Batalla de Divorcio - BATDIV - Capítulo 152
El hombre tenía un talento excepcional para manipular a su antojo a la persona que tenía enfrente.
Así lo demostraba ella misma, quien, sin darse cuenta, había olvidado su propósito original de beber champán y estaba absorta en los besos con él.
—Buena chica.
Maxim murmuró aturdido, sin dejar de besarla.
Cada vez que sus labios se rozaban peligrosamente, Easy se impacientaba aún más.
La sed no duró mucho. Una vez más, sus labios se unieron en un beso casi violento.
Él enredó su lengua, la frotó, rascó sus suaves labios con sus dientes frontales, y los mordisqueó suavemente, saboreándolos con esmero.
—¿Quieres otro trago?
—…Uf, no.
—¿Por qué, ya te emborrachaste?
—No, no es eso…
Easy negó con la cabeza, como si se sintiera agraviada. Le avergonzaba su torpeza. Pero como él la besaba sin cesar, solo tenía oportunidad de hablar cuando él preguntaba.
—Siento que el precio a pagar por un sorbo de alcohol es demasiado alto. No me gustan los tratos en los que pierdo unilateralmente.
—¿Ah, sí?
A pesar de que ella estaba medio forzándolo, Maxim no se molestó en negarlo. En cambio, le hizo una nueva propuesta, como si le hiciera un favor.
—Entonces, a partir de ahora, yo te serviré. Dime tus preferencias.
—…¿Eh?
—¿Prefieres estar encima, o debajo?
Easy retrocedió sorprendida, y al mismo tiempo, él se acercó a grandes zancadas.
Y no solo eso. Cuanto más intentaba evadirlo, más se inclinaba su torso hacia atrás, acorralándola sin salida. Su espalda tocó el sofá, cuando el cuerpo de él, duro como una roca, se cernió sobre ella, los ojos de Easy se agrandaron.
¿Qué debería decir que me gusta?
¿Será mejor estar encima?
—Lo siento. Tengo un poco de prisa. ¿No quieres hacerlo?
—No es eso, solo, dame un momento para pensar…
—Si no lo sabes, probemos una a una.
Toc.
Maxim, que había besado su cuello brevemente como para humedecerlo, besó sucesivamente su barbilla y su clavícula, para luego hundir sus labios en el escote.
Easy se mordió el labio inferior con fuerza cuando sus labios tocaron la parte cercana a su corazón.
¡Bum, bum, bum!
Solo el sonido de su corazón latiendo fuerte resonaba en sus oídos aturdidos.
—¿Por qué late así mi corazón?
Ella solo deseaba que el sonido de su corazón no fuera descubierto, pero el hombre lo notó rápidamente. Y no fingió no darse cuenta.
—Quizás es por el alcohol… por eso será.
—Qué mona.
Mientras ella fingía indiferencia, Maxim sonrió con picardía y comenzó a acariciar suavemente su pecho izquierdo.
—Cada vez late más rápido. No es por el alcohol… debe ser por mis labios.
Rápidamente giró su cuerpo hacia un lado y se dio la vuelta para ocultar sus mejillas sonrojadas.
Maxim, que la había observado en silencio, tan pronto como Easy se puso boca abajo, se superpuso a ella y besó suavemente su nuca, «toc, toc». Su actitud era relajada, como la de un depredador que prepara a su presa capturada, pero sus manos al quitarle la ropa eran impacientes.
—Ah, ¿así que te gusta estar boca abajo como un perro?
—¡Haahh, uhm… n-no es eso…!
—Vaya, qué gustos tan peculiares. ¿Ves? Te dije que nos llevaríamos bastante bien.
Era un completo malentendido. Solo quería esconder su rostro completamente rojo. Easy se quedó atónita, sintiendo que había empeorado la situación.
—¿Por qué la ropa de mujer es tan complicada si es tan pequeña? Es muy molesto.
—No la ras…
—Ah, error.
¡Rip!
Antes de que pudiera terminar la frase, el sonido de la tela desgarrándose resonó y su espalda se sintió floja.
Él admitió su error con voz risueña. Ya lo había hecho la última vez. Era completamente malicioso.
La tela que apretaba su torso se abrió, y sus pechos, contenidos dentro de la ropa, se derramaron peligrosamente.
Maxim, como si hubiera estado esperando, aferró uno de sus pechos semiesféricos, como si lo sostuviera.
—Uhm.
—Parece que tus senos han crecido desde la última vez que te vi. ¿Me estoy equivocando?
Él susurró en el lóbulo de su oreja, apartando rudamente incluso la última prenda que la cubría. Su generoso busto no cabía por completo en su mano grande y se desbordaba entre sus dedos.
—Qué curioso. Ni siquiera puedo agarrarlo todo con mi mano. ¿Cómo te pusiste esto, entonces?
—¡Ah, uhm…! Espera.
Maxim mordió y tiró de la correa del hombro de su ropa interior, revelando ágilmente también el otro pecho.
Luego, la agarró con fuerza, dejando marcas de sus dedos.
—¡Huff, ah…!
Gracias a eso, ambos senos de Easy quedaron dentro de la mano de Maxim, en lugar de la ropa interior.
Un aliento cálido y cosquilleante se dispersó sobre su nuca.
—Haah, la compensación por los daños la saldaremos de una vez al terminar.
—Creí que habías mejorado un poco desde la última vez que te vi. ¡Hmph! Todavía… eres tan grosero.
