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Batalla de Divorcio - BATDIV - Capítulo 175

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  4. Capítulo 175
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Novel Info

El restaurante, ubicado en un callejón trasero del puerto, ya estaba lleno de extranjeros que habían desembarcado de los barcos y de trabajadores que tomaban una copa después del trabajo.

Daisy y Rose se sentaron, a propósito, en la mesa más apartada.

Normalmente no irían allí solas, pero ese lugar, que era ruidoso incluso con solo respirar, era el sitio ideal para que las dos fugitivas se desahogaran, ya que podían esconderse entre la multitud.

 

—Parece que tenías mucha hambre.

 

Daisy, que miraba fijamente a Rose, quien comía los pedazos de carne cortados sin cuidado, como si tuviera prisa, en lugar de comer su propia comida, le ofreció también su plato.

 

—Come esto también.

—Gracias. ¡Cof, cof, cof…!

 

A Rose, que comía con prisa, se le atascó la comida, tosía mientras se golpeaba el pecho.

‘Qué torpe’

Cuando Daisy le ofreció un vaso de agua con cara de preocupación, Rose, sin dudarlo, lo agarró y bebió de un trago.

 

—… Ahh, ahora sí me siento mejor. Creí que me moría de hambre.

 

Después de saciar su hambre y refrescar su garganta, el rostro de Rose finalmente se iluminó.

Normalmente, no era una chica con glotonería, aunque sí con cleptomanía y lujuria. Su aspecto desaliñado la hacía parecer como si no hubiera comido en días.

 

—¿Qué pasó?

 

Ahora era el momento de preguntar por los detalles.

Tenía muchas preguntas. Cómo había estado. Cómo diablos había sobrevivido. Quería saberlo todo, sin perderse ningún detalle.

Maxim había dicho que no había matado a la hermana, que la había dejado vivir. La razón era simple: no quería ser odiado por su esposa.

¿Sería posible que hubiera perdonado a Rose por la misma razón? Si fuera así, el caso de la hermana y el de Rose eran diferentes, ¿o no?

¿Dejar con vida a una espía de los revolucionarios, solo por no ser odiado?

Todavía quedaban muchas preguntas sin respuesta.

 

—Bueno, es una historia un poco larga…….

 

Rose, como si supiera que la pregunta llegaría, evadió la mirada y titubeó.

 

—Ese día, después de que te fui a buscar, me pillaron intentando escapar, pero logré huir. Por poco y me llevan al lugar de la ejecución para fusilarme.

 

Rose contó la historia de lo que había sucedido después de que se separaron.

Maxim tenía el collar del rosario que Daisy le había dado a Rose.

Por eso, cuando Daisy lo vio, naturalmente pensó que Rose había sido ejecutada.

Era natural que pensara así, ya que había visto a Noah ser ejecutado sumariamente frente a sus ojos.

Pero Rose, aunque fue atrapada al ser descubierta como espía, por alguna razón no fue ejecutada de inmediato, y a pesar de todo lo que sufrió, finalmente logró escapar.

Justo después de que ella huyera, los medios de comunicación se llenaron de noticias sobre el ‘Secuestro de Daisy von Waldeck’ y se desató una gran persecución contra los revolucionarios.

 

—Cuando me enteré de que te habían secuestrado, estaba tan preocupada que no sabía qué hacer. Después no hubo más noticias en los periódicos. Yo pensé que tú eras la que había muerto.

 

Gracias al incidente del secuestro, Rose, que se había escondido tranquilamente en los barrios pobres, pudo evitar ser el centro de atención.

Dijo que después de que la situación se calmó, escapó de Antica en un barco de contrabando, y después de deambular de un lado a otro, finalmente llegó a este lugar.

 

—¿Y así has estado viviendo, robando carteras?

—Claro que no. ¿Robando carteras? ¿Qué crees que soy? Hice de todo. De todo.

 

Rose se quejó como si estuviera siendo injustamente juzgada, pero no reveló exactamente qué había hecho.

Era obvio que se trataba de algo turbio, pero ¿Qué importaba?

Había creído que había muerto. El hecho de que estuviera viva y que se hubieran encontrado de nuevo era un milagro. Era como un regalo de Dios para ella.

 

—De verdad, quería empezar a vivir una vida honesta. Pero llegué aquí para empezar de cero y perdí mi billetera… Solo quería un poco de ayuda de una ingenua de Egonia.

