo a mi lado, Max, hasta el infierno podría ser divertido.
—…….
—¿No lo entiendes? Mi cielo no es un más allá. Es aquí, ahora, contigo.
El pecho de él se llenó de calidez ante sus palabras, pero su peligrosa situación le impidió relajarse por completo.
—Aun así, necesito protegerte, Izzy. Por eso me esforcé tanto por conseguir poder e influencia. Pero si te pierdo de nuevo, no sé qué haré…….
—No, estás pensando en esto de forma equivocada…… No me estás protegiendo solo a mí. Nos estamos protegiendo el uno al otro, protegiendo nuestro futuro juntos. Eso es lo que significa realmente el matrimonio.
—¿Lo es?
—Claro que sí. Deja de preocuparte tanto. Hacemos un equipo perfecto, el mejor comandante y la asesina más hábil trabajando juntos.
Ella le tocó la mejilla con ternura, apartándole el cabello detrás de la oreja.
—Cuando regresemos a Antica a salvo, viviré una vida tranquila y pacífica. Así que esta será mi última misión. ¿Serás mi compañero una vez más?
—Se siente como en esa gala de caridad. Tu discurso de entonces fue increíble. Estoy seguro de que la gente te querrá incluso más que a mí, Izzy.
Maxim se rió entre dientes y le dio un beso ligero en los labios.
—Entonces, ¿aceptas?
—Con mucho gusto. Sería mi mayor honor.
—Solo recuerda, la muerte significa divorcio automático.
Qué descarada. Su “serio” recordatorio lo hizo inclinarse para otro beso, pero ella se escabulló con gracia y se dirigió hacia las armas guardadas en la habitación secreta.
—¿Todas las armas? Esta nunca fue solo una villa normal, ¿verdad?
A pesar del peligro mortal que enfrentaban, toda su actitud cambió cuando vio la impresionante colección de pistolas y cuchillos. Parecía una niña emocionada descubriendo la mejor juguetería del mundo.
—No tenemos mucho tiempo. Infórmame mientras elijo nuestras armas.
Mientras ella asumía el control de forma natural, Maxim se enderezó y comenzó a hablar con un estilo militar y directo.
—Sí, señora. A medianoche, nuestras fuerzas atacaron a los combatientes restantes de CLEAN en las montañas de Belgrado. De unos ochenta objetivos, treinta escaparon, incluido Lucas Therese.
Mientras ella revisaba las armas con manos expertas, él continuaba explicándole la situación.
—Recibimos la advertencia por paloma mensajera. Nuestro principal comunicador está muerto, lo que probablemente significa que las fuerzas enemigas ya están cerca.
—Cortar las comunicaciones, el primer movimiento clásico.
Con dos objetivos extremadamente peligrosos que eliminar, CLEAN habría enviado a sus mejores combatientes. No podían bajar la guardia ni por un segundo.
—Lista para sus órdenes, Capitán.
—Maldita sea……
Sin previo aviso, Maxim la hizo girar y la empujó contra la pared. Su jadeo de sorpresa rozó su cara con calidez.
—¿Qué se supone que debo hacer? Estoy completamente duro ahora mismo.
—¿Qué?
—Lo siento.
¿Excitándose cuando la muerte podría llegar en cualquier momento? ¿Había perdido la cabeza por completo?
—Es que… escucharte usar términos militares así me enciende como loco. Llamarme Capitán…….
Su voz era áspera de deseo.
Tantas cosas lo encendían.
Ella entrecerró los ojos ante su susurro ardiente en su oído. Cierto. Este hombre nunca había sido remotamente normal. Por un momento había olvidado que su esposo era un pervertido absoluto y un completo demente.
¿Qué se suponía que iba a hacer con este hombre imposible?
Luego, recordó algo que él le había dicho cuando regresó a ella por primera vez, cómo había evitado su noche de bodas para ir a pelear en la guerra en su lugar, luego se apresuró a pasar por toda esa guerra solo para regresar a su cama.
—Lo arriesgué todo, sobreviví con raciones de combate mientras aplastaba cráneos enemigos, todo para regresar más rápido contigo.
Maxim von Waldeck, el hombre famoso por masacrar ejércitos solo para dormir con su esposa.
La situación de hoy no era tan diferente. En aquel entonces, había usado el peligro para motivarse. Hoy, ella podía hacer lo mismo por él.
—Si Izzy me llama por mi nombre, vendré corriendo como un buen perro.
Y ella estaba de acuerdo, él realmente era como un perro leal. La mejor manera de entrenar a un perro terco era empezar con su nombre. Para un perro bastardo, los métodos bastardos funcionaban mejor.
Con una idea malvada formándose, Daisy empujó contra su pecho mientras él le olfateaba el cuello.
—¿Max?
—¿Sí?
Al escuchar su nombre, él la miró con ojos borrosos llenos de deseo, sonriendo perezosamente.
—Muy bien, Capitán. Completa la misión, te daré una recompensa.
—¿Qué tipo de recompensa?
—Tu arma.
Ella deslizó lentamente su rodilla contra la creciente tensión debajo de su camisa de dormir. Un gemido bajo se le escapó cuando la presión alcanzó su objetivo.
—Yo misma me encargaré de ella, hasta que dispare.
Los ojos de él se abrieron de par en par, conteniendo la respiración, los labios de ella se curvaron en una sonrisa astuta y burlona.
—¿Qué te parece?
Ella siempre había recibido tanta atención de él, pero nunca se la había devuelto. Él claramente amaba complacerla, pero nunca había pedido lo mismo.
—Cómo podría dejar que algo tan sucio toque tus labios perfectos…….
Él siempre fingía renuencia, aunque sus ojos delataban cuánto lo deseaba.
Rose una vez insistió en que ningún hombre vivo rechazaría una oferta así.
—¿No te gusta? Entonces olvida lo que dije.
—¿Quién dijo que no me gusta? Simplemente… me preocupa que sea difícil para ti.
Su voz se hizo más profunda, densa de necesidad.
—Bueno, si puedo ser honesto…….
Él tragó saliva con dificultad, su garganta moviéndose visiblemente.
—Esa arma que estás escondiendo, Capitán, es muy tentadora. Quiero probarla ahora.
—¿Entonces tenemos un trato?
Mientras él asentía con entusiasmo, Daisy sonrió satisfecha. Se volvió a atar la cinta de su camisón con un cuidado deliberado y le dio una sonrisa peligrosamente dulce.
—Perfecto, Capitán.
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Merry
Iiiiii🤭
A por ellos jaja gracias Asure!