Batalla de Divorcio - BATDIV - Capítulo 189
Era Maxim.
Estaba completamente empapado, como un ratón ahogado.
—¿Qué… qué pasó? ¿Por qué está tan mojado…?
—La historia es un poco larga. Hace frío. ¿Por qué no entramos para hablar?
No hubo tiempo para impedirlo.
Cuando Daisy, sorprendida, le preguntó aturdida, Maxim entró en la habitación de forma tan natural como el agua fluye. Sucedió en un abrir y cerrar de ojos.
—¿Por qué entra sin permiso?
—Lo siento. Tengo demasiado frío. Ugh, qué frío.
Maxim se encogió y se frotó los brazos, haciendo un gran alboroto.
Ante esta situación absurda, Daisy solo pudo soltar una risa vacía.
—Sabe que tengo insomnio, ¿verdad?
—Sí, lo sé.
—Se me había curado por un tiempo gracias a usted, pero ha vuelto a empeorar.
No debía ser una mentira.
Cuando vivían juntos en la casa de la urbanización, a Maxim le costaba mucho dormir. Pero al final, cuando ella lo abrazó y lo palmeó como a un niño, pudo verlo dormir.
‘Parecía dormir bien a mi lado. ¿Será por eso que se veía más pálido?’
—Hoy tampoco podía dormir, así que salí a dar un paseo nocturno. Justo en el camino de regreso, de repente, empezó a llover a cántaros y terminé así.
—……
—Bueno, puede pasar. Parece que tuve mala suerte.
Daisy, que lo escuchaba con un poco de lástima, pensó que hasta ese punto era creíble.
—¿Y luego?
—Pensé en darme un baño caliente, tomar una copa de vino y acostarme. Pero, justo en ese momento, ¿qué cree?, perdí la llave de mi habitación. Mala suerte tras mala suerte, supongo.
Daisy pensó que hasta ahí, concediendo cien veces, podría ser cierto.
Sin embargo, Maxim continuó con sus palabras forzadas, sin una pizca de vergüenza.
—Justo cuando estaba en apuros, la única persona que se me vino a la mente fue usted, Daisy.
—¿Por qué?
—Bueno… Cuando uno está feliz o triste, en momentos de alegría y dolor, es natural pensar en la persona que uno ama. ¿No le parece?
Los ojos de Daisy se entrecerraron con sospecha.
—Pero, afortunadamente, en medio de la desgracia, me di cuenta de que tenía un deseo. Como si fuera la última cuerda a la que aferrarse.
—Asumiendo que eso sea cierto.
—Y así, para usar el deseo, vine a pedirle un poco de ayuda a usted.
Sus palabras fluían como el agua. El problema era que no tenían sustancia.
Como siempre, la elocuencia de este hombre era de un nivel superior.
‘¿Será por su compatibilidad natural?’
Daisy, que era débil con las cosas que le daban lástima, las que le parecían tiernas y, además, con este hombre, siempre se dejaba llevar sin darse cuenta.
‘Sí, quizás por eso me he dejado arrastrar hasta aquí’
Daisy decidió armarse de valor.
—Ah, ¿por qué llueve tan fuerte? ¿Qué miedo?
Cuando Maxim cambió de tema y fijó su mirada en la ventana, Daisy lo giró para que la mirara.
—Max. No intente salirse con la suya y dígame exactamente.
—¿Eh?
—¿Cuál es exactamente el contenido del deseo? Tengo que saberlo para decidir si lo cumplo o no.
Cuando ella fue directa al punto, Maxim sonrió tímidamente.
—Ya que estoy en una situación tan difícil, mi querida Daisy, para que ayude a una persona… déjeme quedarme solo por una noche.
—Lo rechazo. Adiós.
Daisy lo rechazó rotundamente y trató de empujarlo.
Pero su cuerpo, tan duro como una roca, no se movió de donde estaba.
—Qué cruel. ¿Me está diciendo que duerma en el pasillo, empapado de esta forma?
—No. Su «última cuerda» puede resolver ese problema ahora mismo.
Daisy sacó una llave del cajón de la mesita de noche y se la ofreció.
—Aquí. Es la llave de su habitación.
—…….
Como ella se encargaba de arreglar las flores para las comidas en su habitación, Daisy también tenía una llave de la habitación.
Tal vez fue un imprevisto, pero la cara de Maxim se llenó de decepción.
—Con esto puede entrar, bañarse, tomar una copa de vino y dormir. ¿Problema resuelto?
—De acuerdo.
Ella pensó que él iba a armar un escándalo.
Pero Maxim accedió más dócilmente de lo esperado. Se quedó mirando fijamente la llave que había recibido.
‘Creí que había accedido’
Pero fue solo una completa equivocación de Daisy.
¡BUM!
Maxim abrió la ventana y, sin dudarlo, tiró la llave hacia afuera.
—Ay, la volví a perder.
—…….
—Y ahora, ¿qué haré?
Él sonrió con una expresión inocente.
‘Qué idiota. Como si no se le notara su intento de engaño. Parece que desde el principio no tenía intención de ocultar su artimaña.
