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Batalla de Divorcio - BATDIV - Capítulo 181

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  4. Capítulo 181
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Antes de que los arreglos florales estuvieran terminados, las sirvientas entraron con la comida.

«¿Ya es la hora del almuerzo?», pensó Daisy, y miró su reloj de bolsillo, sorprendida. El almuerzo para dos personas, Maxim y Daisy, comenzó a servirse en el cuarto de invitados.

Habían perdido la noción del tiempo discutiendo, pero el almuerzo llegó una hora antes de lo habitual.

—Tranquila, no te apresures —dijo Maxim, sonriendo, al ver que Daisy se había acelerado.

—Aun así…
—Me salté el desayuno, así que pedí que lo trajeran un poco más temprano. No es tu culpa, no te preocupes.

Parecía que se había saltado la comida porque no había arreglos florales, a pesar de que el almuerzo era la única oportunidad que tenía, ya que no había podido preparar los ingredientes con antelación.

«Como si fuera un niño. Podría haber comido un poco. No le haría daño pasar hambre por una vez. Debería vivir en un barrio pobre y no tener ni para comer, así se le quita lo estúpido.» Daisy suspiró, acelerando sus movimientos.

Y eso no era todo. Las sirvientas se daban la vuelta para mirarlos, probablemente por el cariñoso apodo de “Daisy” y el tono dulce de Maxim, que no se parecía en nada a su habitual personalidad fría.

Justo en ese momento, las sirvientas que venían a menudo a Montardi y que conocían y charlaban con Daisy eran las que estaban allí.

‘Para él son personas que no volverá a ver en medio mes, pero ¿por qué tiene que ser tan obvio?’

Tan pronto como salieran de la habitación, las sirvientas, curiosas, empezarían a preguntarle cosas.

Estaba tan avergonzada que no podía levantar la cabeza.

 

—Ya terminaron, pueden retirarse.

 

dijo Maxim, como si se hubiera dado cuenta, despidió a las sirvientas con una sonrisa.

Daisy había preparado los ingredientes pensando en una comida para una persona. Pero al mirar la mesa, vio que había comida para dos.

 

—¿Por qué hay comida para dos? ¿Será que…?

 

‘No querrás comer conmigo, ¿verdad? ¿Acaso no planeaste esto desde el principio?’

Los ojos de Daisy se entrecerraron con sospecha.

 

—Te dije que esta era mi primera comida del día. Tengo mucha hambre.

 

Pero los cubiertos eran para dos, y el menú, un costillar francés y un pastel de crema, era justo lo que a Daisy le gustaba.

 

—Mmm, se ve delicioso.

 

dijo Maxim, que parecía tener apetito, y se sentó cerca de la mesa.

Un olor delicioso le hizo cosquillas en la nariz.

Daisy, sin darse cuenta, tragó saliva y trató de ignorar la comida. Ella tampoco había comido, ya que había ido a toda prisa a buscar los ingredientes en el jardín del señor Franz esa mañana.

 

—Daisy, si tienes hambre, ¿quieres comer conmigo?

—No, estoy bien.

 

 

¡Grrrl!

 

 

Justo cuando dijo que estaba bien, su estómago rugió con fuerza y su rostro se puso rojo.

‘Qué vergüenza’

Daisy carraspeó, se agitó sin motivo y deseó que Maxim no hubiera escuchado el ruido de su estómago.

 

—Parece que no estás bien.

 

‘Demonios, sí me escuchó’

Estaba tan avergonzada que no podía levantar la cabeza.

 

—Le digo que estoy bien.

—No, no hablo de ti, hablo de mí.

 

Daisy refunfuñó, Maxim aclaró sus intenciones.

 

—Me han preparado una comida tan deliciosa y he puesto flores para crear un ambiente… Me sentiría solo si comiera por mi cuenta.

—…….

 

‘¿En serio?’

Si se sentía solo, podría haber comido en el comedor con la familia Montardi.

Eran expertos en hospitalidad, y estarían encantados de unirse a él si este valioso invitado les pedía que bajaran.

‘¿Y me dice eso después de ordenar los arreglos florales para comer solo en esta habitación?’

Mientras decía estas palabras ilógicas, Maxim se apoyó en la mesa y la miró fijamente, con la barbilla sobre la mano.

‘En serio, es insoportable’

Aunque pensaba eso, le preocupaba un poco sus cejas levemente caídas, su mirada un poco lastimera y la boca que denotaba preocupación.

Su otra mano, la que no estaba apoyada en la barbilla, golpeaba la mesa con nerviosismo.

Era la expresión que Maxim solía poner cuando la ponía en aprietos, así que Daisy se sintió un poco molesta.

 

—Su Majestad, baje los codos y las manos de la mesa. Va contra los modales.

—No soy Su Majestad, soy Max.

—…….

—Para que te haga caso, tienes que llamarme Max. ¿Ya se te olvidó?

 

Como siempre la fastidiaba con lo mismo, Daisy pensó que sería mejor llamarlo Max.

 

—Extrañaba tus regaños.

 

‘¿Qué demonios está diciendo este loco?’

A pesar de que el ceño de Daisy se frunció, Maxim se apresuró a bajar los codos y se limitó a sonreír.

 

—De hecho, me volví un poco indisciplinado mientras no estabas. Por favor, aconséjame mucho por el glorioso futuro de la familia Antica.

