Batalla de Divorcio - BATDIV - Capítulo 180
—¿Cómo puedo confiar en esa promesa?
Maxim le aseguró que cumpliría su palabra, pero Daisy no podía dejar de sospechar.
—¿Por qué no puedes confiar en mí? ¿Acaso te han engañado toda la vida? Sabes que cumplo mis promesas.
—Sí, claro que no puedo confiar.
Daisy frunció el ceño y continuó.
—La primera vez que firmamos el contrato de matrimonio, dijo que si cambiaba de opinión después de 100 días, me daría el divorcio. Pero ahora me ha perseguido hasta aquí, ¿no lo recuerda?
Pensándolo bien, así fue como todo comenzó.
Está bien, no tengas miedo. Solo come un bocado.
Si no te gusta, puedes escupirlo.
Así fue como la atrajo, y al final, ella se enamoró tanto que no pudo escapar.
Maxim von Waldeck era tóxico y adictivo.
Más que el miedo de darle otra oportunidad, lo que realmente la aterraba era volver a quedar atrapada. Se conocía demasiado bien a sí misma para saber que sucedería de nuevo.
Sin encontrar una refutación, Maxim se quedó en silencio, perdido en sus pensamientos. De repente, la agarró de la muñeca y la hizo sentarse en una silla.
—¿Qué está haciendo?
—Espera un momento. Tengo algo para ti.
Él sacó un documento familiar de la caja fuerte, lo firmó con una pluma y se lo entregó a Daisy.
—Toma.
—¿Qué es esto?
—Es una garantía.
Daisy tomó el documento, desconcertada, y sus ojos se abrieron de par en par.
[ACUERDO DE DIVORCIO]
Era el mismo documento que Daisy había redactado y le había enviado a Maxim.
[DAISY VON WALDECK]
Daisy von Waldeck.
En el espacio vacío debajo de su firma descolorida, ahora estaba la firma de él.
[MAXIM VON WALDECK]
Maxim von Waldeck.
Era una firma tan decidida que era difícil creer que el hombre que hacía un momento había insistido en que no estaban divorciados y que no la dejaría ir, ahora la firmaba con tanta facilidad. Daisy se preguntó qué pasaba por su mente.
—¿Por qué me das esto?
—Para que confíes un poco más en mí.
La mirada de Maxim era muy seria. Por su actitud y la falta de bromas, no parecía que estuviera diciendo cosas al azar.
—Si en una quincena sigues pensando igual, puedes hacer con ese documento lo que quieras.
—…….
—Espera. Ah, casi se me olvida esto. Espera.
Él no solo le entregó el acuerdo de divorcio.
Maxim sacó su chequera, escribió una cantidad, firmó y se la dio a Daisy.
—Toma, esta es la parte más importante de nuestra promesa. Tómalo junto con el documento.
‘……. ¿Cuánto es esto?’
[10,000,000G]
Diez… cien… mil… diez mil… cien mil… un millón… ¡diez millones!…
¿Qué…? ¿Diez millones de oro?
¿Es correcta la cantidad? Al ver el número, Daisy se quedó sin aliento por un momento.
Daisy volvió a contar los ceros varias veces y luego miró a Maxim, que la observaba fijamente.
—¿Acaso… es una compensación?
—Sí. Así es. Es una compensación.
—Creo que se le fue un cero. La cantidad que habíamos acordado era de un millón de oro.
—La escribí bien. Diez millones de oro.
‘Por el amor de Dios’
Era diez veces más de lo que habían acordado.
‘¿Por qué subió tanto? ¿Qué está planeando?’
No podía creerlo.
—¿Por qué me da una cantidad tan grande de repente? No puedo aceptarlo.
—En ese entonces, yo era un archiduque, y ahora soy el rey. ¿Acaso mi estatus social y mi valor no han aumentado?
A pesar de que era una propuesta que haría que cualquiera se desmayara, Maxim tenía su propia lógica.
Aunque era una tontería, era extrañamente convincente.
—Cuando tu estatus social sube, tus responsabilidades legales también aumentan. Y como Antica es toda mía. ¿Esto no es más bien modesto?
—Pero…
—Lo calculé considerando los gustos modestos de Daisy. Si te sientes incómoda, puedes pensar que es una penalización por la promesa que no pude cumplir en ese entonces. Ah, y no olvides que nuestro matrimonio se extendió dos años más.
Por más que intentaba refutarlo, él decía cosas tan coherentes que la dejaban sin palabras.
‘No hay manera de ganarle a este hombre con palabras’
Él seguía siendo audaz y temerario. Confiaba en sí mismo en todo lo que hacía y nunca dudaba en hacer una jugada audaz. Quizás esa era la razón por la que un mercenario como él se había convertido en el rey de Antica.
—Qué descaro…….
Daisy, que se había quedado atónita mirando el acuerdo de divorcio y el cheque, abrió la boca lentamente.
—¿Qué hará si tomo esto y me escapo?
—No me importa. Confío en ti, Daisy.