 

«Es una pena que esa ingenua de Egonio fueras tú,» murmuró Rose, mientras observaba de reojo la reacción de Daisy.

 

—No es una pena, es una suerte que haya sido yo. Así no tuviste que cometer un crimen.

—¿De verdad?

—Sí, de todos modos, me alegro de que estés a salvo, Rose.

 

Cuando Daisy le tomó la mano, Rose sonrió nerviosamente.

 

—¿Qué te pasa?

—Es que me alegra mucho verte aquí. Todavía no lo puedo creer.

—Ay, de todos modos, nos íbamos a encontrar si seguíamos vivas. Lo prometimos, ¿recuerdas?

 

Rose la regañó, como si lo que dijera fuera lo más obvio del mundo, y añadió:

 

—¿Recuerdas? En ese entonces. Cuando prometimos que pondríamos una posada en un pequeño pueblo portuario.

—Sí, es verdad. Por eso vine aquí.

—Entonces… Yo también. Estúpida.

 

Cuando sus miradas se encontraron, los ojos de ambas se arrugaron con emoción al mismo tiempo.

‘Qué tontas’

Intentó con todas sus fuerzas contener las lágrimas que la hacían sentir un nudo en la garganta y los ojos llorosos.

En ese entonces, cuando se enteró de su embarazo, el lugar donde había planeado una nueva vida con Rose era este, Marselly.

Aunque creía que Rose estaba muerta, Daisy había llegado a este lugar de forma natural.

Simplemente quería cumplir la promesa que no habían podido mantener.

Se le había dado una nueva vida, y quería cumplir al menos una de las innumerables promesas que no había podido mantener. Por eso lo hizo.

Si tan solo… en ese entonces……

¿Qué habría pasado si hubiera seguido a Rose?

Si no hubiera ido al convento y hubiera escapado con Rose, ¿estaría Riley viva ahora? ¿Podría haber abrazado de verdad a Riley, a quien ni siquiera había podido abrazar en sus sueños?

Quizás no solo Reilly, sino también Hermana Sofia, podrían haber estado vivas.

‘Sí, ¿qué sentido tiene pensar en eso ahora?’

Daisy sacudió la cabeza para salir de sus pensamientos.

Todo era inútil.

Aunque no tenía un futuro claro por el momento.

A pesar de que todavía era torpe e imperfecta…

Era más importante seguir adelante sin quedarse atrapada en el pasado, al menos por el bien de aquellos que ya se habían ido.

 

—Lamento llegar tarde, después de decir que te esperaría aquí.

—Ya, déjalo. ¿Qué son estas disculpas tan cursis entre nosotras?

 

No era la única que se había puesto sentimental; los ojos de Rose también se habían enrojecido.

‘¿Para qué van a llorar dos mujeres de forma tan patética?’

Daisy forzó una sonrisa.

 

—¿Verdad? Entonces, para celebrar nuestro reencuentro, ¿pedimos algo más?

 

Rose hizo sonar la billetera de Daisy.

Decía que iba a vivir una vida nueva. Pero seguía siendo la misma ladrona.

Claro. No es fácil que una persona cambie. La risa brotó sin poder evitarlo ante el comportamiento tan «típico de Rose».

Cuando asintió de mala gana, Rose pidió dos cervezas más de inmediato.

 

 

Glug, glug.

 

 

Rose bebió la mitad de la cerveza de un trago, puso el vaso sobre la mesa con un golpe, y preguntó casualmente:

 

—Por cierto, ¿qué te pasó a ti? ¿Cómo has estado todo este tiempo?

—… Normal.

 

Creía que el tiempo lo había sanado todo.

Pero cuando se dispuso a contar lo que le había pasado, su voz se cortó y sintió un nudo en la garganta.

La muerte de Hermana Sofia, la pérdida de Riley, los recuerdos de cómo ella y Maxim se habían lastimado y destrozado mutuamente. No se atrevía a pronunciar esas palabras.

‘¿Cuántos años más tendrán que pasar para que esto se convierta en un recuerdo cualquiera? Tal vez nunca lo sea. Solo puedo aceptarlo un poco más cada vez’

Aun así, esperaba que algún día llegara el día en que pudiera recordarlo y reírse de ello.

En lugar de responder de inmediato, Daisy inclinó el vaso de cerveza.