Era para volverse loco.
—¿Qué está haciendo?
—Ya le dije mi deseo. Déjeme quedarme solo por una noche.
—Y yo rechacé ese deseo y le di una alternativa adecuada.
—La alternativa acaba de desaparecer.
—Max, usted mismo la tiró, ¿qué quiere que haga yo?
—Es simple. Solo tiene que retirar su rechazo.
—No. Salga.
Ya que nos besamos sin querer hace un rato, ¿cree que puede volver a intentar otra artimaña?
Ni de chiste.
Daisy usó toda su fuerza para empujar a Maxim hacia la entrada.
—Daisy, solo por esta vez, por favor.
—Dije que no. Salga de una vez.
—Ya es después de medianoche, así que es lunes. Todavía somos un matrimonio.
Lo sabía. Como si no pudiera adivinar sus movimientos.
Por eso no quería verlo.
—Váyase. Por favor.
Mientras la desconfianza de Daisy se hacía más profunda, Maxim protestó con un tono de injusticia.
—No le estoy pidiendo que tengamos sexo ahora mismo. Solo quiero pasar la noche. ¿No está siendo un poco cruel?
—Sí, ¿recién se da cuenta de que soy cruel? Si no lo sabía, téngalo en cuenta ahora y haga lo que quiera: llame a un empleado o duerma en el pasillo.
—¡Oh, por favor…!
Él giró bruscamente y le agarró ambas manos a Daisy, quien lo estaba empujando.
—Tengo mucho frío, Daisy.
La punta de sus dedos temblaba.
Sus labios estaban morados y su cara pálida. Parecía que el frío no era una mentira.
—Si llamo a un empleado… dirán que vine a verla en plena noche y que me rechazó cruelmente. Me da vergüenza solo de imaginarlo.
—……
—No, mejor duermo en el pasillo. Ah, sí, eso hará que se den cuenta por sí mismos. Es mejor eso, ya que me avergüenza decirlo.
‘De verdad que no tiene remedio’
Este hombre, que dice cosas tan descaradas frente a ella, no tiene remedio, pero ella, que no puede ignorar a una persona que tiene tanto frío, tampoco tiene remedio.
Se dice que el carácter de una persona es su destino.
‘Tal vez la que está arruinando su propia vida no es otra persona, sino ella misma’
Daisy pensó eso.
—Está bien. Pero, solo es para dormir.
Cuando Daisy accedió a regañadientes, los ojos de Maxim se agrandaron un poco.
—Gracias. Me ha salvado la vida, Daisy.
—Prométamelo. ¿De verdad no tendremos sexo?
—Eso… lo intentaré.
‘Lo sabía. Tiene algo planeado’
Maxim evitó sutilmente dar una respuesta.
—Ni lo sueñe. Si hace algo en contra de mi voluntad o intenta cualquier truco, le disparo al instante. Y, con eso, nuestro contrato terminará automáticamente. ¿Entiende?
—… Está bien, Daisy. Me esforzaré muchísimo.
—…
—Lo prometo.
Maxim extendió su dedo meñique.
Como si fuera un niño. ¿Por qué se comporta de esa forma un hombre que es el rey de un país?
Sí, es un poco inusual, pero es alguien que siempre cumple sus promesas.
Daisy, a regañadientes, enlazó su dedo meñique con el de Maxim.
—Primero, vaya a bañarse.
—Usted báñeme.
—… ¿Acaso quiere morir ahora mismo?
Daisy le apuntó con la pistola a la barbilla de Maxim. Fue un movimiento muy rápido, no, desesperado.
—No.
Maxim, al ver el rostro aterrador de su esposa, se dio cuenta de que no debía jugar y se rindió rápidamente.
—…….
—Está bien. No me mire de esa manera. Me ducharé solo.
Tan pronto como terminó de hablar, Maxim se quitó la ropa mojada. La cara de Daisy se puso pálida.
—¿Por qué se quita la ropa aquí? Hágalo en el baño.
—Está bien.
Él, al que le impidieron desnudarse de inmediato, respondió con un tono apagado.
‘De verdad. Apenas ve una oportunidad, la aprovecha como si la hubiera estado esperando. No puede bajar la guardia ni un momento’
—Cuando salga, si lo hace desnudo, le dispararé. Asegúrese de ponerse la bata.
—Sí.
Cuando Daisy terminó de regañarlo, Maxim entró al baño con la espalda encorvada.
Click.
La puerta del baño se cerró, y solo después de que escuchó el sonido del agua, Daisy pudo bajar el arma y relajarse.
—Y, ¿qué… trajo en esa canasta?
Daisy abrió la canasta que Maxim había traído y dejado en la mesa.
Dentro, había dos botellas de vino y dos copas de cristal.
‘Desde el principio vino con un plan. Qué descaro’
Era increíblemente hipócrita.
Madara Info
Madara stands as a beacon for those desiring to craft a captivating online comic and manga reading platform on WordPress
For custom work request, please send email to wpstylish(at)gmail(dot)com
Merry
Jajajaja viva Maxim!
Gracias por el capítulo Asure 🙂