—Sí, así nací.
La gran mano levantó bruscamente el dobladillo de su falda, dejando al descubierto sus nalgas.
—Aun así, me estoy esforzando mucho para ser cortés con Easy.
—……. ¿Eh?
—Es que quiero darle una buena impresión.
Por más que lo mirara, su precaución… ¿no estaba un poco lejos de la realidad? ¿Qué tan despreciable sería si se volviera grosero? Era la falacia más grande que había escuchado.
Al contrario de sus palabras de esfuerzo, su toque era rudo y sin reservas. Apenas bajó su ropa interior, un frío le recorrió el sexo expuesto. La mano que sostenía su pecho bajó para aferrar su pelvis con fuerza, y con la otra, le abrió los glúteos como si los partiera. La entrada de su conchita, expuesta, se entreabrió por sí sola.
Al verlo, Maxim rió con un gruñido bajo y comenzó a besarla desde la espalda hasta la pelvis y los glúteos, bajando a lugares aún más íntimos.
—Estás muy mojada.
—¡Ah, ah…! Espera.
—Te serviré, quédate quieta.
Easy se debatió presa del pánico, la mano de Maxim que le sujetaba los glúteos se apretó con más fuerza.
Su lengua lamió hacia arriba, dividiendo los pliegues de su sexo.
—¡Ayyy, ah…!
Easy jadeó fuertemente, sin saber qué hacer ante la sensación extraña que inundaba su intimidad, un lugar que nunca había sido tocado excepto al lavarse.
Era una postura tan vergonzosa, como una perra en celo. Easy, desesperada, hundió su rostro en el cojín del sofá.
No era como un niño que solo esconde la cabeza en el escondite. Su patética figura, incapaz de levantar la cabeza, estimuló aún más el sadismo de Maxim.
Maxim hurgó con la punta de la lengua en el pliegue de su sexo mientras frotaba sus labios contra la vulva. Al repetir la fricción, sintió que su sexo se calentaba cada vez más y él también soltó un aliento agitado.
Metió una mano por delante para abrir los labios vaginales que estaban cerrados. Y allí, encontró un pequeño bulto como una perla en una concha, y lo frotó con la punta de sus dedos.
Cada vez que lo movía hacia arriba y hacia abajo, la piel que cubría el clítoris se levantaba y la punta de sus uñas cortas arañaba la sensible parte interna.
Al compás de eso, la entrada de su conchita se estremeció, y el labio superior de Maxim se hundió aún más, como si la besara.
Un chorro, el líquido vaginal se empapó, escurriéndose por la comisura de su boca y hasta la barbilla.
—Uhh, uh, esto es… ¡ahhh!
—¿Qué tiene de raro si te gusta tanto que te mojas así?
Al presionar y frotar con la yema de su dedo, se escuchó un sonido pegajoso.
Con el toque torturador, el clítoris se endureció, hinchándose hasta parecer que iba a explotar.
—¡Hmph, huu, ah…!
El calor que comenzó entre sus piernas engulló su pelvis, y Easy gimió y lloró.
A pesar de que juntó las rodillas, incapaz de soportar la inmensa excitación, Maxim siguió acariciando su clítoris con más insistencia.
Sintió una sensación de ingravidez, como si su cuerpo flotara, y todo su ser comenzó a temblar incontrolablemente.
Ante el clímax que experimentaba por primera vez, Easy se retorció y apretó los dedos de los pies. Al levantar los empeines con fuerza, los tacones de sus zapatos se cayeron y ella se desplomó al suelo.
—Mierda……
Al ver su patética figura, su propio centro, ya pesado, se tensó como si fuera a salirse de sus pantalones.
Cuando se volvió insoportablemente doloroso, Maxim desabrochó con impaciencia su hebilla como si la fuera a arrancar y sacó lo suyo.
¡Tum!
Su miembro, como un arma, salió disparado y golpeó sus blancos glúteos.
Easy se estremeció al sentir algo caliente y duro en su trasero y se dio la vuelta. Sus ojos se llenaron de horror al ver su miembro apuntando hacia arriba, por encima de su ombligo.
—¡Ah, uf…! Ah, no.
—Jum, si se puede o no, solo lo sabremos intentándolo.
Él la miró a los ojos y le sujetó la pelvis con ambas manos, presionándola hacia abajo, dejándola incapaz de moverse, solo con las caderas elevadas.
¡Splash, splish!
Maxim apoyó su miembro a lo largo de la entrada de su conchita, untándola cuidadosamente con líquido vaginal y frotándola, el sonido explícito resonó en la habitación. Sus labios menores, ya empapados de forma desordenada, se pegaron pegajosamente alrededor del tronco de carne.
La entrada de su conchita, que ya había alcanzado el clímax una vez, se estremeció con cada pequeña fricción y se calentó cada vez más.
—Está bien que te muevas así porque quieres comerlo, pero tienes que relajarte.
—Hau, hmph.
—Ábrete más si quieres recibir mi miembro.
En cuanto le abrió los glúteos como si los fuera a partir, la punta de su miembro presionó firmemente el perineo y se adentró bruscamente en la entrada de su conchita.
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Merry
Omg!
Y yo pensando que no harían nada! O_o como le hace. Para que Easy no recuerde nada 😓
Que inocente fui, pero que loquillo el Maxim 🤭
Me encanta! Gracias por la actualización Asure