Batalla de Divorcio - BATDIV - Capítulo 191
—…….
‘¿Qué pensará el médico de la realeza? ¿Qué culpa tiene esa persona?’
Como sea, seguían discutiendo mientras él se masturbaba.
‘No sé qué está pasando’
Cuando la locura de Maxim cruzó una línea, Daisy perdió el ánimo.
—De acuerdo.
—Es un asunto personal de Max, así que no voy a entrometerme más.
—Puedes entrometerte. Personalmente, prefiero que Izzy se entrometa en mis asuntos. Regáñame más, ¿quieres?
—No, gracias.
Daisy respondió secamente.
—No me interesa lo que prefiere Max. Creo que mi consejo llega hasta aquí.
Masturbarse habitualmente dos veces al día.
La frecuencia era demasiada, y no le importaban ni el momento ni el lugar, por lo que era una adicción. Como le había recomendado el tratamiento, sintió que había hecho todo lo que podía.
En estas circunstancias, Daisy decidió simplemente desearle lo mejor. Ya que tendría que reducir significativamente la frecuencia de sus actos cuando comenzara el tratamiento. Que lo disfrute por última vez.
—Haga lo que estaba imaginando. Espero que lo logre… Y termine bien.
—Gracias. Me siento con más fuerza ahora que Izzy me ha alentado…
¡CLANG!
No valía la pena escuchar. Daisy salió cerrando la puerta del baño antes de que Maxim terminara de hablar.
—Ah, solo quiero matarlo.
‘Había decidido dejar de matar’
Daisy finalmente se arrepintió de esa decisión precipitada. La ira, que no tenía a dónde ir, burbujeaba en su interior.
‘Llegué cansada después de caminar todo el día. ¿Por qué no puedo dormir y tengo que lidiar con esto?’
Se sentía completamente agotada después de la discusión.
‘¿Será por el cansancio? Siento que mi razón no funciona correctamente. ¿O es esta la reacción correcta? Después de lidiar con Maxim, no estoy segura de lo que es normal. Sosteniendo la pistola, sentí un impulso repentino de apretar el gatillo’
Daisy sacó su rosario. Este era el momento en el que necesitaba rezar.
—Amado Señor, si esta es la última prueba que me das, la aceptaré.
Pensó que era una prueba muy dura para ser la última, pero no había una manera clara de evitarla. El Señor quería que sus hijos se volvieran más fuertes después de las pruebas.
‘Ese era el corazón de Dios hacia los humanos’
Pero, siéndole sincera, con el corazón completamente humano que tenía…
Esperaba que el Señor tuviera piedad y que esta prueba tan difícil terminara pronto. Daisy se esforzó por fortalecer su espíritu, que no paraba de flaquear.
—Por favor… por favor… Préstame tu sabiduría para que pueda mantener mi serenidad.
Con las manos juntas, Daisy tragó su ira y rezó con gran sinceridad.
—Señor, aunque sea una persona tan irreverente, Maxim von Waldeck también es tu hijo.
Aunque… aunque…
Irreverentemente, cometió blasfemia y cayó en la adicción a la masturbación.
Pero se dio cuenta de su error y hasta salió a la capilla a rezar. ‘Así que, ¿no hay motivos para atenuar la pena?’
—…….
‘Supongo que no.
Sé que no hay mucha razón…
Incluso si no la hay…’
Pensar en que el hombre con el que había compartido la vida como pareja caería al infierno la llenaba de horror.
El afecto era algo extraño. Daisy quería rezar por Maxim, a quien había amado, para que no fuera al infierno.
—Te pido que, por favor, mires con piedad a tu hijo, poseído por el demonio de la lujuria. Y, al redimirlo, danos un rayo de luz en el oscuro futuro de Antiqua…
Era una oración desesperada.
¿Sería el efecto de la oración? Al sumergirse en ella, su amor por la humanidad floreció, y sintió que podía entender un poco sus extrañas acciones.
El Señor había dicho que todo tenía un significado.
Aunque era una misión… el hecho de haber conocido a un esposo tan pervertido y haberse enredado con él también debía tener algún significado. Los humanos ignorantes simplemente no podían entenderlo de inmediato.
Además… todo el mundo tenía sus propias circunstancias.
Maxim también debía tener sus propias razones para ser así. ¿Acaso ella misma no tenía muchos secretos que no podía contarle a nadie?
‘Razones… razones…’
Mientras más rezaba, más sentido le encontraba.
‘Claro, cuando sea el momento de la curación, que se cure. Pero ahora mismo… se está masturbando porque la adicción no le deja otra opción. Ya que lo está haciendo… ojalá lo disfrute al máximo y termine lo más rápido posible’
‘Que le vaya bien’
Daisy rezó por la eyaculación segura de su esposo.
—¿Qué hace?
Una voz baja le susurró al oído al mismo tiempo que un familiar aroma a jabón flotó en el aire. Daisy, que estaba absorta en su oración con los ojos cerrados, se estremeció y los abrió.
Maxim, que había terminado su masturbación, tenía un rostro renovado.
