Batalla de Divorcio - BATDIV - Capítulo 151
—¿Qué haces?
Maxím, quien había abierto la puerta y entrado primero a la habitación, preguntó con un dejo de curiosidad, aún sosteniendo el picaporte.
Quizás era una consideración por sus compañeros, que aún no habían entrado y parecían asustados, pero Easy se sentía como si estuviera a punto de entrar en la guarida de un tigre.
Su corazón, que ya latía con fuerza, empezó a palpitar aún más rápido, y se quedó dudando frente a la puerta.
¿De verdad estaba bien hacer esto?
Había sido una decisión un tanto impulsiva. Es decir, hasta esa misma mañana, nunca se habría imaginado que algo así sucedería.
La organización le había dicho que vigilara de cerca a Maxím, ya que él seguía contactándola, pero honestamente, se sentía agobiada y quería evitarlo.
Claro que, a veces, no podía evitar pensar en él. Le enviaba rosas cada semana. Y cuando ella le envió una tarjeta de rechazo, las flores se detuvieron de repente, como por arte de magia.
Aunque se sintió aliviada de que se hubiera alejado, se preguntaba por qué le había enviado flores tan insistentemente. Tenía curiosidad y le preocupaba en el fondo. Cuando él le entregó un ramo de margaritas hecho por él mismo, pensó que quizás podría tomarse una copa y sonsacarle algo.
Por lo pronto, lo siguió porque le dijo que tenía un buen trago. E incluso cuando llegaron a la entrada del hotel, asumió que irían a un bar.
—Prometamos algo. La próxima vez que nos veamos, si tú también lo deseas, te acostarás conmigo.
Y sí, se habían vuelto a ver, y ella necesitaba información sobre él, incluso por su misión. Él le había ofrecido una bebida primero, así que no era como si no hubiera anticipado esta situación.
Pensó que tomarían algo, charlarían, ella obtendría algo de información y la atmósfera se volvería naturalmente íntima. Pero, ¿de repente la trajo a una habitación? Algo se había saltado, era un desarrollo demasiado rápido.
—Y entonces, déjame llamarte ‘Izzy’.
Y justo como lo había predicho.
—Izzy.
Maxím ya había cambiado su forma de llamarla.
Como si el hecho de haberse encontrado, de que ella lo hubiera seguido y de que él la hubiera llamado Izzy, implicara que acostarse era lo más natural.
—Entra. ¿Vas a pasar la noche ahí?
Pfft. Una risa ahogada escapó de él mientras le extendía la mano. A pesar de su expresión ligera, su gesto era cortés.
Ella lo miró de reojo, él suavizó aún más sus ojos, acercándole la mano.
—No te voy a comer.
—…….De acuerdo.
Apenas su mano se posó tímidamente sobre su gran palma, él la escoltó hábilmente hacia el interior.
Así fue como lo siguió……
Clic.
Tan pronto como la puerta se cerró a sus espaldas, su espalda tocó la puerta. Oyó el sonido del pestillo cerrándose y su amplio pecho estaba justo frente a ella.
—¿Por qué……? ¡Hmp!
Al darse cuenta de lo cerca que estaba él y levantar la cabeza, sus labios fueron devorados de forma natural.
Sus labios temblorosos desaparecieron dentro de la boca de él.
Fue un beso voraz, que literalmente no se podía describir de otra manera que como si él la hubiera devorado. Como si saboreara una presa inmovilizada por sus patas delanteras, su lengua ágilmente se abrió paso entre sus dientes, atrapando los labios de ella en su boca.
Sorprendida, Easy intentó instintivamente apartarlo, pero cuanto más lo hacía, más profundizaba él el beso, chupando sus labios y pegando su cuerpo al de ella.
Sus labios, rígidos, fueron conquistados en un instante.
Chup, chup.
En sus oídos solo resonaba el sonido húmedo y pegajoso de las mucosas mezclándose, lejano y difuso.
Cuando Easy gimió débilmente por la falta de aire, sus labios, que estaban unidos, finalmente se separaron.
Haa, haa…
Con las puntas de sus narices rozándose, ambos jadeaban, sin excepción. El aliento que rozaba sus mejillas era tan caliente que quemaba.
—¿Por qué de repente…?
—Haa… ¿Me estás besando?
Choc.
Él seguía besándola con suavidad y rapidez, como si aún tuviera sed después de un beso largo.
—¿Pareció de repente?
Choc. Choc.
Antes de que ella pudiera responder, sus labios calientes se unieron dos veces más.
—Parece que mi paciencia ha mejorado bastante.
—Huuu……
—Verá, yo… he esperado mucho tiempo. Alguien me dijo que era conservadora, por eso……
Choc.
—No, he estado conteniéndome desde ese momento.
—Ahhh, hu…
—Y no he dejado de imaginarlo. Esto, contigo.
Choc, choc, choc.
El hombre susurraba con voz excitada y la besaba repetidamente, sin darle a ella tiempo para responder.
Easy luchaba desesperadamente por recuperar la cordura ante las palabras vergonzosas que él repetía y murmuraba, casi como si la estuviera hipnotizando.
—No me gustan los hombres groseros. Por favor, sea un poco más lento… más cortés, jmm.
—Lo juro, no podría ser más cortés.
—…….Eso es una locura.
¿Acaso no sabe lo que significa la palabra «cortés»? El rostro de Easy se perdió en la confusión.
—Si fuera por mí, ya la habría puesto boca abajo y la habría…… uhm, tratado como a una perra, pero me estoy conteniendo……. estoy actuando como un ser humano, ¿no?
