A mi primer amor, con pesar - 12
—Yo también te lo advierto de antemano. Si mi padre, el miedoso que teme a nuestra diferencia, es tu miedo, entonces huye ahora mismo. Y no vuelvas a aparecer frente a mí.
En ese instante, Ethan abandonó los pasos que mantenían su lugar con firmeza. Esos últimos tres pasos hacia Eve no fueron tanto caminar como abalanzarse sobre ella.
La abrazó como para destrozarla, tal como en el sueño, y devoró sus labios como si fuera a comérsela. Estaba más caliente que cualquier sueño.
Aunque robaba y volvía a robar esa carne dulcísima y enloquecedora, el hambre por esta mujer no se calmaba. Chupó y mordisqueó el labio inferior, pero solo lograba que el hambre lo volviera loco. Parecía que iba a llegar hasta el final esta misma noche.
‘Hoy es solo la primera vez, no la última. Retirémonos solo con esto.’
Su razón le dijo esto, pero la rebeldía brotó de repente.
‘Estoy harto de contenerme.’
El deseo, que solo esperaba que se le levantaran las prohibiciones, se abalanzó sobre Eve como un potro desbocado.
Ethan introdujo profundamente en el espacio entre sus dientes la lengua que antes solo lamía de forma provocadora el interior de sus labios. Eve se sobresaltó por la sorpresa, pero abrió aún más la boca, como si quisiera que él le diera de comer hasta el último trozo de lengua.
Frente a esos ojos provocadores. La idea de que debía ser considerado con una mujer que decía que era su primer beso se había evaporado porque esos ojos ardían como fuego.
La lengua que lo había estado tentando al juguetear con el humo del cigarrillo lo envolvió. Los pelos de su cabeza se erizaron. La sensación de piel de gallina que subía por la nuca delgada que Ethan había agarrado era vívida.
Las masas de carne humedecidas por la saliva se entrelazan y frotan. Como si dos cuerpos desnudos y sudados se apilaran y amasaran.
Quería ver la desnudez de Eve. Quería rasgar su piel con la suya para ser el primer y el último hombre. Quería ver a la noble lady gemir y clamar bajo su cuerpo plebeyo y, finalmente, derrumbarse por el placer que no se puede comprar con dinero, el que solo él podía darle.
Así quería poseer hasta el momento más íntimo y vulnerable de Evelyn Sherwood.
Él había nacido siendo una cría de bestia vulgar. Se había quitado la máscara de intelectual con un solo beso.
Ethan apretó aún más el cuerpo ya pegado a él, incrustándolo en su abrazo. Sintió la sensación de su pecho siendo aplastado contra el suyo. Era vertiginoso y provocador. A partir de entonces, las manos de Ethan no pudieron quedarse adheridas a un solo lugar.
—Mmm…
La dama de alta cuna gimió dentro de su boca. Volvía a enloquecer más al hombre, pero luego retrocedía.
‘¿Piensas echarte para atrás ahora? Eso no es posible.’
Ethan, una vez que mordía, no soltaba. La atrajo de vuelta hacia él, como si no fuera a tolerar su escape, y apretó los brazos que tenían ceñido el cuerpo femenino.
¡Chup!
Pero Eve giró la cabeza y sus labios se separaron.
—Haa, modera un poco tu fuerza.
—Lo siento. Es que aguanté demasiado.
… ¿Agantó demasiado? Entonces, ¿desde cuándo me había puesto en su corazón? No hubo tiempo para preguntar.
Ethan agarró la parte trasera de la cabeza de Eve con una mano y volvió a pegarse a sus labios. Lo de que era su primer beso no era mentira. El hombre, que continuamente la empujaba hacia atrás con su peso, pronto descubrió el truco por sí mismo.
Pero no aprendió el autocontrol. Una pasión sofocante y tenaz brillaba en sus ojos. Parecía una bestia enloquecida que no veía a nadie más que a Eve.
De repente, la imagen de ese hombre completamente desnudo, saltando salvajemente como un animal sobre ella, se dibujó ante sus ojos. El cuerpo de Eve se estremeció, como si un pincel tosco le hubiera raspado la piel.
Quiero verlo. Quiero sentirlo.
¿Qué pasaría si entraran a cualquier habitación de hotel con Ethan y no salieran hasta el amanecer? Quería teñir su lienzo con el color del hombre.
Si no hubiera un mañana, habría vivido el presente impulsivamente. Pero si actuaba precipitadamente y su padre los descubría, su plan de fuga mutuo podría convertirse en un trozo de papel mojado.
Mientras se dirigía a casa en la motocicleta, Eve finalmente se apoyó con naturalidad en la ancha espalda de Ethan.
‘¿Me enamoré de Ethan?’ ¡Ni pensarlo! Un sentimiento tan intenso no podía ser algo tan simple.
—Lady, ¿alguna vez se ha enamorado?
Sí.
Ahora.
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Se despidió de Eve en el lugar más recóndito del jardín de la mansión del Duque.
Debía irse antes de ser descubierto, pero Ethan no podía mover los pies incluso después de que ella entrara a salvo en la casa. Temía que en ese instante, este sueño fantástico se rompiera.
Solo cuando se quedó solo, rememoró el momento que no se dio cuenta de que era el punto de inflexión donde su destino cambiaba.
—¿Me permites tomarte prestado esta noche?