El color de su piel, que antes estaba pálida, ahora era mucho más agradable a la vista.
—Le pregunto qué hace.
—R-rezo. ¿No se da cuenta cuando lo ve?
—¿Qué rezaba con tanto fervor?
Maxim seguía haciendo preguntas innecesarias.
—Es un secreto.
—Dígamelo. Sería bueno que rezáramos juntos.
—Le dije que no.
‘¿Cómo le iba a decir que rezó por su eyaculación segura?’
Daisy respondió con irritación a las preguntas de su esposo y luego vio algo que la horrorizó.
—¿Por qué?
—¿Por qué… no se abrochó el cinturón de la bata? ¿Qué intención tiene?
A través de la bata de baño, que solo estaba puesta, su cuerpo desnudo se veía claramente.
Por supuesto, también se veía su pene, que había visto hace un momento.
Daisy frunció el ceño, como si hubiera visto algo que no debía.
—Tenía que mostrárselo para que lo inspeccionara. Para que viera que saqué todo.
—¿Qué?
—Si no lo ve con sus propios ojos y ve que estoy a salvo, seguirá evitándome. Mire, ¿no está erecto, verdad?
Con gran descaro, Maxim acercó su pene para que Daisy confirmara si estaba erecto o no.
Si se atrevía a preguntarle por qué tenía que inspeccionarlo, tendrían que discutir por un buen rato… Aunque era difícil aceptarlo, Daisy decidió simplemente pasar por alto la situación.
—Sí, lo hizo bien. Parece que está a salvo.
—Gracias.
—Abróchese rápido.
—Como lo hice bien, Izzy, abróchemelo usted como un cumplido. ¿Quiere?
—Ah…
‘Mira no más. Ya se está pasando de la raya’
Daisy se tragó los insultos que le hervían y le cerró la bata a Maxim y le ató el cinturón ella misma.
—Si no es molestia, hágale un lindo lazo.
—Sí.
Mientras le hacía el lazo, sintió que el pene de Maxim se ponía medio erecto, pero Daisy decidió hacer como si no hubiera pasado nada.
—Izzy me felicitó. Me siento orgulloso.
‘No es un niño. ¿Hay razón para estar tan contento por una cosa tan simple?’
Era ridículo.
De todos modos, había pasado un gran obstáculo.
El deseo de Maxim había sido: ‘Déjame quedarme una noche’. Así que, ya que se había duchado, solo quedaba que se durmiera.
—Sí, lo hizo bien. Váyase a la cama y duerma. Está mal de salud por la lluvia, así que yo dormiré en el sofá hoy.
Desde la perspectiva de Daisy, esa era la opción más lógica.
Si se acostaba en la cama y Maxim irrumpía, era muy probable que terminaran en un coito no deseado.
—No quiero.
—¿Por qué?
—Todavía no me he secado el pelo. Si duermo con el pelo mojado, me resfriaré.
Pero Maxim no era fácil de persuadir. Daisy soltó un profundo suspiro y le hizo un gesto con la mano.
—Bueno, bueno, entonces séquese bien el pelo y váyase a dormir.
—Sí. De acuerdo, Izzy.
Pensó que iba a obedecer, pero Maxim se sentó a su lado en el sofá.
—¿Qué hace?
—Voy a beber un poco de vino hasta que se me seque el pelo. Así me sentiré somnoliento y podré dormirme rápido.
Al ver que Daisy se ponía a la defensiva, Maxim sacó una botella de vino y dos copas de la canasta como si nada.
—No se preocupe. Solo soy adicto a la masturbación, no al alcohol. Había llegado un buen vino de Montardie, así que lo estoy bebiendo después de mucho tiempo.
Se defendió de una acusación que nadie le había hecho y destapó el vino.
—¿Quiere un poco, Izzy? Es muy raro y costoso.
—No, no bebo alcohol. Beba usted solo, Max.
—Como quiera.
Al ser rechazada de forma tan tajante, Maxim no la forzó.
¡Plo-plo-plo!
Con el sonido del vino vertiéndose en la copa transparente, un aroma dulce y amargo le picó la nariz.
‘Bueno, dice que es costoso. El aroma es bueno’
Daisy tragó saliva.
Maxim, que sostenía el tallo de la copa y la agitaba para saborear el aroma del vino, probó un poco.
—Mmm.
Parecía que el sabor era tan bueno como el olor, porque comenzó a beberlo sin parar. Sentada a su lado, Daisy no podía hacer nada más que observarlo beber.
‘Si bebe así con el estómago vacío, se emborrachará rápido’
Cuando la gente se emborracha, pierde la razón.
Y cuando pierden la razón, la probabilidad de que ocurra un accidente no deseado aumenta.
Así que… no era que estuviera preocupada por Maxim…
Era por su propia seguridad.
—No solo beba. Coma algo con el vino.
Daisy, actuando con generosidad, sacó la caja de chocolates que tenía escondida y se la ofreció a Maxim.
—Démelos de comer, Izzy.
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Merry
🤭🤭🤭🤭🤭
Iiiiiiiiiii pasará o no pasará jajaja
Gracias por el capítulo Asure!