Maxím, mientras soltaba esa falacia, se hundía diligentemente en su cuello. ¡Fff, un aroma a rosas flotó en el aire.
Mientras él delineaba con sus labios la curva de su cuello, como robándole el aroma, y la abrazaba más fuerte, pegando su cadera con sus brazos firmes, Easy alzó la barbilla instintivamente para liberarse.
—Dijiste que no te gustaban las rosas, pero usas jabón con aroma a rosas.
—No sé, solo usé lo que había en el alojamiento. El aroma… no lastima a nadie.
—Pero te hechiza, ¿no? Me está volviendo loco.
Confirmando sus palabras, él succionó con fuerza la piel sensible de su cuello.
Atrapada sin salida, Easy se retorcía incómodamente, incapaz de soportarlo.
—¡Ay!, en, entonces… cambiaré de jabón.
—En serio, no tienes ninguna coherencia.
—¡Ugh!, eso no le corresponde decirlo a usted, jefe… Recuerde cómo se comportó conmigo al principio.
Se encogió, cosquilleada, pero seguía replicando con precisión. No se equivocaba. Si pensaba en cómo había estado tan a la defensiva al principio, incluso apuntándole con el arma, esta situación ahora mismo era simplemente absurda.
—Por eso creo que encajamos mejor.
—Huuu, ¡ah…!
Después de mordisquear su cuello, él le mordió suavemente el lóbulo de la oreja, Easy jadeó fuertemente.
—Tienes las orejas sensibles, ¿eh?
Habiendo descubierto su punto débil de inmediato, él le llenó el pabellón de la oreja de besos, susurrando en voz baja.
—Señorita Isabel tampoco… tenía intención de acostarse conmigo esta mañana.
—Es que… no sabía que usted, jefe, aparecería hoy…
—Eso suena como si tuvieras la intención de «comerme» con solo aparecer.
—Es un malentendido. No quise decir eso… ¡Ugh!
—Parece que tenías muchas ganas, ¿no?
El hombre no solo tenía la costumbre de hablar a su antojo, sino que también interpretaba todo a su conveniencia. Sus labios, que se habían quedado en su oído mientras decía tonterías, bajaron por la línea de su cuello.
Choc, choc, choc.
Mientras besaba su clavícula como pintando un puntillismo y bajaba fluidamente hacia su pecho, Easy empujó su hombro firme.
—¿Por qué?
Él detuvo el beso y preguntó con los ojos medio cerrados, ella empezó a balbucear.
—Íbamos a… íbamos a beber. Vine porque dijo que había buen vino aquí…
—Haa… Cierto. Vino.
Ella era tan débil con el alcohol y seguía pidiendo vino. A pesar de su actitud cautelosa, había algo descuidado en ella.
Es linda, así que hagamos lo que quiere rápido. Maxím calmó su mente. Él tenía prisa, pero era como si ella hubiera aceptado a medias, así que no podía estropear las cosas ahora.
—Vamos. A beber.
—¡Ay!, es….. esto qué……
Ni bien terminó de hablar, Maxím la alzó como a una princesa y entró a zancadas en la habitación.
—¿No la usa solo usted? ¿Por qué esta habitación es tan… grande?
Easy preguntó, mirando a su alrededor desde sus brazos. La habitación era excesivamente lujosa para una sola persona.
En lugar de responder, Maxím la sentó en el sofá y sirvió champán de la mesa en una copa. Había dos copas, pero solo llenó una y humedeció ligeramente sus labios.
—¿Por qué no me da a mí…? Huuup.
Tan pronto como preguntó, él volvió a juntar sus labios. Ella se sorprendió y sus labios inferiores se abrieron un poco, dándole a él la oportunidad de verter el champán que tenía en la boca.
Con la lengua densa que se adentraba en su boca y las burbujas efervescentes, Easy sintió que perdía la cabeza. Justo cuando intentaba tragar el dulce líquido que había entrado en su boca, él lo tomó a medias con un oportuno chup.
—Tramposo.
El rostro de Easy se puso totalmente compungido cuando finalmente logró apartar sus labios.
—¿Por qué me lo quitó? Apenas bebí nada.
—Eres débil con el alcohol. ¿Piensas desmayarte otra vez?
—Pe… pero una o dos copas… estoy bien y lúcida.
—Lo sé, pero no soy tan canalla como para acostarme con una mujer que está dormida.
Maxím fue rotundo. Por más que ella intentara excusarse, él simplemente no cedía.
Dado que ya había llegado a este punto, no podía escapar. Sentía que necesitaría la ayuda del alcohol para hacer algo tan descabellado.
Pero este hombre travieso no le permitía ni siquiera ese pequeño lujo.
—Si quieres beber, quítamelo e intenta beber.
Ante esas palabras, en el instante en que Easy extendió su mano hacia la copa, Maxím la atrapó en el momento justo y se llenó la boca de champán, como si la estuviera provocando.
No se sabe qué la impulsó. Con la intención de no dejarse quitar nada, Easy fue la primera en acercar sus labios a los de él.
Luego, inclinó la cabeza y succionó más profundamente, tomando la mitad del champán que él tenía en la boca. Y, por si se lo quitaban, lo tragó de golpe.
—Bien hecho. Así es como se hace.
Madara Info
Madara stands as a beacon for those desiring to craft a captivating online comic and manga reading platform on WordPress
For custom work request, please send email to wpstylish(at)gmail(dot)com
Merry
Iiiiiiiiiiiii y yo pensando que no sucedería nada de estoooo jajajaj, muy interesante, gracias por el capítulo de hoy Asure! Que tengas una excelente semana