Batalla de Divorcio - BATDIV - Capítulo 117
Conde Therese le preguntaba a Daisy. No, para ser exactos, no era una pregunta, sino la asignación de una misión.
No era extraño, considerando que su verdadera vocación era ser una asesina.
—Jefe, la historia no es la misma que al principio. Easy dijo claramente que ya no haría eso……
—Rose, no te pregunté a ti, sino a Easy.
—… ¡Jefe!
—No me hagas repetir lo mismo. Me gustaría que te callaras un momento. ¿No es tu misión, verdad?
Rose protestaba con voz indignada, pero Conde Therese la interrumpió tajantemente.
Él parecía estar esperando una respuesta, pero Daisy seguía sin abrir la boca.
—……
—……
—……
Un silencio sepulcral llenó la habitación por un momento.
—De acuerdo, me he excedido. Admito que perdí la calma por un momento debido a la situación. Y recuerdo que dijiste que dejarías de matar a nadie.
Fue Conde Therese quien habló primero. También parecía aturdido, y continuó hablando mientras se frotaba el rostro.
—En esta situación, eres la persona en quien más confío, Easy. Solo te pregunté con la desesperación de quien se aferra a un clavo ardiendo. ¿Entiendes lo que siento?
—……
—Es una misión peligrosa. Sabrás de sobra que te aprecio especialmente. Si lo deseas, te eximiré de esta misión.
Se había dado la orden de asesinar a Maxim von Waldeck.
Era la orden que Daisy menos deseaba, pero al mismo tiempo, se le ofrecía una oportunidad oficial para retirarse.
—Bueno… podrías decir que no te sientes bien y te vas a un lugar para recuperarte. El Gran Duque te aprecia muchísimo, así que querrá que descanses mientras la situación política está revuelta. Justo como hoy. Si lo piensas, hay varias maneras de retirarse de forma natural.
¿Qué sería lo correcto?
¿De verdad podría yo matar a Maxim… no, a Max…?
—¿De verdad lo va a matar?
Ella esperaba que esa situación no llegara.
—Entonces, me dejaré matar dócilmente, supongo.
—Si tengo que morir, prefiero morir a manos de Izzy que de otro.
Él había dicho que era una tontería, ella esperaba que creyera esa tontería.
¿Podría ella traicionarlo?
Aunque fuera falsa, Waldeck era, sin duda, su familia para Daisy.
Daisy, que había permanecido en silencio sumida en sus pensamientos durante un rato, respondió como si exhalara un aliento contenido:
—… Lo haré.
Si no lo hacía yo…… lo haría otra persona.
Siendo así, mejor…….
—Lo haré yo. Pero deme algo de tiempo.
—¿De verdad estás segura?
—Sí.
Conde Therese pareció un poco sorprendido por la respuesta inesperadamente dispuesta.
Al instante, Rose, que dudó de sus propios oídos, se puso completamente pálida.
—¡Easy, tú de verdad…….!
—Usted también sabe que él es el capitán de las fuerzas especiales, Jefe. No es una persona común; es un monstruo.
A pesar de que Rose armaba un alboroto, Daisy la ignoró y solo dijo lo que tenía que decir.
Maxim era la persona que, por primera vez en su vida, había hecho sentir la derrota incluso a Daisy, la asesina as.
—Desde el principio, el príncipe heredero… debe estar pensando en lo mismo que nosotros. Y él no debe ignorar el riesgo de ser asesinado.
—Sí. Por eso te envié como Therese. Por si fuera peligroso. Es un punto válido.
—No mostrará ninguna debilidad si no es frente a mí. De todos modos, no hay nadie más que yo que pueda hacerlo. ¿Hay alguien mejor que yo en el clan?
Daisy miró directamente a los ojos de Conde Therese y añadió:
—Él es un gran orador, en interrogatorios es casi un experto. Ya es la segunda vez, y si fallamos y me capturan, ¿hay alguna garantía de que me maten de inmediato como a Noah? Si lo tocamos torpemente y me interrogan y confieso, como esta vez… no solo Rose y yo, sino toda la organización estará en peligro.
