A mi primer amor, con pesar - 6

El hombre alto, que estaba de pie en el extremo del acantilado blanco que abrazaba la playa, estaba tan lejos que su rostro no se veía bien. Pero el cabello rubio ligeramente desvanecido por el sol era un color que jamás podría olvidar.

—Lady Evelyn, ¿se encuentra bien?

La voz con la que la llamó era extraña. Quizás porque no había escuchado la voz de Ethan después de que terminó su cambio vocal. Sin embargo, su tono, a la vez formal y sutilmente cínico, era sin duda el de Ethan Fairchild.

El Príncipe Heredero que estaba sentado en las escaleras se levantó y lo miró. Estaba visiblemente molesto, con el ceño fruncido. Que Ethan se preocupara por el bienestar de Eve significaba que él lo veía como un rufián que acosaba a una mujer.

Lo era, pero ¿por qué la molestia?

—La Lady y yo estábamos conversando. Estoy bien, puedes irte.

El hombre intentó echar a Ethan, tachándolo de intruso que interrumpía una cita ajena, pero él no se dejó convencer fácilmente.

—Alteza, por si no lo sabe, aquí la regla es no molestar a la Duquesa cuando está pintando sola.

—Y es de sentido común que un caballero no actúe de forma que pueda ser confundido con un rufián, ¿no es así?

Con un par de ojos vigilantes presentes, Eve ya no tenía por qué seguirle el juego a ese tipo.

—Esa no era mi intención, pero fui poco considerado, Lady.

El Príncipe Heredero finalmente se retiró a la cima del acantilado. Para entonces, Eve había perdido toda la inspiración y el deseo de pintar, por lo que recogió sus materiales.

Mientras subía la pendiente del acantilado sola, cargando el bolso, el lienzo, el caballete y con la sombrilla bajo el brazo, el sonido de unos pasos grandes acercándose resonó. Pronto, frente a ella, apareció un par de zapatos viejos de hombre, cubiertos de polvo blanco de tiza.

La última vez que se vieron fue antes de que Eve se fuera al internado, es decir, hace más de cinco años. Era imposible que el aspecto del otro fuera igual al de sus recuerdos.

¿En qué tipo de hombre se habría convertido Ethan?

En el momento en que levantó la cabeza, llena de curiosidad, sus ojos se encontraron con los de un extraño perfecto con un rostro familiar. Eve, aturdida, retrocedió un paso sin querer.

… ¿De verdad este hombre es Ethan?

El tiempo de Eve se había detenido en el pasado, pero el tiempo de él parecía haber seguido adelante solo. La línea de su mandíbula, antes fina, se había vuelto firme, y su cuerpo, antes larguirucho, solo alto, se había transformado en uno tan corpulento que era desconcertante saber dónde mirar.

¿Podría seguir llamándolo Ethan, o ahora sería más apropiado llamarlo ‘Señor Fairchild’?

El tiempo cambia muchas cosas. Convierte a un niño en un hombre, y a una niña en una mujer. Entonces, ¿en qué se convierte un amigo de la infancia?

El tiempo que había pasado entre ellos creó un abismo distante entre un hombre y una mujer. La distancia que parecía infranqueable provocó un vértigo vertiginoso que nunca antes había sentido en este sendero del acantilado. Eve se estremeció con la sensación de que todo su cuerpo se derrumbaría y caería en la grieta invisible entre ella y Ethan.

¿Por qué me pasa esto?

Por su parte, Ethan también parecía sentir vértigo. Ella se reflejaba en sus ojos temblorosos.

El mar de Ethan se tragó a Eve. Como la tierra blanca del acantilado se disuelve en él, el mar debajo es de color gris azulado. La gente decía que era demasiado poético para su posición decir que los ojos de Ethan se parecían a este mar, pero no decían que fuera incorrecto.

Pero si dijera que hoy vio llamas ardiendo en los ojos de Ethan, todos dirían que fue una alucinación.

Ethan también estaba hipnotizado, como cualquier hombre que se encontraba con Eve, pero no se veía tan tonto como ellos. Por el contrario, era la primera vez que a Eve le costaba tanto no poner una expresión de tonta.

—No hacía falta que bajaras.

Y para colmo, una tontería saltó de su boca.

—Ah, a mí también me van a confundir con un rufián.

Ethan le quitó la carga de ambas manos a Eve e inmediatamente le dio la espalda. Una espalda ancha y masculina, tensando la camisa.

Mientras lo seguía, subiendo, Eve acarició disimuladamente el lugar donde sus dedos se habían encontrado. Por un instante, sintió como si una corriente eléctrica hubiera fluido de Ethan hacia ella.

Al final de este camino, tendrá que volver a mirarlo a la cara, ¿qué debería hacer?

La extraña preocupación, inusual en ella, se resolvió sola. Al llegar a la cima del acantilado, se encontró de nuevo con el Príncipe Heredero de Rosenholm.

—¿Está esperando el auto de Harry?

A la pregunta de Eve, el Príncipe Heredero de una nación se rebajó al nivel de un niño de preescolar esperando a que su mamá lo recogiera.

—El auto de Barón ya regresó a la mansión.