 

 

Glug, glug.

 

 

Con la sensación burbujeante del gas, sintió que el nudo en su garganta se disolvía un poco.

 

—Como ves, el bebé ya no está.

 

Daisy suspiró levemente y comenzó a hablar lentamente.

 

—Tampoco tengo esposo.

 

‘Porque es Rose. A Rose, al menos……..’

No quería mentirle diciendo que había estado bien.

De todos modos, se daría cuenta si le mentía.

 

—He estado bien. Y ahora trabajo en una floristería.

—Maldita sea. Qué bien hiciste.

 

Su boca seguía siendo grosera.

Esta vez fue Rose quien tomó la mano de Daisy con una expresión conmovida.

 

—Debiste sentirte muy sola. Eres muy valiente. Eres mi Daisy.

—Sí. Soy muy valiente, ¿verdad?

—Claro que sí.

 

Solo por haber aguantado, ya era un logro.

Esas palabras de su hermana eran un gran consuelo para Daisy.

 

—Como eres tan valiente, ¡bebamos hasta emborracharnos! ¡Bebamos y olvidemos todos los malos recuerdos!

 

Así, uno a uno, los vasos de cerveza vacíos comenzaron a apilarse en la mesa.

¿Cuánto tiempo habría pasado?

 

—… Hijo de perra.

 

 

¡Pum!

 

 

Daisy puso el vaso sobre la mesa con fuerza y ​​maldijo con un habla un poco más borrosa.

 

—Sí, maldita sea. La vida es tan justa. Todos los hombres guapos son unos hijos de perra.

 

Rose, que masticaba un trozo de cecina, también despotricó contra Maxim.

 

—¡Hey, mándalo a la mierda! Esta hermana te va a conseguir un hombre nuevo hoy. ¡Solo espera!

 

Rose se ató el pelo, desabrochó un par de botones y dejó al descubierto su cuello y clavícula. Se levantó de la mesa con aire de suficiencia, pero Daisy, con los ojos llorosos, la tomó del brazo.

 

—No quiero.

—Ay, ¿por qué no?

—Porque todos son feos. Snif…

 

‘Pobre chica’

Era una razón triste, pero Rose pensó que era muy válida.

 

 

 

 

 

 

⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅

 

 

 

 

 

 

—A esas dos señoritas que están sentadas en la mesa de la esquina, detrás de ese pilar de madera. No les sirvas más alcohol. Envíales ahora un pastel de postre. ¿Tienes pastel de crema batida?

—Ah, sí, sí tengo, pero……

—Dales uno grande, completo. Les gusta y suelen comer mucho.

 

El dueño del restaurante, que había recibido una petición especial de un hombre, le echó un vistazo de reojo.

La propuesta en sí era una petición normal de las que se hacen en ese lugar, pero…

 

—Y la cuenta de lo que comieron las señoritas hoy, la pagaré con esto.

 

La cantidad escrita en el cheque que le entregó era bastante inusual.

 

—Uh… Señor, una cantidad tan grande… Espere, no tengo cambio…

—No se preocupe por el cambio. ¿Qué le parece si cierra el negocio por hoy?

—… ¿Qué?

 

Era una cantidad lo suficientemente grande como para permitírselo, pero la propuesta era absurda.

El dueño, sorprendido, examinó al hombre de pies a cabeza.

El hombre, que llevaba un sombrero calado, no era alguien común.

 

—No me gusta que me hagan la misma pregunta dos veces. Si se niega, puedo hacer que cierre a la fuerza. ¿Qué va a hacer?

—Le, le enviaré el postre a las señoritas. Y después de que terminen de comer, cerraré por hoy. Y… eh… ¿Quién le digo que envió el pastel?

—Solo di.

 

El hombre se detuvo a media frase y se rio.

 

—Diles que se lo envió un hijo de perra.

Asure: Ahahahah ptm …. mas rápido que el FBI la encontró


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Comments for chapter "Capítulo 175"

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1 Comment

  1. Merry

    Jajajaja siii!
    Que se me hace que ya sabía …. Tengo dudas y si Rose va por alguna razón misteriosa, pensaba en Maxim pero a lo mejor el Conde…
    Que Daisy reaccione y luche por Max
    Gracias por el capítulo Asure’

    agosto 16, 2025 at 1:12 pm
    Responder
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