—Así que……
Conde Therese levantó las comisuras de sus labios y asintió.
—Para mi Easy, solo puedo decir ‘así que’. Por eso te aprecio. Hasta ahora, la as del clan era Lily. Quizás en juicio, superes a tu madre.
—Quizás. Con esto, mi habilidad también podría ser renovada, ¿no?
—Me gusta esa confianza. Me encanta. Mi Easy es diferente, sin duda alguna.
Él aplaudió, elogiando la decisión de Daisy.
—Sin embargo, yo tampoco puedo darte un tiempo ilimitado. Sería bueno fijar la fecha para el gran evento. ¿No te importa?
—No.
—Bien, entonces pensemos en ello y fijemos una fecha. Debes tener hambre, ¿cenamos primero? ¿Te quedarás a dormir hoy? He preparado una habitación para cada uno.
—No.
Daisy se negó de inmediato.
—Regresaré a casa.
—¿Por qué?
—Porque me incomoda cambiar de cama. Y tampoco traje ropa para cambiarme.
‘Tengo que dormir en casa. Además, hoy es lunes’
Daisy no era muy partidaria de pasar la noche fuera. Si recordaba las ocasiones en que, al principio, las noches que su esposo pasaba fuera le habían causado malentendidos y preocupaciones, llegando incluso a cometer grandes errores… ahora mismo le daba tanta vergüenza que quería patear la sábana.
Y no solo eso. Tampoco quería dormir sola en una cama grande.
Se había acostumbrado a tener a alguien al lado y sentía que no podría conciliar el sueño. Por supuesto, su esposo, que tampoco podía dormir bien sin ella, estaría en la misma situación.
—Entonces, me retiro.
Aunque el tiempo que se le daría no sería largo, Daisy tenía un lugar al que regresar.
Un lugar donde estaba su puesto, y también el más cómodo. Y un lugar donde la esperaba alguien.
No importaba que no fuera un lugar especial. Simplemente importaba que fuera su hogar. Daisy pensaba así.
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—Easy, ¿de verdad lo vas a hacer?
Rose, que caminaba por el jardín al salir de la mansión de Therese, preguntó en voz baja.
—Sí.
—¿Estás bien? Ah, vamos, ¡solo salte de esto! ¡Tú, vieja, ¿qué te creíste que te decía tu hermana?! Te dije que tu vida es lo más importante, ¿sí o no? ¿Qué eso de «causa mayor» y todo lo demás? ¡Es solo un lavado de cerebro que hemos recibido desde que éramos pequeñas!
—Supongo.
—Oye, ya te has esforzado lo suficiente. Por las noches, aguantando a ese tipo; por las mañanas, despreciada por esas malditas nobles. ¿Has estado ocupada? Si dices que te sales, te jubilarán de inmediato y te darán tu liquidación. Con ese dinero, montemos una pequeña tienda. Piénsalo de nuevo, ¿sí?
Rose no podía entender la decisión de Daisy y no dejaba de interrogarla.
Sin embargo, Daisy seguía en silencio, caminando solo hacia adelante.
—Di que no ahora mismo. Si le vuelvo a decir al jefe……
—Rose, ¿tienes miedo?
—Pues claro que sí. ¿Tú no? ¿Después de ver la cabeza de Noah hecha pedazos, sigues así?
—Está bien. Tú simplemente salte de esta misión.
—¿Qué?
—Ya basta, sal de Waldeck.
Rose se detuvo en seco, y Daisy también se detuvo con ella.
—Yo le daré una excusa a Max. Dejemos el trabajo de sirvienta. Tú, por naturaleza… eres un personaje loco por los hombres. Y le dije que aprendí todas las técnicas sexuales de ti. Así que diremos que te fugaste con un hombre.
Rose puso una expresión de asombro.
—¿Estás loca?
—Rose, esto es muy peligroso. ¿No es tu ambición en la vida vivir una vida de mierda y ser longeva? Solo yo tengo que hacerlo. No quiero que tú te involucres.