A eso se unió Ethan. El Príncipe Heredero se acercó a Eve, ignorándolo descaradamente como si no lo viera ni lo oyera.

—No podía dejar a la Lady sola en este lugar peligroso.

—…….

Ethan, que estaba cargando los materiales de pintura en la parrilla de su motocicleta, se giró para mirar a la molesta garrapata descarada. Lo miró con ojos que querían golpearlo. Al ver un reflejo de sí misma, Eve no pudo evitar sonreír.

—¿Peligroso? Y no estoy sola. Tengo a un vecino de confianza cuidándome.

—Ah… confiable….

El Príncipe Heredero sonrió con amargura y le tomó la palabra. Estaba a punto de desacreditar al vecino de buen corazón, pero en el momento en que Ethan se interpuso, se quedó sospechosamente callado.

—Lady, lamento molestar al Duque, pero ¿podría decirle que le daré mis saludos mañana? Ha surgido un problema urgente con el faro.

—¿Qué problema?

—Hace un momento, unos lunáticos dispararon contra la linterna del faro.

Era fácil adivinar quiénes eran esos lunáticos. Eso significaba que los disparos que habían escuchado en la playa no eran para cazar pájaros, sino para ‘cazar’ el faro.

—¿Dispararon contra un edificio habitado por personas?

Por muy loco que estuviera Harry, no era un asesino. De niño, le había gustado mucho el viejo farero y a menudo lo seguía, ¿por qué habría llegado a ese extremo?

—¿Señor Robinson está a salvo?

—Sí, el abuelo está a salvo, pero la luz del faro no corrió la misma suerte.

—Entonces, ¿qué pasará esta noche?

—Necesito reparar la instalación eléctrica dañada de inmediato, pero me falta algo y voy a comprarlo. Con eso reparado, pasaremos la noche sin problemas, pero si no cambiamos los cristales rotos, la maquinaria se corroerá por la salitre, y tendremos que reemplazar la lente que tiene balas incrustadas y grietas… Haa… primero tendré que informar del incidente a la Oficina de Seguridad Marítima.

—El vandalismo de propiedad pública es un crimen. ¿Viste los rostros de los responsables?

—Sí, los vi.

El Príncipe Heredero, que hasta ese momento había estado escuchando con una expresión de pesar como si no fuera su culpa, palideció.

Aunque Harry lo instigó, él también había participado en un crimen. Y eso en un país extranjero.

Aunque no sería castigado por ser Príncipe Heredero, era solo cuestión de tiempo que llegara a oídos de la Reina de Mercia, luego el rumor se extendería por todo el continente.

El futuro Rey de Rosenholm es un vándalo.

El hombre, al borde de ser marcado como una persona non grata por el gobierno y la realeza de un país vecino, movía los ojos rápidamente. Probablemente estaba buscando una manera de salir de este aprieto.

—Llama a la policía de inmediato e informa los nombres de los culpables a la Oficina Costera.

Cuando Eve arrinconó aún más al culpable…

—Lo haré, pero la reparación es lo primero ahora.

Ethan, que era muy rápido para captar la situación, le tendió un salvavidas al Príncipe Heredero.

Era el momento. Eve, de forma inusual, actuó con nerviosismo, y Ethan recitó la extensión del daño. Ambos, alternando sus palabras, revelaron su propósito en común.

—Dijiste que ibas a comprar lo necesario para la reparación, ¿verdad? Yo pagaré el costo. No, de todas formas, estaba a punto de donar al fondo del faro, así que esto viene bien. Pagaré todos los gastos de reparación.

—¡Ah, no! Yo pagaré.

El hombre, que había reconocido el salvavidas con gran rapidez, se aferró a él. En ese instante, Eve se quitó la máscara.

—Me parece una excelente idea. Si lo hace, le prometo que guardaremos el secreto a la Reina, que es mi amiga.

El hombre se dio cuenta de que había sido manipulado, pero ya era demasiado tarde. Sacó su cartera y garabateó la cantidad de la compensación en un cheque, como si solo quisiera huir de esa situación.

—Mmm…

—Vaya, no sabía que la Familia Real de Rosenholm estaba en posición de recibir donaciones.

Al ver que los dos observadores mostraban su desaprobación, él dudó y añadió un número al inicio de la cantidad. Ethan, quien recibió suficiente dinero para reemplazar toda la maquinaria del faro y se lo guardó en el bolsillo, se subió a su motocicleta como si no hubiera nada más que hacer.

Eve observó ese movimiento brusco con una sensación de aturdimiento. El momento en que se habían confabulado con Ethan, planeando una estrategia solo con la mirada y actuando perfectamente al unísono como ‘cómplices’, había sido extrañamente emocionante.

Sin embargo, que se fuera así tan pronto como terminaron de conspirar… Eve, que solía sentir repulsión incluso al respirar el mismo aire que un hombre, sintió incluso una punzada de tristeza al verlo marcharse con tanta frescura. Entonces, él se giró y le extendió la mano.

—Lady Evelyn, la acompañaré.

Esas palabras corteses, que solía escuchar de niña, ahora le cortaban la respiración.

Dios mío, ¿qué me está pasando?