Batalla de Divorcio - BATDIV - Capítulo 197
—No lo sé.
Por supuesto que no lo sabría. Tal vez era natural que no pudiera expresar tales sentimientos con palabras.
—Simplemente…….
Después de un momento de vacilación, las palabras de Daisy lo tomaron completamente por sorpresa.
—Simplemente quise.
Su voz era incierta pero honesta, sus ojos reflejaban una verdad inquebrantable. Esta era la sinceridad de Izzy expuesta por completo.
Tal como había sospechado, Izzy no había cambiado en absoluto. A lo largo de incontables vidas, seguía siendo maravillosamente la misma.
Todavía le gustaban los dulces y tenía un corazón tierno para cualquiera que sufriera. Prefería las margaritas simples a las rosas elegantes, afirmaba que podía con el vino a pesar de que bebía fatal, y sus orejas siempre se ponían rojas cuando mentía. A menudo decía cosas que no quería decir mientras ponía esa pequeña pose de mujer correcta.
Comía con entusiasmo, se reía sin reservas y siempre lo miraba con esa expresión perpleja y misteriosa.
Maxim estaba seguro de que si le hubiera hecho la misma pregunta a la Izzy de su primera vida, ella habría dado exactamente la misma respuesta que la mujer que tenía delante.
La Izzy de la primera vida. La Izzy de la segunda. La Izzy de la tercera. La Izzy de este momento. Y por siempre, Izzy sería siempre Izzy, probablemente sin cambiar por toda la eternidad.
Una razón tan simple. ¿Por qué se había torturado por ella durante tanto tiempo? Debió ser su obstinado orgullo lo que lo cegó a una verdad tan obvia.
—Lo mismo para mí.
—¿Qué?
—Preguntaste por qué me importas tanto, diciendo que no podías entenderlo.
Incapaz de dar una buena respuesta antes, Maxim ahora sentía que podía ofrecer una claridad perfecta.
—Yo simplemente……
Hizo una pausa, una risa suave se le escapó.
—Simplemente quise.
Él simplemente quiso. No pudo evitarlo. Y sospechaba que siempre se sentiría así. Así como Izzy permanecía inmutable, esta verdad básica nunca cambiaría tampoco.
‘Nos amamos simplemente porque somos quienes somos. Nada más complicado que eso’
—Solo porque eres tú, quise abrazarte. Porque eres tú, todo se sintió bien.
Daisy todavía parecía algo confundida, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.
Puede que no lo aceptara fácilmente, pero aun así… Maxim eligió decir las palabras que siempre había llevado en su corazón.
—No importa quién seas, porque eres tú……
La miró a los ojos con suave intensidad.
—Te amo.
‘Te amo, Izzy’
Como la nota que una vez había dejado con un collar, incluso si ella nunca lo creyera, tenía que decirlo. No podía soportar mantenerlo encerrado por más tiempo.
Sus largas pestañas revolotearon lentamente. Sus ojos ligeramente caídos se suavizaron con esa expresión dulce que siempre ponía cuando tenía dudas.
Él planeaba probar su amor, paso a paso, hasta que ella no tuviera más remedio que creer.
—Quiero acostarme contigo porque te amo.
Con un suave tirón, levantó el delicado negligé por encima de sus hombros, revelando sus pálidos pechos, cuyas puntas rosadas ahora se habían ruborizado a un carmesí intenso por su devoción anterior. Lo invitaban, completamente cautivadores.
—Quiero tocarte porque te amo.
Sus manos encontraron sus pechos, su suave y dócil calidez amoldándose bajo su tacto, levantados y adorados. Se esforzó por ser tierno, pero el fuego de su deseo le daba un borde firme a sus caricias.
Daisy gimió, sus cejas se fruncieron, sin embargo, se arqueó hacia él, ofreciéndose con una confianza que le robó el aliento. La sensación de ella bajo sus palmas callosas era una dulce adicción, cada roce contra sus pezones tensos provocaba gemidos ahogados que lo encantaban. Sus sedosas paredes se tensaron a su alrededor, dulces como azúcar hilada, llevando sus sentidos al límite.
Su miembro hinchado la llenó, su calor apretado lo envolvió por completo. La contención se le escapó de las manos como arena.
—Quiero penetrarte porque te amo.
—¡Nngh, ah!
Acariciando sus pechos con su agarre firme, él reanudó el ritmo primario de sus caderas, cada profunda embestida arrancando fervientes gritos de sus labios. Sus sedosas paredes se aferraron a él mientras se retiraba, reacias a liberar su íntimo abrazo, la exquisita tensión lo llevaba al límite. Su respiración se volvió un jadeo irregular, el deseo lo consumía.
—Haa, Izzy…….
respiró con dificultad, su nombre una súplica reverente.
—Mmh… aah… ngh!
Slick, smack
Los lujuriosos y húmedos sonidos de su unión llenaron el aire mientras él se sumergía en sus profundidades. El calor de ella lo envolvía, un ardor abrasador que se intensificaba con cada embestida, su miembro hinchado latiendo como hierro forjado. Sus pechos, suaves como el pudín, temblaban en sus manos, sus picos sonrojados un testimonio de su pasión. Sus ojos enrojecidos y surcados por las lágrimas temblaban de emoción, cada detalle grabándose en su alma.
—Dios, te sientes tan bien.
—Ngh… mmh!