Rose la miró con los ojos muy abiertos, como si estuviera perpleja.
—Oye, ser tan buena es una enfermedad. ¿Quién en el mundo quiere morir? ¿»Hija de la divinidad», «santa de Antika» y todo eso? ¿De verdad te has contagiado de la enfermedad de la santa?
—No.
—Entonces, ¡salte! ¿Tienes miedo de que el jefe se enoje contigo? Solo hablas por hablar, pero al final siempre dices «sí, sí». No puedes rechazar lo que no quieres, eres un verdadero tonto. ¡Eso no es ser buena, es ser un tonto, un imbécil!
—¿Será?
—Sí, tonta como un hacha. Si tú no puedes retractarte, tu hermana mayor lo hará de nuevo. Tú solo quédate callada.
Rose intentó arrastrar la muñeca de Daisy, que estaba de pie sin reaccionar, para volver a la mansión, pero Daisy se resistió a ir.
—Ven conmigo. ¡Voy a volver con el jefe y…….!
—No voy.
—¿Qué?
—No voy a retractarme de mi decisión. Así que, Rose, mejor tú salte de esto. Sé muy bien que no puedes ni matar un insecto. Eres inútil.
—¿Inútil? ¿No te parece que te pasaste un poco? ¿Quién crees que te ayudó a aguantar en Waldeck hasta ahora?
—¿Pasarme? ¿Dije algo incorrecto? Siempre he trabajado sola, ¿sabes? Honestamente, incluso en Waldeck, me molestabas. Si tienes miedo, no te quejes tanto y lárgate, porque solo eres ruidosa y fastidiosa.
Daisy habló con la intención de ser hiriente, y Rose se quedó aturdida.
—¿Y quién va a morir? Yo no voy a morir.
Ella no quería perder a Rose también.
Ni siquiera si tenía que mentir.
Por favor, al menos Rose. Deseaba que, tal como ella había dicho, viviera una vida de mierda y regresara con muchas historias que contar.
—Nunca he fallado. Así que no te equivoques.
Quizás este sería su primer fracaso. Aun así, sería más grato que un éxito.
—Dijiste que dejarías de matar e irías al cielo.
—¿Ir yo? No, qué va. Solo era un deseo.
Incluso si fallaba a propósito y terminaba en el infierno, estaba segura de que no se arrepentiría tanto como si lo abandonara y huyera.
La razón de un sentimiento tan ilógico…
Aunque le daba vergüenza admitirlo por lo patética que le parecía…
Probablemente era porque se atrevía a amarlo.
—¡Maldita sea, todas las que se la dan de muy listas se confían y acaban muertas! No te arrepientas después.
—No lo haré. Ni me confío, ni me arrepiento.
Daisy se sacudió la mano de Rose y caminó hacia el coche.
—¡Esa… loca! ¡Espera!
Rose suspiró profundamente y luego corrió como una desquiciada para pasarle el brazo por los hombros a Daisy.
—Te dije que te salieras.
—No sé, maldita sea, ¡tampoco te sigo porque me caes bien!
Al verla refunfuñar con el labio inferior estirado, no pudo evitar sonreír.
—Dejé mi equipaje en Waldeck. Pienso empacarlo mientras lo pienso.
—Yo te dije claramente que te salieras.
—Tengo que vigilarte.
—¿Vigilarme de qué?
—Si me traicionas a mitad de camino y cambias de opinión, no solo el Clan, sino también yo, estaremos jodidas.
¡Qué mujer tan insoportable!
Aunque fingía lo contrario, parecía decidida a abrazar este infierno junto a ella.
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Merry
Aaaaaaaah nooooo Maxim!
Que tanto sabe realmente de Daisy, que se me hace que ya la conocía 🤭 gracias por los capítulos Asure! Bonito fin
Merry
Aaaa! Que pasará! Que tanto sabe Maxim de Daisy 🤭 muchas gracias por los capítulos Asure