—Le pido un favor. No confíe en mí tan a la ligera. Apenas puedo contenerme de querer huir ahora mismo.
—Qué manera de preocuparte. No te preocupes por tonterías. Si huyes, te encontraré de nuevo.
‘Y eso que le tomó dos años la última vez’
Maxim respondió sin dudar, como si estuviera hablando de ir a buscar a un niño que se había ido a jugar a la calle.
—Pues no sé. Cuando me encuentre, probablemente ya me habré gastado todo. Me siento muy segura de poder gastar ese dinero.
—Está bien.
—¿Qué? ¿Lo dice en serio?
—Es lo que más quiero. Podríamos volver a tener una relación de deudor y acreedor.
‘Una relación de deudor y acreedor’
De verdad, era algo que ella nunca se hubiera imaginado.
—En ese caso, podría usar métodos más forzados sin que Daisy se pueda resistir.
—…….
—Para ser honesto, prefiero eso a tener que convencerte o persuadirte. Sabes que mis gustos son un poco bruscos.
Parecía emocionado con solo imaginarlo, y la comisura de su boca se curvó.
‘Qué pervertido’
Maxim seguía siendo un patán y un caso perdido, incluso después de convertirse en rey.
—No debería hacer eso. Sería un desperdicio del dinero de la gente para sus deseos personales.
—¿Desperdicio? Como rey de Antica, creo que es una cuestión de dignidad nacional darle el trato adecuado a la reina.
—De verdad, no puede quedarse callado.
Daisy fulminó con la mirada a su exesposo, o mejor dicho, a su esposo, de quien todavía no se había divorciado.
—Daisy no tiene nada que perder, ¿o sí? ¿No es esto lo que siempre soñaste?
—¿Lo que yo soñaba?
—Ser una viuda rica o una divorciada adinerada. Ese siempre fue tu sueño, incluso cuando te casaste conmigo.
‘¿Cómo lo supo?’
Aunque ya era algo del pasado, no era un sueño del que pudiera sentirse orgullosa. El rostro de Daisy se puso rojo como si hubiera sido descubierta en un secreto vergonzoso.
—Si el corazón de Daisy no cambia, te prometo que haré realidad ese sueño como disculpa por mi comportamiento desvergonzado. ¿Qué te parece?
Con Maxim diciendo eso, Daisy no tenía ninguna razón para negarse. De hecho, podría ser una oportunidad bastante buena.
Para ser honesta, esa cantidad sería suficiente para que ella y Rose comenzaran una nueva vida en otra región.
Se sentía un poco materialista, pero al pensar en el lado práctico de las cosas, su corazón se ablandaba.
Además, ya era un trabajo que le había prometido a Señor Kraus y a Montardi.
Le preocupaba trabajar con él, que todavía se aferraba a ella, pero al ver su terquedad, supo que debía terminar el trabajo como lo había prometido para evitar que personas inocentes se vieran afectadas.
‘De acuerdo. Hoy comienza la quincena’
Solo una quincena.
De todos modos, ya había aceptado trabajar. Y Maxim le había dado la llave para terminar la relación, así que no había razón para negarse.
—Pronto llegará la comida. Date prisa con los arreglos florales. Últimamente he perdido el apetito porque no tengo ninguno.
—Lo va a lamentar, y solo estará desperdiciando dinero.
Maxim intentó comenzar «la última quincena de la pareja Waldeck» como si nada, pero Daisy le lanzó una advertencia con firmeza.
—Es solo una quincena, y mi corazón no va a cambiar. ¿De verdad está bien?
Aunque era cierto que se había sentido tentada por la enorme suma, Daisy no tenía la intención de aceptar el dinero, y si lo hiciera, solo tomaría el millón de oro que habían acordado al principio.
Si hubiera sido codiciosa, lo más sensato habría sido no divorciarse de Maxim en primer lugar.
—No lo creo.
—¿Qué?
—¿Hacemos una apuesta?
Él no lo había dicho antes de que ella empezara a hablar.
—Yo apuesto a que tú misma serás quien rompa los papeles de divorcio.
—¿Cómo…?
—Como sea.
Él dijo con énfasis.
—Haré que suceda.
‘¿Cómo puede ser tan descarado?’
—Eres demasiado arrogante.
—Si no eres tonta, me elegirás a mí. Porque soy un esposo mucho más valioso que diez millones de oro.
La seguridad en su voz hizo que la furia de Daisy se alzara.
—Muy bien. Entonces veamos qué pasa en una quincena.
Daisy no se echó para atrás. En cuanto ella aceptó, una sonrisa de alivio se dibujó en el rostro de Maxim.
Con los ojos bajos, Daisy se concentró en el arreglo floral. Sentía su mirada intensa sobre ella, pero no lo miró ni una sola vez.
La batalla de divorcio de los Waldeck acababa de comenzar.
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Merry
Ay 🥺
Si quiero que Daisy rompa los papeles de divorcio….
Gracias por el capítulo de hoy Asure! Bonito fin de semana