—Max, come antes de que se enfríe.

—Sí.

 

Maxim obedeció, tomó su tenedor y cuchillo, y comenzó a cortar el filete.

Solo aguanta un poco. Solo un poco.

Termina rápido y vete a comer lo que quieras hasta reventar.

Quería mantener la compostura frente a su marido, con quien ya se iba a divorciar.

 

—Toma.

 

Maxim le dio su plato de filete, que ya había cortado en trozos perfectos para comer.

 

—¿Qué hace, Max?

—Estoy halagándote. Por favor, come solo esta comida conmigo, ¿sí?

—…….

 

 

¡Glups!

 

 

El apetito le regresó cuando la comida se puso frente a ella.

‘Si lo dejo así, el jugo se saldrá…’

Así que, era una elección forzada, aunque fuera solo para no desperdiciar una comida tan deliciosa.

 

—Está bien. Comeré, pero tú también come rápido.

—De acuerdo.

 

Cuando Daisy, a regañadientes, empezó a comer, Maxim, satisfecho, también empezó.

 

—¿Está rico?

 

Daisy solo asintió con la cabeza en lugar de responder.

Después de dejar Waldek, se había ajustado el cinturón y solo comía pan duro o sándwiches baratos. Solo se alimentaba, pero no recordaba haberse llenado.

Mientras Daisy masticaba sin parar, la comida desaparecía poco a poco.

‘¿Cuánto tiempo ha pasado desde que comí un plato así?’

Se derretía en su boca sin que siquiera lo masticara mucho.

Daisy vació la mayor parte del plato y miró a Maxim. Él no estaba comiendo; estaba absorto en verla comer.

Parecía que su objetivo era alimentarla a ella en lugar de comer él.

 

—¿Por qué no comes?

—Estoy comiendo.

—No has comido casi nada.

—Es que… Solo con verte comer me siento lleno.

 

‘¿Qué clase de tonterías son esas?’

Él sonrió, cerrando los ojos.

 

—Ah, y por si acaso, quiero aclarar algo. Tus tareas son hacer arreglos florales y comer conmigo.

—… No me dijeron eso.

—Oh. Debí haberlo dicho. Supongo que no se lo transmitieron.

 

‘Mentiroso’

Daisy sabía que era una mentira.

 

—Ahora que te veo de cerca, estás mucho más delgada que antes. ¿Sufriste mucho después de que me fui?

—Claro que no.

 

‘No soy un puerco para caer por comida’

Pero para evitar escuchar más tonterías, sería mejor comer todo lo que pudiera mientras tuviera la oportunidad.

Y como ya se había dejado llevar, sería mejor aclarar las cosas antes de que el hombre se volviera más insolente.

 

—Permítame ser clara. Si quieres algo, no hagas planes a escondidas ni manipules a los demás. Dímelo directamente, de forma honesta. Huí de ti por eso.

—Está bien. Sé que soy un ex alto oficial y que es una costumbre de toda la vida, así que será difícil de cambiar de golpe, pero lo intentaré, al menos por ti, Daisy.

 

¿Sería su imaginación? No creía que él fuera a cambiar, ni lo deseaba.

Pero cuando escuchó las palabras «lo intentaré», se sintió un poco aturdida.

 

—Y ya que dice que la comida es parte de mi trabajo, lo haré diligentemente. Pero fuera de eso, respeta mi vida privada.

—¿Vida privada?

 

Maxim soltó una risita, como si la palabra «vida privada» le pareciera graciosa.

 

—¿No te gusta?

—Nuestra Daisy quiere mucho. Lo intentaré.

—Esto no es algo que se pueda intentar. Tienes que respetarlo. Es lo más normal.

—De acuerdo.

 

‘Qué adorable es’

Podría acabar con ella en un instante si quisiera, pero el verla tan animada y con ese temperamento le parecía lo más tierno del mundo a Maxim.

También debe odiarme, ¿verdad?

Debe odiar a su marido, que aparece justo cuando su vida empezaba a estabilizarse, y lo revuelve todo.

Fingía que no le afectaba, pero para él, estar separados era como no vivir.

Lo odió, lo negó, lo anheló y, al final, solo le quedaba rezar.

Él sabía que si se lo explicaba todo y mostraba lo desesperado que estaba, ella se asustaría y huiría. Entonces, ¿acaso Daisy sabría lo que él sentía al usar trucos sucios para mantenerla a su lado? Probablemente nunca lo sabría.

La ingrata Daisy solo deseaba que este momento terminara pronto. Se metía los trozos de carne que quedaban con tanta prisa como si la estuvieran persiguiendo.

 

—Te vas a atragantar. Siempre lo haces. Mastica con calma.

—Tú también come. Me miras tanto que me incomoda y no puedo comer.

—Sí. Con mucho gusto.

 

‘Apenas logré que se sentara. No debo molestar a mi reina, claro que no’

Era tan adorable que me dolía solo con mirarla. Era la mujer de alguien, pero era mía.

A la orden de Daisy, Maxim obedeció y comenzó a comer.


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Comments for chapter "Capítulo 181"

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1 Comment

  1. Merry

    🙂
    Se aman jajajaj sigan así,
    Gracias por el
    Capítulo de hoy Asure!

    agosto 24, 2025 at 12:02 am
    Responder
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