—¿Por qué se siente tan perfecto?
respiró con dificultad, medio loco, con la mirada fija en la temblorosa figura de ella. Incluso el mero pensamiento de ella a la distancia agitaba su sangre, tocarla ahora encendía su alma. Recorriendo sus sedosas profundidades, desentrañándola con cada inmersión en su humedad, la anhelaba, la adoraba, la intensidad era tan abrumadora que se sentía como una muerte gloriosa.
La exquisita estrechez, la forma en que sus cuerpos se fundían en perfecta armonía, le envió escalofríos de éxtasis. Como una bestia consumida por la necesidad primal, la embistió con pasión implacable.
—Quiero devorarte porque te amo.
—Ngh… aah.
‘No, tú me estás devorando a mí’
Sus sedosas paredes lo agarraron con cada embestida, arrastrándolo más profundamente en su abrazo.
—No, quiero que tú me consumas por completo.
—Mmh… hnn, ¡aah!
—Tan exquisito. Me estás volviendo loco.
Su carne aferrada a él lo sujetó mientras se retiraba, cada movimiento enviándole torrentes de placer, encendiendo su propia alma.
—Atráeme más profundamente, cariño.
Separando sus delicados labios, presionó su pulgar contra su sensible clítoris, trazando círculos lentos y deliberados al ritmo de sus embestidas.
Squelch, squelch
Su brote hinchado se endureció bajo su tacto, completamente cautivador. Sus paredes se tensaron con cada embestida, y él se mordió el labio, luchando por contener la marea de su propio clímax.
—Ngh, mmh, no puedo… hnn, ¡voy a correrme!
jadeó Daisy, su voz una súplica desesperada mientras su cuerpo se agitaba debajo de él, sus caderas temblando con la ola creciente de éxtasis.
Anhelaba consumir sus sentidos, grabar su esencia en su propia alma, marcarla como suya. Impulsado por un hambre primal y posesiva, gruñó,
—Izzy, mi Izzy… oh, Dios.
Embistiéndola con fervor implacable, le susurró con voz ronca:
—Devórame, Izzy. Consúmeme hasta que no sea nada más que tuyo.
Sus ojos se cerraron con sus palabras crudas y desenfrenadas, su cuerpo en llamas por el deseo. Su miembro abrasador la encendió desde dentro, el placer tan exquisito que rozaba lo peligroso. Ella negó con la cabeza, abrumada, mientras cada poderosa embestida hacía que sus paredes entraran en espasmos, temblando como si pudieran colapsar. Olas de éxtasis la invadieron, su punta alcanzando su núcleo más profundo, marcándola con cada movimiento, empujándola al precipicio del olvido.
—Ah, aah, por favor… más lento, ¡ngh!
Él enganchó sus piernas sobre sus brazos, bajándose hasta que su conexión alcanzó su límite más profundo e íntimo, sus cuerpos entrelazados en ferviente unidad.
—¿A dónde crees que vas?
—Ngh, hnn, ¡demasiado… profundo…!
—Haa, estoy aquí, cariño. Estás a salvo conmigo.
Mientras ella se apretaba contra su pecho, sus jadeos llenando el aire, él le sujetó las muñecas, inmovilizándolas suavemente. Sus labios encontraron los de ella, besándola con fiereza, sus dientes rozando su piel, dejando suaves marcas de su posesión.
Los besos por sí solos no podían saciar la sed salvaje y retorcida que sentía. Anhelaba morder, chupar, aplastarla suavemente en su abrazo, consumirla por completo y mantenerla unida a él para siempre. Un peligroso baile de lujuria y adoración lo invadió. Sin embargo, ella era demasiado preciosa, sus momentos compartidos un sueño fugaz, y no podía soportar estropearla.
‘Izzy, si no puedo poseerte para siempre, déjame morar dentro de ti. Consúmeme por completo, mi amor’
Entrelazando sus dedos, la ancló a la cama, sus labios reclamando los de ella en un beso feroz y consumidor. Sus embestidas implacables se hicieron más profundas, su cincelado pecho presionando contra sus suaves pechos, como un cazador domando a su amada presa. Sus pieles empapadas de sudor se rozaron, sus pezones rozándose en un baile apasionado, sus latidos resonando como uno solo.
Creak, creak
La cama protestó bajo su fervor, amenazando con ceder bajo el peso de su pasión. Daisy se aferró a sus manos, sus dedos se blanquearon por la intensidad de su agarre, mientras su lengua y su miembro abrumaban sus sentidos, desentrañando sus pensamientos en un olvido dichoso.
Thud, thud, thud
Sus embestidas se agudizaron, cada movimiento poderoso puntuado por los sonidos húmedos y resonantes de sus cuerpos unidos, llenando el aire con su cruda intimidad.
—Ngh… mmh, ¡ah!
—Hah… hnn!
gimió él, perdido en el incendio de su deseo compartido.
Sus sedosas paredes se estiraron y palpitaron a su alrededor, cada espasmo arrancando un gemido gutural de sus labios. Cada embestida enviaba escalofríos eléctricos a través de él, su sangre en llamas, sus ojos brillando con deseo indomable. Mientras se sumergía en su núcleo más profundo, su excitación se desbordó, inundando como una presa liberada.
—¡Hnngh…!
Su contención se hizo añicos, y él presionó sus labios contra su delicado cuello, mordiendo suavemente, saboreando el temblor de ella debajo de él.
‘Podría perderme en ti para siempre, Izzy’
Madara Info
Madara stands as a beacon for those desiring to craft a captivating online comic and manga reading platform on WordPress
For custom work request, please send email to wpstylish(at)gmail(dot)com
Merry
Iiiiiii como se siente Izzy al respecto 🤭 también quiero saber
Gracias por el capítulo Asure