‘Así es como pide una cita Duquesa Kentrell, ¿eh?’
Era un cortejo tan arrogante que ningún hombre se habría atrevido. Sin embargo, en lugar de herir su orgullo, sintió que sus hombros se ensanchaban.
‘¡Nada menos que la Duquesa me desea a mí, un ser humilde!’
La razón por la que la constitución estipula que ‘todos los seres humanos son iguales’ es porque fuera del código legal, no todos son iguales en la realidad.
Lady Evelyn y Ethan Fairchild son especies diferentes, como un humano y un perro. El amor entre especies distintas es un tabú repugnante.
Él pensaba que Eve lo consideraba solo uno de los muchos empleados que pasaron por su vida: el hijo de la niñera, el compañero de juegos de la infancia.
Pero, ¿ahora lo ve como un hombre?
Mientras el príncipe heredero de un pequeño reino, el heredero de un magnate, y los nobles que pisoteaban y trataban a Ethan como a un gusano, se arrastraban por el suelo como bichos para tomar a Lady Evelyn como esposa, esa noble señorita lo había elegido a él.
Sentía que le había dado una bofetada a esas crías de insectos bañadas en oro.
Por supuesto, la sensación de estar volando sobre las nubes, incluso al conducir la motocicleta por el camino rural, se debía principalmente a que había logrado un amor platónico de mucho tiempo.
—Para mí, este amor tampoco es superficial.
‘Amor’, había dicho. ‘Me ama’, había dicho.
El pecho de Ethan se agitó incontrolablemente.
Pero, ¿por qué de repente me ve como un hombre? ¿Qué hice yo para que ese corazón de señorita exigente me aceptara?
No podía entenderlo. Debería ser por las mismas razones que las otras mujeres que le coqueteaban, pero el problema era que Eve no le parecía igual a las otras mujeres.
‘¿Será un sueño que estoy teniendo en coma después de recibir un disparo de Harry el canalla?’
… ‘Esto es lo que tiene más sentido.’
No lo sé. Si es un sueño y se despierta, solo tiene que maldecir a gritos mientras se echa agua fría encima, como siempre, y volver a su vida diaria como si nada hubiera pasado.
Desde luego, el éxtasis no duró tanto. Tan pronto como llegó a su casa desgastada por la brisa marina, bajó de las nubes y puso los pies en la tierra.
La casa estaba sumida en la oscuridad. ¿Se habría ido Becky a dormir ya?
Solo entonces se dio cuenta de que no había cenado con su familia en el primer día de su regreso. Al menos debió avisar que llegaría tarde. Lo había olvidado, completamente embelesado por Eve.
La mirada de él, retorcida por el sentimiento de culpa, se dirigió hacia el faro, que estaba brillantemente iluminado.
—Volviste antes de lo que esperaba.
Subió al faro y el anciano, que estaba parado en el balcón debajo de la sala de la linterna, lo saludó y a la vez lo amonestó sin apartar los ojos de los prismáticos.
—Lo siento.
—Debes estar agradecido de que haya tantas personas que quieran verte. A cambio, consuela bien a Becky mañana.
—Sí, lo haré.
Pudo ver cómo el aparato de iluminación giraba sobre su cabeza, pero Ethan no pudo evitar preguntar:
—¿Los técnicos del Ducado lo repararon todo y se fueron?
El abuelo asintió solo con la cabeza, aún con los ojos puestos en el mar.
—¿Y las lentes?
—Tomará tiempo reemplazarlas. Con ese estado aguantará por un tiempo, sin problemas.
—Si no quieren que se corra el rumor entre la alta sociedad con hijas de que Harry es un canalla, se darán prisa en traerlas.
—Eso es verdad.
—El Duque me pidió que te transmitiera sus disculpas.
El abuelo no tuvo ninguna reacción. Tampoco parecía estar observando los barcos que navegaban en el mar nocturno. Su mirada estaba fija en el mar negro donde la luz del faro no alcanzaba.
‘¿En qué estará pensando?’
—Ethan.
El farero, con un cuerpo robusto que seguía siendo firme a pesar de haber sido desgastado por los años como el faro, finalmente miró a su nieto mientras se hundía en una silla oxidada.
—¿Barón Langdon te amenaza con un arma habitualmente?
—Si fuera así, uno de los dos, o yo o Harry, ya no estaría en este mundo.
El abuelo también se dio cuenta de la razón por la que el hijo del Duque había disparado salvajemente contra el faro.
Porque quería dispararle a Ethan, pero no podía.
—Así que provocar el orgullo de Barón yendo a la misma universidad puede ser un motivo para querer matar a alguien.
—…
—Pero dudo que seas el único estudiante en Kingsbridge que hiere el orgullo de Barón. El hecho de que hayas sido aceptado en la misma universidad debe ser solo la primera fisura.
—¿Está diciendo que Harry me odia por otra razón?
El anciano asintió con su cabeza de barba blanca y espesa, llevando la boquilla de una pipa encendida a sus labios.
—¿Por qué, demonios…?
La razón más común que se le ocurría era el celos. Y la subsiguiente inferioridad. Pero no podía evitar burlarse.
‘¿Por qué me envidiaría a mí, un don nadie, alguien que lo tiene todo?’
Asure: Mucho crossover con Intenta rogar y Mi Amado …. (lugares)
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